Jardines (2)

Está comprobado: basta que hagas idea de algo para que el universo confabule en tu contra para impedírtelo. Yo quería comenzar hoy mi hibernación-de-verano, antigua costumbre familiar creada por mí este año, meterme en la camita temprano y no volver a salir hasta que el sol saliera por el lado que no es (jamás sabré cuál es cuál). Pero nooooo, mi reloj interno o la mierda que fuera no estaba dispuesto a dejarme descansar como un animal y había decidido desvelarme cuando apenas había deshecho la cama. Y así acabo en los jardines: aprovechando una noche cálida, dando vueltas como tonto, esperando a que se me cansen las piernas y pueda conciliar el sueño en menos de un millón de días.
- ¡Quiero mi camaaaaa!- lloriqueo. Esto es un despropósito. Quiero dormir. Mucho. Y ya.

Una presencia me sobresalta. Bueno, al menos no soy el único que no puede dormir hoy. Me vendrá bien un poco de compañía. Si es aburrida, mejor. Y si es soporífera, ya inmejorable.

-Sí, lo soy- respondo correspondiendo a su sonrisa, pero... hay algo en ella que no me gusta. Parece que, cuando sonríe así, hay algo que sabe y tú no. La gente inteligente me pone nervioso. Alargo una mano hacia él-. Narbe Meister, un placer. ¿Tú también eres uno de nosotros, compañero?- aunque, a juzgar por su aspecto, podría ser el maldito rey del mundo. Me siento al instante pequeñito y sucio, como si no mereciera estar en su presencia. Sonrío ampliamente para ocultar mi inseguridad, pero involuntariamente me cuadro para ocupar más espacio. Como si mi tamaño fuera a impresionar a alguien así.

Me siento enrojecer en cuanto escucho su nombre. Bueno, en realidad su título porque, si bien eso de Darvenwish me quiere sonar, no acabo de ubicar por completo qué he oído de él. Pero es un líder, y a los líderes hay que respetarlos. Y más si te miran con esa sonrisa de... gato comiendo canario.

-Lo... lo siento, señor. No lo había reconocido- titubeo un poco, pero supongo que le debo una disculpa. Es un hombre muy importante y no lo debo molestar. Aunque recuerdo aún el cumpleaños de Nagorr y lo amable y divertido que fue. Igual este hombre es igual de simpático. Con un poco de suerte, su cumpleaños será pronto y podremos celebrar otra fiesta. Yupi.

- Esperaba cansarme un poco. No podía dormir y necesitaba un poco de ejercicio... ¿Y usted?- dudo un segundo antes devolverle la pregunta. ¿Es lo correcto, o aquí es él el que hace las preguntas? ¡No tengo ni idea de protocolo! Lo más cerca que he estado de la realeza es en la cochiquera de mi vecina, porque su cerdo se llamaba Majestad Hocicos. Decía que si se les trataba bien, luego sabían mejor. ¡Pero él es un jefazo de verdad! Y si no le caigo bien, me puede dejar sin fiesta.

Ay, pobre hombre. No sabe reírse. Durante un segundo creo que se está atragantando hasta que caigo en que ese sonido es una risa. Se puede ser uno de los hombres más poderosos del mundo y aun así no poder reír. Es un poco de consuelo para el pueblo llano, ¿no?

Habla como se lee un poema. Me siento totalmente pequeño cuando se mueve a mi alrededor, como si estuviera cayendo en una trampa. Puede que no sea el más espabilado de Brontë, pero odio sentirme tan estúpido. No sé qué contestar.

-El calor no es un problema... No cuando has vivido en Ignis. Es sólo que a veces no logro conciliar el sueño. ¡Pero es muy amable! Es solo... eso. Estar rodeado de tanta gente lejos de casa en ocasiones desvela.

Comienzo a relajarme. Al parecer todos los líderes, incluidos los tan-listos-que-dan-miedo, son buena gente y amables y todo. Guau. Por algo son líderes, ¿no? Tienen que saber hacer que las tropas los sigan.

Alzo la cabeza y miro al cielo. Siempre que hablo de Ignis se me hace un nudo en el estómago, pero mirando las estrellas logro deshacerlo. Esos puntitos brillantes lucen en todas partes.

- Supongo que sí es nostalgia en parte. Nunca había estado tanto tiempo lejos de casa. ¿Usted no echa de menos su hogar a veces?- su último comentario me deja un regusto extraño-. ¿Supone que es seguro? Si un gran jefe como usted no lo tiene seguro, ¿quién puede tenerlo?

Quién lo hubiera dicho. Jamás hubiera pensado acabar esta noche haciendo migas con el líder caeruleus. Eso me lleva a pensar que quizás debería intentar conocer a la líder flamma. Presentar mis respetos o algo.

- Vine a lo que venimos todos, ¿no? A buscar algo de acción- aunque creo haber notado cierto reproche en su voz, no puedo evitar sonreír con total amplitud al responder-. Echo de menos mi casa, pero no dejo de ser un guerrero y mi lugar es la guerra. Si yo estoy lejos de mi familia es que los problemas también lo están.

Suelto una carcajada.
- A veces somos los propios guerreros la causa de la inseguridad en Brontë. Unos brazos fuertes no tienen por qué ir unidos a un cerebro que los maneje. Se ve cada cosa por ahí...

FdR: Mañana, la malvada bruja del oeste vendrá a despertarme a las siete y media, ¿te importa si lo pausamos, Lieber? No pienso desaprovechar lo majo que está siendo herr Látigos conmigo.

Por supuesto, las palabras del flamma sobre qué lo había traído a Brontë no se desencaminaban mucho de la primera impresión del líder. Un tipo bastante llano, sin duda.

—Un guerrero de nobles sentimientos, bien, bien... —Comentó con una sonrisa divertida. Luego continuó escuchándolo y forzó un gesto de curiosidad. Y tantas cosas que uno podía ver...

—Vaya, ¿lo dices en serio? Lamentablemente mis deberes me tienen bastante recluído durante las horas que los guerreros se dedican a salir de sus habitaciones. ¿Crees que alguien concretamente podría resultar un problema? ¿O es que ha pasado algo? —Preguntó con tono entre responsable y curioso, como si mantuviesen una amigable charla durante el té.


FdR: Vale, descansa entonces. No hay prisa uwu Pausamos pues.

Mis pasos eran mudos sobre la hierba que cubría los vastos jardines de Brontë, al contrario que el constante sonido que producía mi tridente al golpear el suelo, a modo de bastón. Llevaba puesto mi vestido favorito de color escarlata, que hacía juego con el lazo que recogía mi pelo.

La brisa acariciaba mi cara con ternura, aún tras un año en Brontë no estaba acostumbrada a tanto contacto con el viento. Miré a mi alrededor, no había absolutamente nadie en los jardines. Inmediatamente, y sin ninguna razón, miré hacia arriba, hacia el cielo. Sentí un escalofrío y decidí seguir con mi marcha.

*Caminando*

Tras el desafortunado, aunque no excesivamente, encuentro con Dehnel, decido regresar al palacio a resguardarme de la suave lluvia. Entonces distingo una sombra de peqeño tamaño, y enseguida comprendo que se trata de algún parvus. Sin embargo, al acostumbrarme, no me topo con ninguno de los que esperaba, sino con, si mal no recuerdo, Elektra...
Frunzo el ceño, pensativa. He visto a esta chica antes, hace mucho ya, y escasas veces. No sabía que siguiera por aquí. Quizás se marcho y ahora ha vuelto. Ante todo, es curioso.

-Hola -saludo, acercándome sin ocultar mi mirada de curiosidad-. Era Elektra, ¿no?

Seguía con mi paseo cuando unas largas piernas aparecieron en mi camino. Alcé la cabeza rápidamente y me encontré con una cara familiar. Oí mi nombre y asentí.

- Ese es mi nombre - sonreí algo orgullosa, parecía increíble que se acordase de mi nombre cuando yo ni me acordaba de ella.

Volví a mirarla de pies a cabeza, tenía cuerpo de ser una buena guerrera. Sin embargo, no logré recordar ni donde ni cuando conocí a esa chrysos.

- ¡Vaya! No contaba con que te acordases de mi nombre después de tanto tiempo - Exclamé manteniendo la sonrisa que desde el principio estaba en mi cara -. Me alegra que hayas sobrevivido durante este tiempo.

Parezco haber acertado en el nombre. Es un alivio comprobar que mis facultades continúan casi perfectas, aunque si intento precisar el lugar en el que nos encontramos no logro ubicarlo con nitidez. Quizás en el observatorio...

-Me gusta recordar los nombres de la gente -. Asiento para apoyar mis palabras-. Yo soy Alehyss, por si tú no lo recuerdas.

La examino unos instantes, curiosa. Su forma de alegrarse de que siga viva es algo escalofriante. Es cierto que en la guerra morir es siempre una posibilidad, pero plantear con tanta calma mi propia muerte se me hace algo bastante frío...

-Soy dura. No se me mata tan fácilmente -. Enarco entonces una ceja, observándola-. La que parecía haber desaparecido eras tú. ¿Acaso te fuiste una temporada de Brontë?

"Alehyss... Un nombre que ha de quedarse grabado en mi mente." Había algo en ella que me llamaba la atención, pero no lograba saber qué.

- ¿Fuera? - Pregunté retóricamente, sorprendida por la pregunta que ella había acabado de plantear, seguida por una ligera carcajada que cualquiera negaría que fuese parvus - He estado en este palacio más que nadie.

Señalé el gigante edificio que se erguía cerca de nosotras.

- Quizás has ignorado simplemente mi "enorme" presencia - comenté agachando la cabeza, cualquiera diría que podría tocarme los pies con ella.

Enarco una ceja, ocultando mi confusión y tratando de analizar su tono y sus gestos, buscando en ellos sarcasmo o burla. Desde luego, he estado en Brontë casi desde el principio y, si bien no conozco a todos los guerreros, me he cruzado con prácticamente su totalidad. Así pues, ha de ser una broma.

-Claro-murmuro con cierta sequedad, asintiendo irónica.

Me aparto un mechón de la cara y la examino un rato más. Lejos o en Brontë... ¿Qué habrá estado haciendo?

-¿Qué has hecho en todo este tiempo?, si me permites la indiscreción.

Quizás sepa alguna cosa interesante. Nagore, por ejemplo, me ha sido útil en varios sentidos, y quizás esta parvus se asemeje a ella en charlatana.

FdR- Ale borde XD

Noté cierta atención de la chrysos en mí, ¿acaso no estaba acostumbrada a ver parvus? Suspiré, todo el mundo en este castillo tenía la misma costumbre de analizar a los demás, incluso yo, así que simplemente lo dejé de lado.

- ¿Qué he estado haciendo? - Repetí su pregunta a la vez que soltaba otra risilla que trataba de ocultar con mi mano sobre mi boca.

Miré primero a mi derecha y después a mi izquierda, acabando con mis ojos fijos en los suyos. Mis labios se arquearon hacia la izquierda, dejando media sonrisa al descubierto.

- Digamos que no estoy muy segura ni yo misma... - Dejé caer como respuesta final a su pregunta, aunque probablemente su curiosidad seguía sin saciar.

Mi ceja derecha sube de nuevo, escéptica, aunque termino dándome por vencida. Si no quiere hablar, que no lo haga. No voy a ser yo la que la presione a contarme su vida.
Es cierto que su comportamiento me resulta sospechoso, pero he sido yo la primera en entrometerme en su vida sin permiso, así que no tengo excusa para seguir preguntando. En lugar de eso, trato de sacar un tema de actualidad en Brönte que la excluya  a ella como individuo con intención de obtener otro tipo de informaciones.

-He oído que algunos de los líderes se han ido del palacio. ¿Tú sabes algo?

La miro completamente serena, como si fuese un tema banal que no me importa especialmente.

Mantuve mi sonrisa para responder su pregunta, aunque no entendía muy bien por qué había salido ese tema de conversación. Su mirada parecía completamente tranquila, casi como si intentase hacer conversación porque sí.

-Yo personalmente no sé nada sobre eso - respondí mirando primero hacia la izquierda y después la derecha.

La miré a los ojos otra vez y mi sonrisa se amplió, con más picaresca que nunca. Le hice una seña con mi mano para que acercase su cara hacia la mía, y sin esperar a que lo hiciese, empecé a hablar.

- Dicen que hay ciertos "problemas" entre los jefes - aseguré con completa confianza -. Según lo que he oído, no tienen una razón muy clara por la cual nos han llamado a Brontë, simplemente fue una falsa alarma y ahora están buscando una excusa para arregarlo sin dar una mala imagen.

Me quedé esperando a ver cómo reaccionaba Alehyss, era la primera que le contaba a alguien eso.

Primero niega el saber nada sobre la marcha de los líderes, pero luego me hace acercarme para hacer una afirmación algo...
Frunzo el ceño ligeramente. ¿Hay problemas entre los jefes? Nunca me lo había planteado, aunque tiene sentido que, tratándose de los altos mandatarios de siete razas, tengan sus diferencias y esto les haga estar en contra en algunas cosas. Quizás sea interesante investigarlo.
Lo siguiente que dice...

-¿Falsa alarma? -. La escruto serena, escéptica-. ¿De dónde has sacado eso?

¿Los líderes han llamado a los guerreros a Brontë por una falsa alarma? Parece de lo más improbable. Es cierto que no nos han dado muchos avances con respecto a nuestra misión desde que llegamos, pero siempre he supuesto que, simplemente, las cosas importantes las llevan entre ellos y a nosotros nos mantienen al margen porque nos consideran poco más que peones.

Por Mithos... Parece que voy a tener que examinar más a los líderes. Algunos de ellos se han ido discretamente, sin darnos mayor aviso, como si nuestra estancia en palacio poco tuviera que ver con ellos y no nos debiesen explicación alguna. Además, desde mi llegada, poca profesionalidad han demostrado, comenzando con mi presencia como espía y pasando por el secuestro de un guerrero o la muerte de otra en las escaleras hasta, simplemente, las pocas misiones que hemos realizado y el largo tiempo pasado entre el secuestro de Silvanus y una verdadera actuación por nuestra parte.
Quizás el respeto que se tiene hacia los líderes, que impide examinarlos correctamente, sea un error. Al fin y al cabo ellos son los que "mueven" este ejército, y no es bueno para alguien como yo no tener datos suficientes sobre ellos.

FdR- Edito el final post porque lo que escribí dio a entender matices erróneos por falta de datos. Así, de paso, hago un big post :3

Alehyss se mostró muy pensativa e incluso algo sorprendida tras haber escuchado mis palabras.

- No puedo asegurar perfecta exactitud, pero desde luego... hay algo entre los jefes, ¿cuánto tiempo llevamos aquí y qué sabemos? Yo diría que lo mismo, o incluso menos, que un año sin hacer nada hace que te olvides de algunas cosas... - añadí mostrándome un poco indignada, pero todavía manteniendo la imborrable sonrisa que decoraba mi cara.

- Sinceramente, no sé qué va a ocurrir, pero espero que sea lo que sea ocurra pronto - continué -. Los líderes podrían estar yéndose poco a poco, huyendo de sus responsabilidades.

La miré con interés.

-¿Tú qué crees?

La escucho hablar, exponiendo unas opiniones que invitarían a cualquiera a entrar en una especie de debate. No le voy a negar que los líderes nos han informado de poco, y seguramente sabrán mucho más de lo que nos dicen, pero dudo que, simplemente, estén huyendo.

-No es la primera vez que un líder abandona el palacio y regresa luego. Además, se supone que llegarán otros a sustituirlos.

Pena que no se vaya Darvenwish.

La examino, con cierto escepticismo. Me intriga de algún modo. ¿Está intentando manipularme, sonsacarme algo o, simplemente, cree eso de verdad y solo contrasta opiniones?

-Creo que al decir que están huyendo te estás precipitando.

Quitando varias incongruencias más, si los líderes huyeran no lo harían de una forma tan descarada. Su imagen se mancharía mucho si lo hicieran así, y no les conviene.

Escuché las palabras de Alehyss y bajé la cabeza por un momento. ¿Precipitándome? No había hecho nada en este palacio durante el último año. Por supuesto, eran unas perfectas vacaciones, pero para mí todo olía ya a chamsquina. A menos que pasase algo pronto, tendría que abandonar este lugar y volver con mi familia.

Alcé la cabeza y sonreí de oreja a oreja.

- ¡Tienes razón! ¡Estaba precipitándome al hablar de los jefes con tanta ligereza! Al fin y al cabo... Están aquí para ayudarnos, ¿verdad? - Comenté manteniendo siempre mi sonrisa, sin dejar de mirar sus ojos opacos en la luz del día.

Miré mi brazo derecho de repente, aún con el tridente sujeto a él. Ya casi ni me acordaba de que lo tenía.