Jardines (2)

Estoy frotando la cabeza contra la de Thor, respondiendo a sus cococós con los propios, cuando una voz me llama la atención. Giro la cabeza y la veo. Me levanto enseguida, acercándome a ella, correteando.

-¡Massen! -le rodeo el cuello con el brazo, atrayéndola para pegar la mejilla a la suya. Luego la suelto-. ¿Qué hay? Yo bien, ya me ves. Dando una vuelta.

Detrás de mi viene Thor, que corre hacia ella y se abalanza hacia sus piernas. No es con la que más contacto tiene, pero Massen le gusta.
Le gustan todos. Se iría con cualquiera, creo yo...

Ver la actitud de Frikka me hizo sospechar que alguien estaba de mejor humor que yo. Sonreí como respuesta a su entusiasmo, y me agaché un poco para rascar a Thor cuando reclamó mi atención. No dejaba de crecer.

-Pues yo igual -respondí, encogiéndome de hombros-. Un poco aburrida, la verdad. Se me hace raro que esté todo tan tranquilo.

Me sabía la respuesta. Mejor tranquilo que en problemas. Todos decíamos lo mismo siempre. Pero, después de toda la tensión que había pasado, la calma no acababa de resultarme del todo cómoda. Sentía que se me estaba acumulando la energía. Quizás debía haberme marchado con Jun y Alehyss. No, sabía que eso no era cierto.

Frunzo el ceño cuando responde, y enseguida me quedo asintiendo un buen rato. Si es que, joder, tiene razón. Tengo todo el día libre para pensar en que si Gerry está mal, que si estoy algo sola, que si la familia está lejos.

-¡Cuánta razón!-. Me llevo las manos a la nuca de nuevo, con desaprobación-. Si es que, coño, parece que el mundo se haya parado. No sé, digo yo que algo habrá para nosotras -murmuro-. Hasta se lo dije a Cierzo que buscaría algo y...-. Meneo la cabeza de un lado a otro-. Yo ya hace tiempo que no hago nada. Debo de tener al duende aburrido de tanto pedirle combates-. Callo un momento y entonces la miro-. Pero tú estuviste en lo de Ignis, ¿no? Supongo que será todavia más frustrante estar parada ahora, claro.

Si es que...

Thor le da cabezazos a sus piernas. La verdad es que es algo bruto. Le chisto, para que pare.

Bueno, y hablando de energía... Parecía que Frikka desbordaba. Y no creí que tuviera muchas ganas de hablar del tema, pero por lo visto no tenía ningún problema en hablar de Ignis. Una vez más, me encogí de hombros.

-Bueno, un descanso al principio estuvo bien -recalqué, con una sonrisa suave-. El problema es esta sensación de aburrimiento. Ya he descansado demasiado. Como dices, acaba por ser frustrante. Pero supongo que el ambiente que se ha quedado en Brontë es en parte responsabilidad nuestra.

Nosotros somos los encargados de darle vida, después de todo.

Me agaché un poco junto a Thor, mostrando las palmas de las manos para demostrar que no tenía comida para él. Normalmente, esa era su fijación.

Bajo un poco los ánimos cuando me responde, y la escruto con curiosidad. Termino por alzar un dedo y señalarla a ella y a mí intermitentemente, con expresión interrogante.

-¿Nuestra nuestra de todos o... de los que fuisteis? -inquiero, pero pronto niego con fuerza. Eso no tiene mucha importancia, en realidad-. Sea como sea, para nada. Fue un golpe duro, claro, pero se supone que estamos aquí para eso, joder. No para... recibir golpes. Quiero decir que el mundo está lleno de problemas, y nosotros los arreglamos, ¿no? Así que no podemos ser gente que se abate por problemas tan fácilmente-. Me meto las manos en los bolsillos y hundo un poco la cabeza entre los hombros, bajando la vista al suelo-. Quiero decir que... aquí siempre debería haber alguien dispuesto a luchar-. La miro de nuevo, más seria-. Cuando fui a Memphyis fue una jodienda, con lo de los cadáveres, y eso... Me sentí un poco hecha mierda. Pero me gusta pensar que cuando yo estoy mal hay otro que me sustituya. Y si esto ha sido duro... Creo que de todas formas no puede venirse todo el mundo abajo. Si nos quedamos parados demostraremos que nos afecta a toda esa gente que nos quiere joder -declaro, convencida.

Parpadeé un momento, sin entender del todo a qué venía esa pregunta.

-De... de los que estamos aquí -respondí entonces, ladeando ligeramente la cabeza-. El ambiente lo creamos los que estamos aquí -. Negué a su respuesta-. Ha sido un golpe duro y no nos hemos recuperado del todo. Nos ha dejado aletargados. Y hasta que no espabilemos, el ambiente estará así, adormilado.

Suspiré. Me parecía que estaba ignorando la gravedad del problema.

-Hemos perdido compañeros, en menor o mayor medida, y hasta una líder, de la peor de las formas -repliqué-. Creo que haber pasado por ello sin que bajara la moral habría sido inhumano. Y también creo que, igual que permitimos que eso sucediera, nos corresponde despertar de ese ensueño. Nadie va a cambiar el ambiente por nosotros. Pero yo no diría que hay guerreros en forma en este momento, o al menos no los ha habido hasta hace poco. Y si los había, eran una minoría.

Así que ha sido un golpe duro.
Frunzo un momento los labios, conteniendo las palabras, y al final aparto la cara, dejando que hable. No la interrumpo. Thor se me acerca de nuevo y le toco la cabeza, que él mismo me acerca, algo distante.
Cuando vuelvo a mirarla tengo una expresión algo más cansada.

-Ya lo sé -le respondo, con tono compungido-. Es solo que no puedo soportar la sensación de frustración por estar aquí sin hacer nada. Solo pienso.

Me echo el flequillo hacia atrás con la derecha, con cierto agobio, y resoplo. Desde que volvieron Gerald no es el mismo. De alguna forma eso arrastra a Cierzo, y a mí misma. No nos arrastra hacia él, exactamente. Es solo que no sé cómo tomarme las cosas.
Nada va a ser igual que siempre porque no hay un siempre. Cada vez que pasa algo, se te abren más los ojos. Primero piensas en lo terrible que es que haya muerto alguien, o que otro pierda un brazo... Lo horrible que es que la gente sufra.
Entonces piensas que quizás no estés libre de todo eso. La gente suele pensar que no le pasará nada malo, que siempre le pasa al resto, pero aquí terminan por obligarte a darte cuenta de que es posible que le pase a cualquiera.

-No sé por qué solo tengo la sensación de que todo estaría bien si simplemente salgo y pateo algunos culos, ¿sabes? Sé que realmente las cosas no se arregla, así, pero...

Me encojo de hombros.

Me encogí de hombros de nuevo. Tenía la sensación de que me estuviera recriminando algo, pero de hecho, estábamos diciendo lo mismo todo el rato.

-Yo creo que todos nos sentimos así -apunté.

Pero eso no cambiaba el ambiente. Alehyss se había ido con Jun. Rick también se había ido, por lo que sabía. Y Gerald había quedado mutilado. Heylel seguía sin dar muestras de reincorporarse al ejército, aunque no se hubiera ido de Brontë. Y no había venido ningún sustituto para cubrir el puesto de la líder flamma. Tampoco había vuelto a saber de Errald desde la misión. Cuanto más lo pensaba, más gente me parecía que estuviera fuera de servicio. Quizás era mejor no pensar en ello.

No pude evitar una mueca. Sí, también ella estaba acumulando energía.

-Entrena -propuse-. Creo que, tal y como están las cosas, es lo mejor que puedes hacer, para ti y para todos. Seguir entrenando hasta que se requiera que lleves tu entrenamiento a un terreno de trabajo.

Eso era lo único que me mantenía a mí con la cabeza fría. Tener un objetivo fijo, aunque fuera uno tan básico.

¿Todos nos sentimos así?
La miro y acabo por esbozar una sonrisa débil. Si me hubiese dicho eso hace tiempo, siendo como yo era, creo que me hubiese ofendido y hubiese insistido en que lo que yo siento no lo siente nadie más, o en alguna mierda así. Pero creo que ahora me reconforta. Cada uno lo lleva a su manera, pero es como si, de pronto, todo el mundo pudiese entenderme.
A veces parece que nos obliguemos a sentirnos solos.

-Pues vaya... Voy a tener que ser más considerada con todos ahora que los entiendo -comento, burlona, pero suave.

Giro el pendiente de mi oreja, sin dejar de mirar a Massen. La verdad es que siempre suena muy madura cuando habla de trabajo. Hasta asusta un poco.
Doblo la derecha, como para sacar músculo, y coloco la izquierda sobre el bíceps. No se ve nada por la ropa, pero aún sin ella...

-Descuida. No me viene bien estar quieta. Enseguida me como la cabeza, y luego no hay quien me aguante -declaro, con una sonrisa firme-. Cuando haga falta algo estaremos ahí. Y estoy segura de que, como a ti te ha venido bien el descanso, pasa lo mismo con otros.

Estiro los brazos hacia el cielo. Me centro un momento en ella. De pronto me echo a reír.

-Me acabo de acordar de que cuando llegué creí que eras del servicio -le espeto, y Thor cacarea al ritmo de mis resoplidos-. Tenías que haberme estrellado un aquaerum en la cara, eh.

Meneo la cabeza de un lado a otro, cerrando los ojos un momento. La miro de nuevo. Termino por darle un pequeño golpe con el puño en el hombro.
No puedo decir que todo estará bien. Gerald ha perdido un brazo, ha muerto gente, una líder nos ha traicionado... No puedo prometer que estaremos bien de ahora en adelante, que no pasará nada más. Aunque lo deseo.
Pero, eh, ya hablo en plural. De alguna forma esto ya es mi casa, y no quiero que pase nada malo.
Creo que eso es algo en lo que todos los que estamos aquí estamos de acuerdo. No es que seamos una familia, exactamente. Cada uno tiene sus cosas. Pero creo que todo el mundo que viene a Brontë lo hace por algún motivo. Creo que aquí hay algo que todos debemos encontrar, de alguna forma. Y creo que es algo tan importante que merece la pena pasar miedo o enfrentarse al peligro que sea si es por ello. Solo que no sé de qué se trata.
Quizás sea un poco imbécil pensar así. Tal vez no tenga sentido pensar así.

-¿Te molesta si te acompañamos un rato? Ibas a dar una vuelta nocturna, ¿no? -le pregunto, ladeando la cabeza.

Fruncí un momento el ceño, no muy contenta con lo que decía, pero acabé por relajar el gesto y sonreír suavemente. Asentí con suavidad, conforme con lo que decía. Al menos parecía que había alguien con ganas de que todo se pusiera en marcha de nuevo. Iba siendo hora de que así fuese.

-Claro -asentí, de acuerdo con ella.

Me miré las manos cuando habló, un tanto confusa. Bueno, la mayoría de la gente solía mirarme con extrañeza la primera vez que me veía. Había sido así desde mi llegada. Quizá, de hecho, cada vez pasase menos. Me encogí de hombros. No entendía por qué del servicio, pero tampoco me parecía una ofensa.

-Una imagen inocente puede ser un factor sorpresa -repuse, con una sonrisa suave. Me llevé entonces, casi por inercia, la mano a la cicatriz de la cara-. Aunque creo que cuando me conociste parecía un poco más dulce...

No tenía muy claro qué hacía pensar a quien me veía, en realidad. Quizás los desconcertaba. Eso estaría bien. Seguiría ayudando al factor sorpresa.

Asentí con firmeza, afianzando un poco la sonrisa.

-Bueno, en realidad me acerqué buscando un poco de compañía -confesé-. Un paseo nocturno suena bien.

Resoplo de nuevo, divertida. Algo más dulce sí que parecía, pero tampoco voy a decirle eso. No creo que le guste que le hayan cruzado la cara con una línea. Tuvo que haber sido muy doloroso...

Me inclino un poco hacia ella, con tono más confidencial. Hacer un poco el tonto sienta bien, aunque no es que quiera frivolizar las cosas. Simplemente es que creo que lo uno no tiene que ver con lo otro. Han pasado cosas malas, es importante tenerlo en cuenta, pero no tiene que amargar todo lo demás.

-Sigues siendo dulce para mí -le digo, y enseguida ensancho la sonrisa y me yergo-. Pero bueno, sí que eras algo más pequeña. Ahora tienes ese aire maduro y esa mirada de fiereza que son tan sexys, ¿no?-. Alzo las cejas un par de veces y desvío la vista hasta su pecho-. Y también me ganas en eso -digo, mientras las señalo con el mentón-. El factor sorpresa sigue ahí, no te preocupes. Esos tipos enormes siguen pensando que pueden con cualquiera por sacarle dos palmos.

Thor se revuelve. No le gusta estar quieto mucho rato, pero es bastante dependiente y le cuesta alejarse solo si nada lo llama.

Alzo las cejas cuando confiesa. ¿Entonces era compañía? Sonará a tontería, pero siento una presión extraña en el pecho, por un momento. Cuando vuelvo a sonreír lo hago de forma más amable.

-Pues si no te molesta la mía, genial. Yo evito que te tropieces, venga -comento, empezando a andar despacio. Thor corretea delante-. ¿Crees que ya podrá conmigo? Aún es algo pequeño, ¿no? Cuando pueda te llevo a donde quieras -le comento, risueña.

Le dediqué una mirada condescendiente, aunque sin perder cierto aire divertido.

-Tu factor sorpresa también sigue ahí, no te preocupes. Engañarías a cualquiera -contraataqué, algo mordaz-. Pero no todos son tipos enormes ni todos son tan idiotas. Y aunque lo sean, no voy a asumir que lo son de buenas a primeras.

Eso dejaría espacio para un factor sorpresa por su parte. Eché a andar a su lado, en lo que seguíamos caminando, y dediqué una mirada momentánea a Thor.

-Espera, ¿contigo o con las dos? Tampoco te pongas a explotarlo... -comenté-. De todas formas, antes tendrá que aprender. Te lo dejaré a ti, mejor. Yo ya he montado en dragón, pero no es una experiencia que disfrute demasiado.

Tuerzo la sonrisa. Será jodida...

-Estoy segura de que sí -murmuro, casi para mí. Tampoco es que me vean a mi y se esperen la batalla de su vida, eso es cierto. Como el Lallyd aquel...-. Claro, si asumes que son idiotas tú eres la idiota-. Me encojo de hombros-. Pero bueno, con factor sorpresa o sin él-. Levanto el puño, motivada- ¡somos la polla!

Hay que animarse a uno mismo. Si yo no me quiero...

-Bueno, primero conmigo y luego con las dos. A ver si llega a eso. Su padre era inmenso, pero no sé este...-. Lo miro de reojo y me devuelve esa expresión, como de sonrisa. Sigue siendo tan guapo... Lo que dice del dragón me sorprende, pero acabo cayendo. Es cierto que vinieron en una cosa enorme-. ¿Y qué pasó con el dragón? Porque eso no cabe en los establos...

Seguimos andando y charlando. Se hace agradable. Escomo si llevase tanto sin hablar con ella que se me hiciese raro, pero termina por no estar mal.

*fin de escena*

Pris se había abrigado tanto como le había sido posible, por supuesto. Porque estaba helada, como no podía ser de otra forma. Pero estar helada no era excusa para no salir a disfrutar de aquel blanco reluciente... que había ido dejando de serlo a medida que los pisotones de la gente lo habían ido tiñendo.

No importaba. Tampoco importaba que la capa que se había formado fuese mínima. Lo importante era que era nieve, fría y blanca, tan diferente a lo que había imaginado. Pris siempre había pensado en la nieve como arena muy blanca, pero no se parecía demasiado a la arena. La arena no se le deshacía en las manos cuando intentaba cogerla. La arena era más sencilla de manejar. Pero que fuera un reto no iba a hacerlo menos interesante.

Pris llevaba ya mucho tiempo a la intemperie, pero no tenía intención de entrar al palacio. No todavía. La novedad seguía siendo demasiado atrayente como para resistirse a ella.

*Se queda*

Thor no ha querido salir y se ha quedado acurrucado entre mantas. Pues peor para él. Yo no puedo quedarme en el palacio mientras la nieve nos rodea. Hace un frío que pela, pero con una buena capa eso se soluciona. Y pensar en lo mucho que me quejaba de pequeña en Aqua... ¡Con lo genial que es deslizarse! Traigo, por supuesto, la placa de insecto que conseguí en Humus y que, con suerte, servirá para bajar por alguna ladera congelada. No espero que esto sea impresionante, pero para empezar la temporada de frío...

Alzo las cejas al encontrar a otra interesada en la nieve. Me suena, pero...

-¡Hey! -le hago un gesto con la mano, parándome a varios metros-. Hace un frío de cojones, eh -comento.

Es una de las nuevas, fijo.

Pris se volvió hacia la chica que se acercaba con una especie de escudo en la mano. Sonrió. No era muy grande, ni tampoco parecía muy mayor. Quizás pudiera utilizarla ante Zaih como ejemplo de que no era tan pequeña para quedarse en Brontë. O quizás, más bien, necesitase bastante más que esa prueba para convencerla. Pero algo era algo. Un comienzo. Una luz de esperanza.

Se acercó, contenta.

-¡Hola! -saludó emocionada-. ¡Hace mucho frío! Madre mía, nunca había tenido tanto. Pero tampoco había visto nieve, así que ¡podré soportarlo!

Le brillaban los ojos.

Vaya, qué motivación. Enarco una ceja y la miro mientras se acerca.

-¿Mucho frío?-. Bueno, lo he dicho yo primero, así que no puedo negarlo-. Sí, no está mal, pero de aquí a un mes estarás deseando que esta sea toda la nieve que veas.

Al menos eso espero. Me decepcionaría mucho no ver más nieve este año. Porque esta no da para hacer buenas peleas, y el invierno pasado Retales y yo no zanjamos bien las cosas. Yo creo que Ben está deseando que le metan una buena bola de nieve por la capa. La verdad es que creo que la que hay hoy ya me da para...

-Soy Frikka, por cierto. Frikka Njothrbiartr.

Pris alzó las cejas, inclinándose un poco hacia ella. Soltó una suave risita.

-¿Tú crees? -preguntó, con euforia contenida en la voz-. Piensa que vengo del desierto. Llevo toda la vida sin nieve. ¡Tengo mucho que compensar!

Frikka, se presentó la chica. Pris la había visto por ahí con el reptil extraño, y asintió con entusiasmo. La señaló con un gesto.

-Claro, tú eres la dueña de Thor, ¿a que sí? -apuntó-. Una chica me habló de él el otro día, pero no me dijo cómo te llamabas tú. Bueno, yo soy Priscilla. Estoy aquí con mi hermana, Zaih. Seguro que ya nos has visto por ahí. Me suena que nos hemos cruzado, ¿no?

¿Y por qué voy a pensar yo que viene del desierto?, me pregunto. Ni que la gente lo llevase escrito en la cara. Claritas por aquí hay bastantes, y, al menos que yo sepa, no llevan los zapatos llenos de arena. Aunque tampoco he preguntado, oiga.

-Espera, espera-. Vayamos más despacio. "¿La dueña de Thor?" ¿En qué momento se ha convertido ese lagarto en mi marca de identidad, para empezar-. Sí, soy yo, pero... -. Enseguida lo aclara todo-. Ah, bueno, sería Ben-. Le quito importancia, relajando el tono-. Tu hermana es esa que se te parece, ¿no?-. Muy aguda-. Me suena, pero, entre tú y yo, no invita mucho a que se le acerquen. Tiene cara de que a su café le echaron sal en vez de azúcar -comento, riendo mi propia gracia-. Pero bueno, que encantada y eso. Y entonces dime, "Priscilla"-. Sí que suena simbombante...-. ¿Qué has hecho en esta tu primera experiencia con la nieve?

FdR- Pausa

Pris negó con la cabeza, convencida.

-No, no se llamaba así. Se llamaba Anna -apuntó rápidamente-. Ya sabes, la rubita de gafas que hace ropa. Estaba haciendo una bufanda muy bonita. ¡Y qué bien me vendría esa bufanda ahora!

Asintió rápidamente cuando le preguntó por Zaih'ra.

-Claro, Zaih -sonrió. Aunque, cuando ella siguió hablando, se le borró la sonrisa y bajó un poco los ojos-. No está pasando por un buen momento, ¿sabes? No ha sido así siempre. Yo espero que viniendo aquí se encuentre un poco mejor y tal. Los males de amores suelen curarse con un cambio de aires, ¿no? Bueno, eso dicen. Me gustaría pedirte que tengas un poco de paciencia con ella. Verás como mejorará.

Volvió la vista a la nieve y le dio una patada suave a la que tenía ante sí, con una sonrisa contenida.

-Pues... Bueno, pisarla, tocarla... Esas cosas. Lo más básico -explicó, casi como si le diera vergüenza la ilusión que le teñía la voz.

Enarco una ceja. ¿Por qué lo dice como si esa chica fuese la más popular de por aquí? "Ya sabes, ya sabes". ¿Y tengo yo cara de que me hagan ropa? Aunque algo han dicho por ahí de unas corazas que...
Y, bien pensado... ¿Qué le ha dicho ella de Thor? Aunque con el bicho tan mono ese que tiene quizás haya salido de ahí la cosa. No es tan raro, la verdad.

Luego se pone con su hermana. Y vaya si habla... La miro de reojo, pero no puedo contener la sonrisa pérfida. Es demasiado jugoso como para no mojar el pan, seamos sinceros.

-¿Mal de amores? Vaya, no tenía ni idea... -comento, inocente-. ¿Qué le ha pasado?

Tampoco es que conozca mucho a la otra, pero ya me cuesta imaginarla con una sonrisa afable, por mucho que me digan. Pero bueno, el mal de amores es jodido. Hay cosas peores, pero no es como... si no lo entendiese un poquito.

¿Pisarla? ¿Tocarla? Resoplo por la nariz, despectiva. Vaya puta mierda. Sin perdón.
Dejo caer la placa al suelo, a un lado.

-Anda ya-. Me acuclillo y hago una bola con la nieve, con una sonrisa-. Si esto es lo que todo niño quiere hacer cuando piensa en nieve-. La amenazo con ella, pero acabo por lanzarla contra un tronco-. ¿No?

Pris se quedó mirando a la chica un momento, y de pronto sintió cierta extrañeza en las comisuras de los labios, como si le costase sonreír. Porque no le gustaba la sonrisa de ella, por alguna razón. Parpadeó una vez, lentamente, y volvió a mirarla.

-Bueno, ya sabes, son cosas complicadas -resumió al final, con tono suave.

Pris sabía que solía irse de la lengua, pero aquel tema era tan delicado como para que fuera capaz de ser mínimamente cuidadosa al respecto. Probablemente, alguien con un poco de mano no tendría dificultad en sacarle la verdad en cinco minutos, pero aquella sonrisa seguía sin gustarle.

Pris se quedó mirando la placa un poco incómoda, y luego volvió la vista a ella. Acabó por reír.

-Supongo que ya no soy tan niña -sonrió-. ¿Para qué sirve eso?

FdR- Pausa

No se enrolla. Hago una pequeña mueca, pero termino por apartar la vista a la nieve y dejarlo estar. Tampoco es que sea asunto mío, ¿no? O eso es lo que puede pensar ella. Que no deja de ser verdad, al fin y al cabo.
Me encojo de hombros y me dedico a examinar un par de plantas, como si me interesasen, para entretenerme esos segundos sin conversación.

La miro de nuevo, evaluándola. No sé cómo de niña es. Siendo como soy yo, podría bien tener treinta años muy bien llevados. Pero sonrío de nuevo.

-¿Y no vuelve a ser uno un niño cuando ve la nieve por primera vez?-. Dirijo la mirada a la placa. Vaya, yo creí que...-. Bueno, estrictamente un trozo de coraza de una bestia que aniquilé una vez. Pero hoy es un trineo excelente, ¿no lo crees? -le pregunto, con un leve timbre emocionado.

Pris la miró un momento con curiosidad. Después miró alrededor, primero de forma muy evidente, después casi como si lo hiciera a hurtadillas. Por último, un tanto encogida y con ojos esperanzados, se atrevió a preguntar:

-¿Incluso en un sitio como este?

Su explicación resulta tan maravillosa que ni siquiera sabe decidir si es creíble. Pero sí sabe decidir que le gusta. Suena épico, heroico, maravilloso... Pris evalúa la coraza con la mirada, reprimiendo su emoción.

-Sí... sí que lo sería...

Frunzo un poco el ceño, pero no puedo evitar mantener la sonrisa. La veo así, tan novata como tantos otros, preguntándose a sí misma si seguir pidiendo un trozo de tarta estará bien o si a partir de ahora desayunará flexiones. Es comprensible, y podría aprovecharme de ella, pero no tengo hoy día de ser una mala zorra, así que asiento y concedo.

-Claro, mientras curres aquí da igual que te diviertas un poco. Ya sabes. No es esto un castigo ni nada.

No puedo contener el brillo de los ojos. Un brillo metafórico. Pero...
Le gusta. Le gusta la idea, eh. ¿Sería? Es.
Ladeo la cabeza, divertida.

-¿Sería? Eso suena mucho a que te gustaría probarlo -alzo las cejas en un gesto rápido-. No es que haya mucha nieve, pero si quisieras verlo en acción supongo que no podría negarme... -le digo, apartando la mirada brevemente, como quien no quiere la cosa.