Bosque

Aprovecho el alejamiento para descansar unos segundos. Ilumino más mis ojos para poder verlo, pues la nueva altura adquirida ha vuelto a dificultarlo.

Encaramada a un árbol y con los ojos iluminados, cualquiera me tomaría por lechuza. Borro, no obstante, rápidamente este pensamiento, muy alejado de la situación actual.

- No estoy huyendo. Simplemente tomo distancia -. Y esbozo una sonrisa.

Mithos me salve de los troncos que tiene por extremidades.

La rabia del chico era realmente graciosa para el líder mientras continuaba observando. Ahora la chrysos se había encaramado al árbol, lejos de las pezuñas de su adversario e iluminaba desde arriba con sus ojos.

Estaba muy cerca del campo de batalla y al ver al chico tan desesperado el líder decidió dar más animación al asunto.

Empleando su magia, se aproximó a los lugares donde la chrysos se dedicaba a iluminar sin ser detectado por el flamma. En cuanto esta se dispusiese a moverse sería divertido aparecer intermitentemente en su punto de mira.

Escudrié sus brillantes ojos con furia. Aunque, de hecho, eso me parecía bien: dejarme ver sus ojos en la oscuridad le daba puntos. Era un gesto muy noble, aunque tal vez ella lo usase con segundas intenciones, pues se veía que era de lo más rastrera.

Si se quedaba en el árbol no podría hacerle ningún daño significativo, pero ella no parecía por la labor de bajar. Además tenía un arma afilada con la que atacar desde las alturas, mientras que yo solo tenía débiles bolas de fuego con las que, como mucho, incendiaría el bosque. En vano, intenté golpear el tronco, pero este apenas se movió.

Maldije por lo bajo. Si al menos tuviera a Värdjas, pero... En ese mismo instante se podría decir que habíamos quedado en tablas.

Gruñí.

- Maldita seas, Lester.

Lo observo seria. Realmente, si lo que planea es quedarse ahí, al asedio, toda la vida, sí que es posible que logre alcanzarme, si es que no me encuentro a veinte metros del suelo debido al crecimiento del árbol antes, pero, de todas formas, no parece tan paciente. De hecho, ni tres minutos llevo aquí arriba y ya está de los nervios. Por surte para mí, su fuerza demoledora no es literalmente demoledora.

"Maldita seas, Lester". Me sorprende que use mi nombre (mi apellido, es decir) y no alguna palabra malsonante o el sustantivo "asesina". ¿Quién sabe? Si sigue llamándome así tal vez se gane el derecho a ser llamado por el nombre también.

Y entonces, cuando me da por apartar un instante la mirada, lo veo y palidezco de nuevo. El flamma desaparece de mis preocupaciones, siendo sustituido por...

Recupero la compostura al instante. No quiero mostrar debilidad ante el flamma, al que miro nuevamente.

- Creo que esto terminará aquí por hoy -siseo-. Espero que hayas aprendido a no manchar los nombres de los demás.

¿Dejarlo por hoy? Casi me eché a reír.

- ¿Te crees que esto es un juego, Lester? ¿Un entrenamiento y nada más? ¡¡PUES TE EQUIVOCAS!! ¡Yo no pienso dejarte escapar sin más para que recuperes fuerzas! ¡¿Y cómo piensas bajar?! ¡Recuerda esta noche, porque será la noche en que acabe contigo!

¿Qué se había creíto esa asesina? Yo, Rick Dehnel, sería el que la ajusticiara, y no iba a dejarle más tiempo de libertad.

Me aliso los pliegues de la ropa mientras habla y guardo mi arma. Tomo posición y, antes de que termine la última de sus frases, justo en mitad de su honorable sermón, salto del árbol y utilizo su cara como apoyo para saltar de nuevo, utilizando ese instante para dejar caer un "buenas noches" (la educación es lo primero) y quedando a más de un metro a su espalda. Entonces, aprovechando este agradable factor, echo una pequeña carrera y me disuelvo entre los árboles.

Si el panoli ese se cree que me va a dejar encaramada a un árbol todo el día como un gatito mientras ladra y ladra sin parar, creo que va a tener que esperar más tiempo del que cree.

*se va*

En cuanto Darvenwish recuperó una posición lejos de las miradas de ambos, amplió su sonrisa conteniendo una carcajada. Alehyss Lester. Su luz no la había salvado hoy de la oscuridad, sino que la había puesto en un aprieto. Felices ignorantes...

Consideró lo precabida de la muchacha en cuanto decidió dar por finalizado el combate, pero por supuesto su tozudo adversario se lo negó.

El líder se llevó un dedo al oído en cuanto el jovenzuelo bramó. Cómo gritaba el condenado. ahora el jefe de Caligo esperaba a ver como se desarrollaría el resto de la acción, pero la chrysos se dio harto tiempo a acortar el encuentro, pues escapó corriendo entre el bosque. La diversión había concluido.

Seguro que el bruto del flamma la seguiría. Con el cabreo que tenía acumulado, como para no. Por tanto, el líder Darvenwish caminó entre las sombras cerca del muchacho sin dejarse ver.

-Recuerda, Rick: Dentro del castillo, no -Comentó casi musical el líder antes de desaparecerse.

*se desvanece*

No sabía si lo peor había sido que se me había escapado o que me había dejado con la palabra en la boca (y quien dice palabra dice bota). Enseguida noté que mi nariz era la peor parada, ya que comenzaba a sangrar, y bramé furioso. Se había buscado una venganza digna de aquello, así que limpié la sangre de mi nariz y miré a mi alrededor, pero ya no había señales de ella.

Maldita chrysos...

Invoqué un flagrare y procedí a ir buscándola entre los árboles. Tenía que estar en algún lugar de aquel mundo ¡Y YO IBA A DAR CON ELLA!

La voz de Aren Darvenwish me detuvo. Lo busqué por todos lados, pero no di con él. Entonces comprendí la marcha de la chrysos.

Tenía más sentido ahora.

Y había algo que sí quedaba claro. No eran amigos.

Decidí que, de acuerdo con ella, lo mejor sería seguir otro día con el ajusticiamiento.

*se va*

Tras haber ido al bosque a tomar mis nuevas notas sobre Inger y actualizar ligeramente el perfil de Kettleburn y el de Dehnel cambio el escondite de mis cosas. Hacer esto de día y no por la noche, como es acostumbrado, me sirve para sentirme más segura, pues es menos extraño que alguien acuda al bosque a pasear por la tarde que cuando solo se ve oscuridad.

Una vez termino con mi trabajo, suspiro. Según tengo entendido, Jager vendrá pronto, así que espero convencerlo algo con lo que he recopilado.

Al finalizar mi tarea, doy un pequeño paseo.

*se va*

Una vez me interné en el Bosque, me dediqué a buscar una zona adecuada para mi entrenamiento. Con una piedra, marqué varios puntos en distintos árboles, y me dediqué a lanzar dardos, intentando hacer series de lanzamientos desde una distancia más bien larga, tan rápido como podía.

*Se queda entrenando*

- Deja de seguirme -gruño por quinta vez-. No tengo ganas de estar contigo, así que haz el favor de arrastrar tu piel de reptil lejos de mí.

Lleva un rato sin darse por aludido... Y es tan insoportable como un intenso dolor de muelas parlante y estúpido.

Veo entonces a la pequeña piscis y olvido momentáneamente al flamma.

Estaba recogiendo el último de mis dardos (uno que, muy a mi pesar, no había dado en el blanco) cuando un alarido estremecedor me dejó momentáneamente paralizada. No sonaba a humano. Me puse alerta. Aunque no sonaba demasiado cerca, se me había puesto la carne de gallina. Un segundo sonido, del mismo estilo, lo acompañó en poco tiempo. Se me encogió el estómago. La bestia.

Eché a andar en dirección contraria, intentando ser rápida pero silenciosa. No quería que se acercase y me localizase. Una cosa era una partida de caza, pero no podía enfrentarme a ella yo sola. Entonces fue cuando los vi. Primero a Alehyss, y mi corazón dio un vuelco. Al menos, ya tenía compañía. No tardé en ver aparecer tras ella a Dehnel. Mejor que mejor.

- ¡Lester! -llamé, intentando controlar mi voz para no gritar demasiado-. He oído algo. En aquella dirección -señalé a mi espalda-. Creo que es la bestia.

Saludé a la pequeña piscis, entonces, al escuchar el comentario de la bestia, todo dejó de existir para mí.

- ¡¡RICK DEHNEL SE ENCARGARÁ!!

Y comencé a correr en la dirección indicada, desenfundando mi manodoble.

*se va*

Dehnel salió corriendo en dirección a la bestia (o hacia donde yo había oído los gritos) antes de que ni Alehyss ni yo tuviéramos tiempo de abrir la boca. Miré a Alehyss, con un suspiro exasperado, y sorprendiéndome yo misma con mis palabras, propuse:

- Será mejor que le sigamos. No sé hasta qué punto es bueno andar solo por aquí ahora -estaba poniéndome demasiado nerviosa.

Alehyss se limitó a seguirme sin decir nada.

*Se van*

Entramos en el bosque algo fatigados por la carrerita...
-ya estamos...- dije algo cansado...- tienes miedo?... yo un poco... pero me da igual...- dije sacando a Altheda de mi mochila- espero que a esas cosas no les guste el amarillo canario... porque sino, estamos muertos.... AI! me he clavado una rama... esto de tener los pies tiernos es una faena, dije entre risas... Por cierto, ¿puedes conjurar uno de tus hechizos? me gustaria saber por donde ando...

"Claro", le dije con una sonrisa, y entonces cree una Clair ëm yäk y la mantuve en mi mano de forma que alumbrase por donde ibamos.

Lo cierto es que yo también tenía algo de miedo, ya que no tenía nada que hacer contra aquellas bestias...

Anduvimos sin rumbo durante varios minutos...
-creo que voló hacia el norte... pero no me atrevo a gritar su nombre... igual aparecen las bestias esas... no quiero morir... aún- dije entre risas...
-Hace mucho frío, ¿no?... quizas tu no tengas, pero yo estoy en pijama...


-Creo que ha sido un error venir de noche....

"Ya... ...¿quieres que te traiga una cortina?", le dije burlona.

Después me comentó que no deberíamos haber venido de noche.

"Cierto... además aunque estuviese por aquí probablemente estaría durmiendo al ser de noche. Pero bueno, puedes probar a llamarlo, si esas criaturas estuviesen por aquí ya se habrían percatado de nuestra presencia...", le cotnesté.

Además, yo también me habría percatado de la suya...

Que lista era esta chica... y yo que tonto...
-Silvanus, céntrate, que pareces imbécil... tienes una cara de tonto que no te reconozco -me dije a mi mismo.

-Tienes razón... TRISTAAAAAN!!!! TRISTAAAAAAN!!! ENANO!!! te he traido tu seta favorita!!!!! dije sacando una seta azulada de mi bolsa.

Bueno, yo estoy muy cansado... me duele el culo, ¿sabes? dije con una sonrisa mientras me sentaba a los pies de un arbol.
-La verdad no se de que hablar contigo... y el caso es que hay un monton de cosas que no se de ti... por cierto, eres una cláritas limpia? es decir, eres mestiza o no?

"Pues soy mestiza. Mi padre es claritas, y mi madre aether.", le dije mientras me sentaba a su lado.

-Pero no tienes alas.... bueno, ya me lo explicaras mañana... ahora necesito dormir un poco... mañana seguiremos buscando...

Le dí un beso en la mejilla, como es costumbre con toda la gente que me cae bien, me hice un ovillo y quedé profundamente dormido...

*de duerme_

"Vale, que duermas bien" le dije sonriente.

"Será mejor que permanezca alerta, no vaya a ser que pase lo de aquella vez.", pensé, rememorando mi encuentro con las bestias.

Deshice mi Clair ëm yäk apretando la mano, y me quede un rato mirando al cielo y pensando. Después de un rato saqué mi ocarina y empecé a tocar una melodía suave que no incomodase a Silvanus ni a las criaturas del bosque.

Voy planeando por los alrededores del bosque, casi dejando que mis pies toquen el suelo. Entonces, cerca de un lugar por el que paso, escucho una melodía a lo lejos. Posiblemente sea Hewina con su ocarina, pues no conozco a nadie más que toque un instrumento similar.

Siguiendo el sonido me acerco al lugar del que procede y, debido a la oscuridad del lugar, no puedo ver si realmente es quien creo.

Espero un rato -nunca me ha gustado interrumpir cuando alguien toca- y, cuando parece hacer una pausa, hablo.

- ¿Hewina? Perdona, no veo nada a estas horas... -Pregunto intentando no equivocarme. La silueta que se ve parece de ella.

"Sí, soy yo. Buenas noches.", le respondí, e hice una nueva Clair ëm yäk para que pudiese verme.

Después guardé mi ocarina en mi bolsa.

"Me alegro de verte", le dije sonriente.

Agradezco el hechizo que nos da un poco de luz y sonrio.

- Igualmente aunque, creo que no es muy seguro estar por el bosque -. Comento recordando a las bestias de hace dos días. Entonces me fijo que hay alguien a su lado y compruebo -no sin algo de dificultad- que es Silvanus. La verdad es que la última vez que lo vi no se portó demasiado bien.

- ¿Le ha pasado algo? - Pregunto un tanto seco, señalando al piscis con la cabeza.