Sala de entrenamiento

Alcé las cejas, dejando ir un silbido. No estaba perfecto, claro, pero tampoco estaba nada mal. De hecho, estaba bastante mejor que lo mío. Se notaba que Jun controlaba mucho más con el arco, y al parecer, también era más rápido.

<<Mira qué bien lo haces y qué callado te lo tienes>>, comenté, medio como burla, medio como reproche.

-Tengo una idea -comenté entonces.

Y, sin esperar respuesta, eché a andar hacia una zona donde se amontonaban gran cantidad de materiales. Rebusqué hasta dar con lo que quería: una cinta. No tenía mucho de especial; más parecía un trapo viejo que otra cosa, pero para el caso, sería útil.

Sin preguntar, me acerqué a Jun y le vendé los ojos, segura. Me detuve un momento de más en el nudo, asegurándome de que quedara como necesitaba.

-Vamos a ver así. Cuando te quite la cinta, tendrás que disparar. A ver qué tal lo haces, que me interesa.

Y, mientras hablaba, comencé a obligarlo a girar sobre sí mismo, y no lo detuve hasta que yo quise.

-¿Listo? -pregunté.

Cuando afirmó, retiré la cinta, esperando ver volar la flecha en el momento.

No puedo sino reforzar la sonrisa ante sus palabras. Claro, ¿no? No es que haya hecho un tiro perfecto, pero no todos los días alguien como yo impresiona a un guerrero de verdad. Supongo que hasta es para estar orgulloso.

<<Suelo estar callado>>, repongo, risueño, asintiendo un par de veces.

Es entonces cuando algo parece florecer en su cabeza. Ladeo un poco la cabeza, curioso, y la sigo con la mirada mientras empieza a moverse. Termino por seguirla también con los pies en su búsqueda por la sala.

<<¿Qué pasa?>>, formulo con las manos, aunque no tardo mucho en dar con la respuesta.

Dejo que me rodee, alzado un poco las cejas, y entonces me venda los ojos. Me acomodo un poco la cinta para que no me moleste. Si quiere que acierte así creo que lo mejor será que cambie de idea.

<<Eres algo optimista>>, formulo, esta vez con más lentitud, porque no sé siquiera si está mirando. Como para acertar un tiro…

No obstante, la nueva explicación llega pronto, y esbozo una sonrisa. Y luego las vueltas. Esto es mareante, desde luego. Me suena de haberlo hecho de niño. Dar tantas vueltas con los ojos cerrado que al parar el mundo seguía girando, y acababa sin poder evitar caerme sentado. Al preguntarle al abuelo me había explicado el funcionamiento del equilibrio, y entonces todo había tenido sentido.
Pero bueno…

Traté de concentrarme mientras daba vueltas, aunque la situación, algo extraña, lo dificultaba un poco. Y cuando paré, bueno, estaba algo mareado, pero creía tener todo mi empeño en aquello.

El tirón marcó el momento clave. Enseguida la venda cayó, la luz penetró en mis ojos y estos, veloces, localizaron una de las dianas, arriba a la izquierda. Mi cuerpo siguió la misma trayectoria casi al instante, y de pronto había una flecha clavada en el tercer anillo.
Miré a Massen, con una expresión medio sonrisa y medio mueca.

<<Estaba algo mareado.>>, explico.

Mejor dicho, me excuso. Tampoco esta tan mal, aunque haya sido peor… Y no he venido aquí a presumir. De hecho, hace un tiempo me habría parecido impensable. Incluso yo he mejorado, supongo.

Esbocé una mueca. Sí, definitivamente se notaba que tenía mejor manejo que yo. Me rasqué un momento el hombro, pensativa. Tenía que aprender a hacer aquello.

Cargué una flecha, apuntando a la misma diana. Traté de no tardar mucho en lanzarla. Y, de hecho, dio prácticamente en el centro. Cargué otra. Apunté al mismo sitio. Y, en el último instante, me giré y lancé la flecha contra otra diana, una que acababa de localizar, en un tiro rápido.

La flecha salió disparada y pasó rozando la diana, sin llegar a clavarse en ella. Fruncí los labios, ladeándolos un tanto, algo disgustada. Tampoco esperaba un pleno, pero por lo menos podía haberse clavado...

Me volví a Jun.

-Tenemos que meter movimiento a los tiros -comenté-. Es la única forma de que todo esto sea útil.

Ahora le toca a ella. Desde luego, se ve que ha practicado mucho, porque cada vez atina en el centro con más eficacia. No sé si ello me convierte en buen profesor o a ella en una buena alumna, pero la verdad es que parece aprender rápido todo aquello que se propone. Es una chica verdaderamente capaz…
No obstante, parece que todavía no ha llegado el punto en el que me supera. No sé si debo sentirme aliviado por eso. Eso sería algo ruin por mi parte.

<<Por los pelos. Deberías esperar un momento más para afianzar.>> Esa la deletreo. <<Aunque has mejorado mucho.>>

Entonces hace su propuesta y ladeo un poco la cabeza. Enseguida alzo las manos para preguntar.

<<¿Tirar en movimiento? ¿O una diana móvil?>>, inquiero, arrugando la nariz y dedicando una nueva mirada a las dianas.

Ambas ideas son útiles, la verdad. Y las dos juntas… Eso sí parece difícil.
Bueno, no. Es física.

Asentí, pensativa.

-No quiero que apuntar me quite tiempo -comenté-. El tiempo es demasiado valioso en momentos caóticos. Aunque supongo que si la mando así, de poco me sirve ahorrar tiempo...

Me encogí de hombros cuando preguntó. Sonreí.

<<Ambas>>, respondí. <<Hay que hacerlo difícil y ponerse en lo peor.>>

Era muy importante. Tenía la aspiración de llegar a luchar con un arco y hacerlo en condiciones. Aunque también tenía la aspiración de hacer lo mismo con la espada. Aunque con mis aptitudes y la ayuda de Jun, el arco parecía más alcanzable.

<<Pongámonos a prueba el uno al otro>>, propuse. <<A ver si somos capaces de superarnos.>>

Asiento, sonriendo de lado.

<<Pero hay que aprender a un ritmo. Hace poco no sabías usar el arco, y ahora ya puedes. Pero poco a poco.>>

La miro y asiento, esperando que entienda, que acepte. El Abuelo siempre decía eso. Que hacer las cosas antes de tiempo solo estropeaba las cosas. Que a veces merecía la pena que un proyecto durase mucho, aunque lo prolongases de más, que apresurarse demasiado.

Hacerlo difícil… Eso me da una idea. Asiento, con una sonrisa. Aunque necesitaré un poco de tiempo, pero se puede a hacer.

<<Estoy seguro de que podemos mejorar. Estoy seguro de que me acabarás superando también>>, me atrevo a confesarle, con una sonrisa. <<Parece que todo se te dé bien. Eres realmente increíble. Creo que te envidio un poco.>>

Supongo que podría decirse que la uso un poco como modelo. Aunque de hecho nuestros gustos distan un poco, y supongo que lo que ella sabe no se aplica a lo que yo quiero saber. Pero es el concepto, esa forma de llevar las cosas…
Que no digo que no tenga sus defectos, pero se esfuerza de verdad por conseguirlo todo. Hace que uno sienta que trabaja poco. Y a mí me da ganas de esforzarme más.

Aquellos halagos tan repentinos consiguieron hacerme enrojecer un poco. Parpadeé y me rasqué un momento tras la oreja, preguntándome a qué venía aquella declaración. Acabé por encogerme de hombros, recuperando la compostura.

-No creo que sea buena en todo -repliqué-. Creo que me preocupo de ocultar mis defectos. Eso no me hace mejor que nadie. También soy más ambiciosa que tú, por lo visto. En vez de aceptar que te superaré, deberías seguir mejorando para asegurarte de que no lo haga.

Se me ocurrían un buen número de cosas que Jun me había enseñado, y estaba segura de que tenía alguna más por ahí oculta. Claro que, con aquella manía suya de mantener aquel aire humilde, débil y torpe, era lógico pensar que no era capaz de mucho. En mi caso, había tenido oportunidad de descubrir que, aunque él mismo parecía creerse así, aquello no era más que una fachada.

Me encojo de hombros apenas un instante después que ella, después de sus palabras.

<<No digo que seas buena en todo. Pero parece que puedas llegar a serlo si te lo propones.>> Gesticulo despacio para que no tenga problemas en entenderme. <<No todo el mundo consigue hacer lo que se proponga. Es algo difícil de lograr.>>

Sonrío con gesto de disculpa. También es verdad eso que dice. Si no mejoro, desde luego me superará. Aunque esto no es ninguna carrera, claro.

<<Bueno, yo también quiero mejorar. Creo que me tomo las cosas más en serio, ya.>>

La miro risueño. Quizás para ella no sea así, porque soy el que ha vivido bien arropado de los dos, incluso aquí, en Brontë. Pero lo digo de verdad, bueno…

Me encogí de hombros.

<<Intento proponerme cosas que puedo hacer>>, expliqué. <<O que creo que puedo. Así estaré satisfecha con lo que consiga y mejoraré. Es algo que puede hacer cualquiera.>>

Sonreí de oreja a oreja. Se notaba que se lo tomaba en serio. A mí, personalmente, era algo que me hacía mucha ilusión. Me gustaba ver cómo seguía adelante y mejoraba. No podía evitar acordarme de cuando llegó, de lo pequeño que parecía y lo débil que era. Pero había cambiado. Quizá el creyera que no, pero se había hecho más fuerte. Y aún podía serlo más. Ya no se lamentaba de que no era capaz de nada. Había pasado a intentar las cosas, y parecía estar descubriendo que, de esa forma, podía conseguirlas. Así lo esperaba yo, al menos.

<<Claro que sí>>, respondí, segura. <<Te estás esforzando y estás mejorando mucho. Se te nota. Me gusta que mejores.>>

Eso es muy inteligente. Cuando cumple metas lógicas se siente animada, y eso la hace no desmoronarse. Puede seguir adelante con más fuerza, segura de sí misma. Es una forma admirable de ver las cosas.
Pero no cualquiera puede, de todas formas.

Aunque solo le sonrío. Supongo que decirlo acarrearía una repetición de lo mismo. Tampoco es tan importante. Y si cualquiera se lo propusiese en serio, quizás pudiese. No lo sé. Esforzarse es fácil si te lo propones. Lo difícil es que salga bien.

Sus gestos también me hacen azorarme un poco a mí, y acabo bajando la vista, con una sonrisa algo tímida. Me froto la mejilla con el puño.
Tampoco es para ponerse así… Lo hace parecer…

<<Hago lo que puedo.>>, le respondo, algo avergonzado por sus palabras.

No estoy acostumbrado a los halagos. No es desagradable, pero sí algo incómodo…

<<Eres mi modelo a seguir, supongo. Así que gracias por ayudarme.>>, añado entonces, mirándola risueño.

En todo caso, el mérito es tuyo… Yo solo me quejaba y temblaba.

Con la respuesta, no pude sino sentir más calor en las mejillas. Pero cuánta admiración, así, de pronto... Bajé la vista, sintiendo que tanto halago llegaba a ser incómodo. Mithos, que no era tampoco un ser especial, único e inigualable.

-Qué exagerado -murmuré, con cierto miedo de que insistiera.

Entonces, aún con color en la cara pero expresión resuelta, alcé la vista, frunciendo el ceño. Lo miré, segura.

-Bueno, menos flores, que hay que trabajar -declaré, convencida-. Si quieres machacarme tendrás que hacer bien las cosas.

Y, resuelta, saqué una flecha del carcaj, apunté a una diana y lancé, segura. Y pronto me arrepentí, al ver la flecha clavarse en el tercer anillo de la diana. Compuse una mueca de disgusto. Era culpa suya, por distraerme.

Me encojo de hombros, con una risa muda. No es que me haya pasado tampoco. Es cierto, ¿no? La mayor parte de la gente que he conocido aquí tiene su punto increíble. Ella no va a ser distinta… ¡Ni mucho menos! Ha hecho muchísimo por mí, desde que llegué hasta ahora… Lo mínimo es tenerlo en cuenta y agradecerlo.

Enseguida asiento cuando vuelve a ponerse seria, tensándome un poco también. ¿Quién ha dicho machacarla…? Yo no creo que…
Aunque su tiro no diría que es el mejor de esta tarde. La miro de reojo un momento, componiendo una sonrisa desafiante, mientras tenso yo mismo el arco. Me aseguro de que mi flecha dé en el centro esta vez, tomándome un segundo, sin precipitarme. Entonces la miro de nuevo, sonriendo con intención.

¿Qué me pasa? Yo antes no era así… Ser presuntuoso no es bueno.

Por supuesto, mi ataque fue superado sin problema. Tampoco le habría costado mucho a nadie, con un tiro tan flojo. Correspondí a su gesto con una mueca, una especie de sonrisa burlona, y tomé una nueva flecha.

Aquella vez el objetivo era una diana baja, bastante alejada, puesta en una esquina. Apunté con cuidado, aunque de nuevo intentando no perder demasiado tiempo en ello. La flecha se clavó en el límite entre el centro y el segundo círculo. Sin mirarlo, tomé otra, tratando de ser rápida, y apunté de nuevo. No dio en el centro exacto, pero no quedó demasiado lejos.

Negué para mí.

Arrugo un momento la nariz, siguiendo sus ataques con la mirada. Estoy pensando…
Veamos…

<<¿Podemos volver a vernos pronto?>>, inquiero, poniéndole antes la mano en el hombro para llamar su atención. <<He tenido una idea, pero me llevará un tiempo. Quizás necesite un día o dos. Y no puede llover.>>

Alzo las cejas, deteniendo las manos, interrogante, risueño. Bien pensado, quizás lo de dos días sea incluso algo optimista, pero si me pongo a ello creo que no me llevará tanto. Y si el tiempo acompaña ya…

FdR- Pauha

Ladeé la cabeza.

-Sí, claro que podemos -asentí-. ¿Puede saberse de qué idea estamos hablando?

Y, entonces, de golpe, me tensé y me golpeé la frente con una mano, abriendo mucho los ojos. ¿Dónde tenía la cabeza?

-¡Por cierto! -exclamé, acercándome a él-. Yo quería consultarte una cosa. Estaba hablando de hacer un guante que lanzase proyectiles con otra persona. Con un muelle y así. Una especie de ballesta de mano. No vayas anunciándolo por ahí, que ella no quiere. Pero, ¿crees que tú podrías hacerlo? Con los materiales, claro. O si es factible, al menos.

Niego un par de veces, risueño. Así no tendría gracia.

<<Es una sorpresa. Ya lo verás.>>

Y entonces, como si algo hubiese saltado en su mente, se pone a hablar de una cosa completamente distinta. Arrugo un poco el ceño, extrañado. La verdad es que son unos datos un tanto arbitrarios. Creo que me hago una idea, pero a la vez tengo la sensación de que no es la que me está intentando transmitir.

<<Despacio.>> Tuerzo los labios, pensativo. <<Explica un poco más.>>, termino pidiendo.

Una ballesta de mano… ¿Una ballesta para disparar con una mano? O…

No me gustaban las sorpresas. O, más bien, no me gustaba saber algo que era una sorpresa. Es decir, saber que algo iba a pasar pero no saber qué. La información a medias. Me disparaba la curiosidad.

Pero, poco dispuesta a suplicar, me centré en lo que le había dicho a Alehyss. Porque ya casi lo había olvidado.

Extendí un brazo, gesticulando mientras explicaba.

-Un lanzador en el brazo -comencé-. Por ejemplo, atado con un brazalete o un guante de cuero. Pequeño, que no incomode ni ocupe demasiado. Sobre él, un aparato de metal o madera que lance dardos. La idea es que sea potente. Con un muelle o así, y se tensaría con una palanca. Para poder disparar con especial potencia. No se me ocurre cómo puede hacerse fácil de cargar, pero como mínimo, si ya lo llevas cargado antes de empezar el combate, te puede dar una buena ventaja, ¿no? -Lo miré, expectante. Luego bajé la vista-. No sé si me explico muy bien...

La escucho, tratando de visualizar lo que me dice mientras habla. Es algo que creo que siempre se me ha dado bien. Y bueno… La verdad es que suena interesante. Nunca me he planteado investigar sobre armas, pero no parece una idea descabellada. Quizás fuese algo aparatoso, pero si se hace bien…

Niego un par de veces.

<<Creo que lo he entendido perfectamente. Me parece posible. Aunque tendría que darle unas vueltas.>>

Por ejemplo… El mecanismo. Si es muy grande será aparatoso, si es muy pequeño no tendrá potencia… Y dijo ella, ¿no?

<<¿Sería para una chica? ¿Tiene mucha fuerza física?>>, inquiero, mirándola curioso.

Hay que contar con el retroceso. Desde luego, es un artefacto complejo.

Fruncí el ceño, pensativa. Traté de imaginar a Alehyss con aquel aparato que quería, y traté de imaginar por qué era necesaria la fuerza. La idea de ella, por lo que sabía, era minimizarla.

-No demasiada -resolví-. Creo que más o menos como yo.

Dudé un momento. Realmente no sabía si sería demasiado...

-Si ves que es muy difícil, estará bien con un diseño o así -comenté-. Ya sabes, a ti se te dan bien esas cosas. Un modelo sobre el que trabajar. Tampoco quiero ponerte ahí imposibles.

Asiento. Eso ya no permite algunas cosas. Supongo que tengo pensar en como si lo hiciese para mí o un poco menos. Eso lo hará más fácil.
Si es que se puede hacer, porque yo no sé… No sé si seré capaz. Como ella misma comenta… Porque yo no es que sea…

<<Puedo intentarlo. Pero no sé si podré. Nunca he hecho algo así.>> Sería fácil si, bueno… <<¿No podría hablar con ella para pedir más datos?>>

¿Quién será?
De hecho…

<<Espera. ¿Por qué yo?>>

La miro, curioso, extrañado. He intentado hacer un ala a Lluvia, y aún no lo he conseguido. Esto es más fácil, pero… ¿Qué le hace pensar que yo podría hacer un arma así?
No sé si sentirme halagado o pensar en lo fácil que será defraudar. Jo…

Asentí, pensativa.

-Supongo que sí -concedí-. En realidad, debería presentaros. Creo que ella me lo propuso cuando le hablé de ti. Que os pusiera en contacto, al menos. Porque creo que ya os conocéis, en realidad. Al menos, ella sabe quién eres. No estoy segura de si habréis hablado o no.

Ladeé la cabeza y sonreí. Luego me encogí de hombros.

-Bueno, ya te lo he dicho, se te dan bien esas cosas, ¿no? -comenté-. Eres todo un cerebrito, y además te gusta lo de inventar cosas nuevas. En general, sueles tener buenas ideas para mejorar las cosas. Como esto.

Invoqué un aquaerum en mi mano y, tal y como él me había propuesto en su día, lo hice girar a toda velocidad. Entonces lo lancé contra una diana, dejando en ella una marca considerable.

Lo miré y sonreí.

-Así es más útil. Eres bueno para esa clase de cosas.

Qué misterio. Ni un nombre. Empieza a parecer que hable de alguien que le ha pedido mantener su identidad en secreto, o algo así. De todas formas, asiento. Tengo bastante curiosidad al respecto.

<<Cuando quiera, sí. Pero, ¿quién es?>>

De verdad… ¿Ya la conozco? ¿No sabe si hemos hablado? ¿Quiere conocerme? Eso es, sin duda, lo más inusual de todo…

Me ruborizo un poco ante las alabanzas. No creo que sean merecidas, tampoco. No creo que haya hecho nada digno de mención. Muchos intentos y pocos resultados. Y lo del aquaerum no fue más que un consejo, y hace tanto que me sorprende que siquiera lo recuerde…

<<Haré lo que pueda.>>, prometo risueño.

Suelo hacer lo que pueda con estas cosas. Al menos podré estudiar la viabilidad del proyecto. Y puede ser interesante, de hecho. Me gustan este tipo de objetivos, admito.

-Alehyss, ¿te suena? -pregunté-. Una chrysos morena, ojos verdes, muy guapa... Yo creo que te he hablado de ella alguna vez. Vamos, me extrañaría mucho no haberlo hecho. Estaba en la partida de rescate cuando te secuestraron.

Me sonaba vagamente que hubieran tenido alguna clase de contacto, pero no estaba para nada segura. De todas formas, por los términos en los que Alehyss había hablado, si se conocían algo no debía ser demasiado...

Asentí, contenta.

-Se lo diré -respondí-. Que se note que sé recomendar.

Me ruborizo un instante y asiento algo tenso. De hecho estaba con Massen en el comedor un día y… Pero no puedo imaginar qué podría hacer yo por una guerrera consagrada como ella. Quizás debería aplicarme un poco más. No quiero decepcionarlas.

<<Me encargaré de ello. Me pondré a trabajar enseguida.>>, indico, con gestos algo acelerados.

Bueno, que tampoco es para tanto. No estoy puesto a prueba, ni nada…
Tenso el arco y lanzo una flecha a una de las dianas del techo, que casi alcanza el centro. La contemplo un momento, pensativo.

¿Y esa guerrera quiere un arma así? Parece francamente mortífera…

Asentí de nuevo, entusiasta.

<<Gracias>>, respondí.

Observé su lanzamiento y tomé mi propio arco y una flecha, apuntando al mismo sitio. Mi flecha fue a parar justo al lado de la suya. Tomé otra, que dio un poco más allá, tampoco demasiado lejos. Y una tercera. Aquella vez me tomé un momento más, concentrándome en condiciones. Cuando solté, la flecha fue directa al centro.

Asentí, satisfecha, y miré a Jun, con una sonrisa entre divertida y desafiante.