Pasillos

Tras entrar en los pasillos, salto por ellos, aprovechando paredes, lámparas y techo. El tener el techo alto y ser pasillos amplios los convierten en zonas de buena escalada por las que moverse saltando. Aquí no podrá moverse a cuatro patas si no es por el suelo y si va por el suelo se retrasará respecto a mi carrera por aire.

Giro en uno de los pasillos para continuar mi camino y aprovecho que me pierde de vista al doblar la esquina para utilizar otra de las ventanas y saltar hacia afuera. Me encaramo a la fachada, manteniéndome quieto y en silencio para que pase de largo y luego saltar dentro de nuevo. Así pronto se dará cuenta de que me ha perdido la pista y se detendrá. Será el mejor momento para saltar tras de ella.

Bien, parece que por fin la he despistado. Como continúa su camino decido seguirla desde fuera para que le resulte más complejo saber que voy tras ella.

Cuando por fin vuelvo a verla, dudando entre uno u otro camino, vuelvo a saltar dentro del pasillo, ésta vez en el suelo, y saco mi kunai justo al poner los pies en tierra, a unos cuantos metros tras ella.

(FdR: a partir de ahora hablarán en piscis, pero para comodidad propia y de los usuarios nos ahorraremos las traducciones XD)

—¿Qué buscas, hija del agua? ¿Has venido bajo el control de los sabios? ¿Piensan llevarme de vuelta? —Pregunto con marcado acento piscis en mis preguntas. El tono desafiante se marca en cada una de mis consonantes.

Me centro en ella, preparado para cualquier movimiento brusco. Si como dice la han enviado los ancianos, entonces puede ser una prueba seria.

Ruedo hacia una lado en cuanto lanza el aquaerum y lanzo mi kunai hacia ella. Quedo entonces con una rodilla hincada en el suelo, en posición defensiva.

—Me conoces, así que tu destino te ha sido propicio. Sin embargo, el mío está lejos de ti. ¿Has venido a enfrentarte a mí? ¿Crees que puedes vencerme? —Me pongo en pie y camino hacia ella. Con calma. Debo recuperar mi kunai.

Me acerco todavía con la máscara puesta y quedo frente a ella.

—Si no sabes qué hacer al encontrarme, entonces no es el momento oportuno. El destino decidirá si nos encontraremos de nuevo —Extiendo la mano hacia ella para que me devuelva mi arma.

La precisión no sirve sólamente para acertar a tus enemigos sino para evitarlos, como en este caso.
Sin inmutarme, agarro el kunai al vuelo y lo sostengo en frente de mi cara. - ¿Cómo es posible que mi destino esté ligado al tuyo pero el tuyo no al mío?

-Tendré que vencerte para que me tomes en serio. Los ancianos dijeron que ambos llevaríamos la gloria a la tribu.

Le entrego su kunai y observo su máscara. Me pregunto qué aspecto tendrá. A diferencia de él, mi cobertura facial deja a la vista mis ojos.

...

Me siento desnuda.

Su pregunta me hace mirarla impasible.

—El destino es inescrutable —Respondo. Yo no tengo sus respuestas, yo tengo mis respuestas.

Agarro mi kunai y lo guardo. Los ancianos dijeron que ambos llevaríamos la gloria... Yo no vine por la gloria de la tribu, yo vine persiguiendo mi destino y por ahora lleva el camino de mi propia tribu junto a Massen Dew.

—Entonces nos enfrentaremos si el destino nos reúne de nuevo —Le confirmo. Entonces paso por su lado caminando para, unos pasos más allá, saltar hacia una lámpara y desaparecer por los pasillos.

*Se va*

Camino por los pasillos con calma, entretenido por el último encuentro. La verdad es que tengo ganas de quedar con Tuli y poder relajarnos un rato de verdad.

Me dirijo hacia las habitaciones para ver si encuentro a alguien con quien hablar cuando de pronto escucho gritos desgarrados en los pasillos próximos. Frunzo el ceño y desenvaino sin pensar. ¿Qué está pasando?

Me muevo rápido pero con cautela para cambiar de pasillo y entonces veo a lo lejos como los boros y gente del servicio echan a correr. Me acerco al lugar, sorprendido y preocupado y al girar veo a una especie de tipo verdoso que ataca a un chrysos del servicio de forma extraña. El chrysos grita, combulsiona y de su boca y nariz epieza a salir una especie de mucosidad verde hasta que deja de moverse. Me quedo helado por un momento. Tengo que avisar al resto.

Echo a correr por los pasillos cuando ya me alcanzan algunos boros y demás gente del servicio. Tengo pensar rápido. Espero que esa cosa se pueda cortar. La boca y la nariz. Tengo que tapármelas...

*corre por los pasillos en medio del cristo*

Entre todo el revuelo escucho una voz gritando mi nombre y, sorprendido, me giro para ver de qué se trata. Veo correr a la caeruleus por el pasillo hacia a mí.

—¡Frikka! —Le grito, dándome la vuelta para llegar a ella a pesar de los empujones de un par de chrysos. Por fin llega junto a mí y me agarra con fuerza. Puedo ver perfectamente que está asustada. Apenas ayer había entrenado por primera vez con armas de verdad y ahora pasaba ésto. Le hablo alto para que me escuche entre el griterío.

—Frikka, escucha. Algo está atacando el palacio. Tienes que cubrirte la boca —Busco en un vistazo rápido por mi ropa, pero lo único que encuentro es la camisa. Tiro de una esquina y rasgo un trozo para atárselo a la cabeza y que le sirva de pañuelo. Me agacho para atárselo y que me escuche mejor.

—Escucha, voy a ir a buscar a Cierzo y los demás. Tú sigue al servicio, seguro que los líderes ya se estarán haciendo cargo de ellos para evitar que los alcancen. Alguien tiene que defenderlos, ¿vale? —Intento no parecer demasiado nervioso, pero miro apremiante a los lados por si una de esas cosas se aproxima. La cojo de los hombros para que me escuche con atención

—Trata de evitar a esas cosas, son una especie de personas verdes. Dudo que la katana les haga algo. Si estás muy cerca, no respires, ¿de acuerdo? Si no puedes huír, ataca con magia, pero dudes ni un momento, ¿está claro? —Me ato también otro trozo de camisa a mi cara y, una vez creo que he dejado las cosas claras, decido que no podemos perder más tiempo.

—Nos veremos pronto, ¿vale? —Doy un golpecito en sus hombros y me separo tirándole del mentón. —¡No dudes! —Echo a correr en la dirección que estaba, sin envainar mi arma. Soy consciente de lo que le acabo de decir a la caeruleus, pero al contrario que ella, yo no tego otra cosa.

*se va corriendo por los pasillos*

He huído de los jardines al ver como aquellas cosas acababan con todo el mundo. Son enemigos extraños. Salto por los pasillos para tratar de encontrar alguna explicación y algo que hacer.

Al ver como todos los hombres del servicio se dirigen al mismo lado, opto por servir de apoyo en su huída, disparando aquaerums hacia cualquier cosa verde que se acerque. Está claro que no puedo acabar con ellas yo sólo así que sólo queda servir como escudo.

No tengo nombre, la muerte no me encontrará.

*se queda por los pasillos disparando a cada cosa verde que ve mientras salta por ahí reuniendo gente*

Corro por los pasillos con el corazón saliéndoseme por la boca. Estúpida enana, si me hubiera hecho caso cuando le dije que se marchara con los del servicio...

—Todo está bien, ¿vale? ¡Voy a hacerte vomitar esa muerda! —Le digo mientras corro por los pasillos con ella como un saco de patatas. Cuando algo se me cruza en el camino, simplemente doy un corte con mi espada y sigo corriendo.

Al poco siento una especie de terremoto y me cruzo con un enorme golem justo cuando frente a mí aparece un niño espora. El golem acaba con él mientras todavía estoy sorprendido. Busco rápidamente con la mirada y encuentro al líder parvus.

—¡Señor! ¡Sé que puede hacer algo! ¡La han contaminado las esporas! —Le grito, gritando hacia el líder de roca mientras aprece entretenido dirigiendo a las roca. Al llegar junto a él me arrodillo para dejar a Frikka en el suelo y que él haga algo.