Bosque

"Tranquilo, las bestias no están por aquí", le dije de forma tranquilizadora.

Después me preguntó si le había pasado algo a Silvanus, y entonces rememoré cuando me lo encontré tirado en las escaleras de caracol... pero era obvio que me lo había preguntado porque estaba dormido a mi lado.

Entonces le dije: "No, esque hemos venido hasta aquí para buscar a Tristán, que por lo visto se ha escapado... pero Silvanus estaba algo cansado y se durmió aquí".

Asiento a Hewina cuando me habla sore lo de Silvanus, pero recapacito en su primera frase.

-¿No están por aquí? ¿Cómo puedes saberlo? -Pregunto con cierta curiosidad. ¿Las huele o algo? respiro un poco profundo por si acaso pero... No, dudo que de resultado.

"Pues... es que puedo sentir presencias. No me preguntes como, pero es... algo que puedo percibir... como el aura de un ser vivo., le dije con una media sonrisa.

"En el caso de las bestias... pues... no te lo había comentado antes, pero desde que estaba aquí sentía como si algo me debilitase... y estuve varios días durmiendo en el claro... y... entonces me desperté con una mala sensación y sentí auras oscuras... y pude ver a las bestias frente a mi. Por eso se que no están por aquí.", le dije desviando la mirada.

No sabía que podría pensar de mi, pero sentí la necesidad de contárselo... ya que además es alguien que me inspira mucha confianza.

Escucho a Hewina con cierta sorpresa. Podía sentir las auras de los seres vivos... La verdad es que era algo realmente curioso. Y útil.

- Vaya, pues supongo que es genial , ¿no? Es decir, Sabes si estás en peligro y parece como si pudiese conocer más las cosas -. Le dije. La verdad es que no tenía muy claro qué decir porque no sabía muy bien a qué se refería cuando hablaba de sentir el aura.

- A menos que, como has dicho, te debilite y te impida defenderte -. Comento llevándome una mano a la barbilla. -Eso sería bastante engorroso

Luego recapacito un momento.
- ¿Y puedes sentir cómo es el aura de las personas o si cada raza tiene una distinta? -Pregunto con gran curiosidad.

"Claro", le dije con una sonrisa.

"Puedo sentir el aura de cualquier ser vivo. No es algo que me desvele con exactitud como es esa persona, cuales son sus gustos y ambiciones ni nada por el estilo... pero si me muestra el estado en el que esta se encuentra. Es como si fuese un reflejo de su cuerpo, su mente, su conciencia... e incluso su alma. Cada persona tiene un aura única. Lo cierto es que los miembros de la misma raza emiten las mismas vibraciones, pero no todos tienen el mismo tipo de aura. De hecho nadie tiene un mismo tipo de aura toda su vida, es algo que puede cambiar, pero siguen siendo únicas y características de esa persona.", le dije intentando explicárselo de una forma que pudiese comprenderme.

Escucho a Hewina con interés. Me parece algo increíble eso de captar el aura porque yo, y supongo que las personas normales, me quedo en eso de la impresión o eso de que alguien impone respeto... Esa sensación rara como cuando te encuentras con un líder o alguien muy fuerte. Me llevo una mano a la nuca.

- Wow, pues sí que es curioso entonces. Pero es algo excluyente, ¿no? Si percibes un aura que no te agrada en alguien y resulta que tenía un mal día o algo, quizá ya no quieras acercarte a esa persona...- Comento con curiosidad.

Esperando su respuesta me viene un vostezo. Salidas nocturnas... Dish.
- Perdona que no espere demasiado, pero creo que me retiro a descansar. Cuidate -. Sonrío y me despido. Es tarde.

*se va*

"Adiós", le dije sonriente.

Mire hacia Silvanus, que seguía durmiendo plácidamente sin percatarse de nada. Apagué mi Clair ëm yäk, me acurruqué en el suelo y permanecí allí, medio durmiendo medio en vigilia.

Me desperté sobresaltado... había tenido un sueño horrible: yo estaba en una tienda de mascotas e Inger me ponía una etiqueta con un precio, y entonces nadie me compraba, pero al cabo de un tiempo, Aren me compraba... pero ahora le pertenecía... pero al llegar a su casa, el me regaló a Cynara, con lo que ahora era de Cynara...
Lo que estaba claro es que la conversación que mantuve con Hewina sobre las posesiones de los seres había tenido consecuencias en mi subconsciente...

Hewina dormía hecha un ovillo... pobre, la había arrastrado asta este lugar... entonces me acerqué a ella y le pasé la mano por la cara... era muy guapa...
-Buenos días, le susurré. ¿vamos a buscar a ese maldito dragón? Toma, tengo una magndalena en mi mochila, cómetela, que yo no tengo hambre.

Al final me quedé dormida, y Silvanus me despertó. Me dijo si ibamos a buscar al dragón, y me ofreció una magdalena.

"mmmmm....buenos días. No gracias, no tengo hambre.", dije mientras me desperezaba.

Después me incorporé despacio.

-Bueno, si no la quieres, me la guardo yo- dije metiendola en mi mochila otra vez.
-vamos a buscarlo, anda.

Anduvimos durante un buen rato gritando su nombre, nos dirigimos bastante al norte y nos metimos en unos terrenos bastante frondosos, en los que era bastante dificil andar.

-Jope,- dije apartando una rama con mi mano- esto de andar en pijama en el bosque no es nada cómodo... ES QUE SE ENGANCHA EN TODAS LAS ESQUINAS!

Entonces vi una manchita roja encima de una piedra a lo lejos.
-No será eso?- le pregunté a Hewina- vamos a hacercarnos un poco...


-¿Tristán?-pregunté hacercándome-¿eres tú?

El bultito no se movió.

"mmm... espera un momento", le dije. Abrí mi bolsa, cogí mi ocarina y me dispuse a emitir sonidos a modo de reclamo.

El bultito rojo emprendió el vuelo y comenzó a acercarse, respondiendo al reclamo. Pude distinguir que era un dragón pequeñito que se acercaba a toda prisa.

"No se si será tu amiguito, pero un dragón si que es", le dije con una sonrisa.

Tristán levantó la cabeza y voló hasta hewina, que se había puesto a tocar su ocarina... parece que ya no se acordaba de mi... igual ya no me quería...
Sin duda era Tristán. Pero no hizo ni el menor gesto de cariño hacia a mí... el no entendía porqué le había olido a Aren aquel día... el no lo entiende...
-Tristán?-dije acercando mi mano a él, que estaba en el hombro de Hewina- ¿vienes?

El dragón giró su cabeza y oliqueó mi mano... entonces voló hasta mi cabeza y volvió a olisquear...: ya no olía a Aren... solo al jabón de camomila que siempre usaba.
Entonces el pequeño ser se metió en mi mochila para comerse las setas azuladas que había traido para el... estaba bastante contento... ya no estaba enfadado...

Ví a Hewina y me encojí de hombros...
-Bueeeno... lo que hace una nariz caprichosa ee?- nos vamos?

entonces ví a mi alrededor... -¿por donde ns vamos?... estamos perdidos... no se volver...

Me encogí de hombros y guardé la ocarina en mi bolsa.

"Volvamos por donde venimos", dije, por proponer algo.

Miré levantando una ceja y con cara de incredulidad...
-¿por donde venimos? yo no sé por donde hemos venido! este bosque es un laberinto... ademas nos hemos alejado muchísimo del palacio... no creo que debamos movernos de aqui...

Saqué a Tristán de la bolsa
-Olle, tu nos metiste en esto así que nos vas a giar hasta Brontë, vale? - dije lanzándolo al aire...
-Venga, sigámosle...

*se van*

FDR: ahora ya psteamos en el castillo

Se marchó al bosque, a un sitio alejado, muy alejado, al lugar más lejano al que podía llegar transportándose desde las mazmorras. Estaba rabioso, horriblemente rabioso, porque por alguna razón el pequeño cúmulo de acciones diarias había hecho reventar su baúl mental.

Destrozó árboles, se golpeó las manos, se arañó el pecho y, como siempre, su horrible glándula lagrimal traicionó los ojos inescrutablemente negros que ahora tenía. Y lo odiaba, porque no sentía nada más que una horrible ira y, sin embargo, su glándula era demasiado débil como para soportar que apretase mucho los dientes. Y entonces resbalaban las gotas vergonzosamente, como cuando discutía con su padre, y entonces él lo llamaba débil e inútil y lo humillaba y lo trataba como si fuese la niña de la familia.

Dio un grito horrendo y abrió un socavón debido al poder de un hechizo explosivo. Necesitaba cansarse porque no quería pensar y si algo hacía bien Aren Darvenwish era mantener a su cerebro a mil por hora en todo momento. Era horrible, era como buscar oscuridad para un Caeruleus. Era imposible.

Y entonces sonó un ruido y arrugó el morro como una bestia. Y allí estaba Barthemius, servicial y silencioso. Como una caricia antes de dormir.

El líder respiró hondo y miró a su alrededor para después quedarse quieto mirando a su vasallo. Barthemius era suyo de verdad, era aquello que su padre había querido impedir que tuviera y que ahora le pertenecía. Se acercó a él con desánimo y lo abrazó mientras buscaba la marca de su aniño bajo la camisa del claritas.

Barthemius no se movió. Si algo había conseguido tras tantos años era a ser la perfecta roca. Y mientras su dueño lo apretaba entre sus brazos y arañaba la marca de su omóplato izquierdo.

- Llévame a dormir, Then -. Susurró el líder notando como las lágrimas inconscientemente caídas acartonaban su cara.

Barthemius abrió los ojos, sorprendido. Hacía años que no escuchaba ese nombre y escucharlo nunca era sinónimo de algo positivo para la mente de su amo.

-Sí, mi señor -. Respondió con su voz arroncada de apenas usarla.

Ambos hombres desaparecieron al instante, dejando un páramo de destrucción en la zona más alejada del bosque.

*Desaparecen*

Cogí un farol de hierro y me adentré con Silvanus en el bosque. No podía creerme lo que estaba haciendo, pero no pude controlarme...

Cuando estuvimos lo suficientemente apartados del palacio, dejé el farolillo en el suelo y me senté un poco lejos de este.

Estaba muy nerviosa y no era capaz de mirar a Silvanus a la cara, así que decidí esperar a que el dijese algo mientras miraba hacia un lado.


*se quedan*


FdR: fuuu ò.ó

Que demonios le pasaba a esta chica? ¿desde cuando ella tomaba la iniciativa? Me gusta,

Me dejé arrastrar por ella hasta las profundidades del bosque. Su mano, agarrada a la mía, estaba temblando sin control.

Posó su farolillo en el suelo, por lo que la luz que emanaba de este, ofrecía un juego de luces y sombras la mar de erótico.
Ella se quedó quieta... realmente parecía asustada... pero en sus ojos no se veía miedo: sino pasión.
Me quité la camisa sin esfuerzo, pues siempre andaba con ella desabrochada y agarré su cara con mis dos manos, besándola apasionadamente.
Poco a poco, yo fui quedando encima de ella, ya que ambos nos recostamos en el mullido suelo del bosque.

Después de besarnos durante un rato y de suspirar de placer, pues parecía que a ambos no nos llegaba el aire, yo fui bajando por su cuello hasta llegar a sus pechos.
Desabroché bruscamente el botón de su vestido para quitárselo de un tirón y dejarla en ropa interior.

Mientras jugaba con sus senos, me desabrochaba el botón del pantalón y el cinturón.

Finalmente no me dijo nada, y cuando vi de reojo que se estaba moviendo lo miré, y me di cuenta de que se estaba quitando la camisa que llevaba puesta.

Entonces agarró mi cara con sus manos y me besó, y me dejé llevar...

Nunca había sentido nada así antes... pero no podía parar.

Entonces el me quitó el vestido que llevaba puesto rápida y bruscamente, y empezó a jugar con mis pechos. Se me escapó un pequeño gemido que intenté frenar nerviosa con una mano, y cuando me di cuenta el ya se estaba quitando los pantalones.

Iba realmente rápido, y tenía miedo... pero me gustaba. Sin embargo estaba realmente avergonzada, y me tapé la cara mientras me estremecía...

Después de desabrocharme el cinturón y el pantalón, la miré a la cara... pero se la estaba tapando.
Entonces paré y subí, hasta ponerme a su altura.
Aparté sus manos de su cara con las mías y la vi tiernamente a los ojos
-¿estas asustada?... si te sirve de consuelo... yo también- dije soltando una risa nerviosa. no tengas vergüenza... no es nada malo. Al contrario. me quedé callado un momento, acariciando su cara con una de mis manos- ¿sabes morena? aún no me has dicho que me quieres... dímelo- dije apartando un mechón de mi cabello hacia atrás.

Silvanus me apartó las manos de mi cara, y me dijo que él también estaba asustado, y que no tuviese vergüenza.

Después me dijo que le dijese que le quería, mientras me acariciaba la cara con una mano.

"Es cierto... nisiquiera se lo he dicho y ya estamos haciendo esto. Puede... puede que esto sea algo un poco precipitado... ", pensé mientras lo miraba a los ojos. Estaba muy nerviosa y confusa... pero mi corazón latía fuertemente, y solo podía pensar en él...

El me miraba de una forma muy dulce y tranquilizadora... y me quedé viéndole a los ojos durante un rato más, pero entonces las palabras salieron solas de mi boca: "Te... te quiero..."

Suspiré aliviado al oír sus palabras.
Entonces continué con mi faena.
Descendí por su torso desnudo, llegando hasta su ombligo. Bajé entonces besando la zona muy suavemente. Podía sentir sus pálpitos... estaba cerca.

Comencé a bajar su braguita con sumo cuidado, ya que mis dedos temblaban sin control alguno. Luego la lancé lejos de donde estábamos.
Entonces mi lengua buscó cobijo en aquel húmedo lugar, jugueteando con cada movimiento de placer de la chica.

Sentí entonces como había llegado al clímax después de un par de minutos. y Hewina no pudo aguantar más... pero yo aún no había acabado con ella todavia.

volví a subir hasta ella, para besar sus labios. Saliva y fluidos se mezclaban en nuestras bocas.
Entonces me puse de rodillas encima de ella y me quité los calcetices (puesto que los zapatos los tenía Massen) el pantalon y el calzoncillo. Volví a besarla y le susurré al oido- ¿Preparada?

Bajé entonces mi cadera hasta que estuve en el lugar propicio y comencé a entrar en ella despacio. Ella gemía bastante, y en el segundo movimiento, noté algo extraño en su interior... ella profirió un grito bastante alto, con lo que supuse que acababa de hacerla mujer en aquel preciso momento.
Era una sensación maravillosa, pero después de un par de movimientos de cadera, llegué hasta el fondo y no pude evitar liberar mi contenido en ella.

Entonces abrí mucho los ojos y me dí cuenta de lo que acababa de hacer... pero me daba igual... no quería estropear este momento, me puse a su altura, la abracé con ternura y nos quedamos profundamente dormidos... estábamos exhaustos y no nos importaba nada el frío de la noche... solo queríamos descansar... mañana ya habría tiempo para preocuparse, hablar o divertirse... ahora no.

Nunca había sentido nada así... y con cada cosa que me hacía gemía descontroladamente. Sentía mucha vergüenza, pero me sentía bien... solo sentí dolor cuando él entró en mí, pero deje de sentirlo al poco rato.

Al final sentí como él me llenaba, y yo me desvanecí.

Entonces él me abrazó, y poco después nos dormimos.


*se duermen*



FdR: joe, que difícil se hace narrar esto U¬¬ era mas divertido cuando aren y silvanus lo hacian y yo me reía de ellos... XDDDD

El líder Darvenwish rondaba el lugar en busca de algún tipo de presencia, pues en el servicio le habían dado el chivatazo de que de vez en cuando los guerreros escapaban por el bosque y no volvían hasta bien entrada la noche o hasta la mañana siguiente.

Ciertamente poco le importaba qué iban a hacer allí, pero por culpa del servicio ya no tendría excusa si algún guerrero moría en el lugar o sufría algún daño y Jill le tocaría demasiado las naices "¿Sabías que se iban al bosque tanto tiempo y no te responsabilizaste de lo qué pasaba? Pues ahora limpiarás también los retretes y blah blah blah" siempre con esa horripilante voz chillona. Se ponía enfermo solo de recordarla, aunque cuando le veía la cara enfurruñada se reía mucho.

Finalmente, y gracias a su maravillosa percepción, dio con el que parecía el problema de la noche anterior. Se acercó con lentitud y encontró a las dos ratitas tumbadas de forma muy poco ortodoxa o presentable.

Sonrió ampliamente. El chico aprendía deprisa. Se acercó un poco más -por supuesto impidiendo ser percibido- y repasó los cuerpos de ambos con una mirada analítica. Pieles desnudas entrelazadas en un contraste claroscuro, o más bien tirando a oscuro ya que el piscis tenía cierto moreno.

Dio unos pasos en círculos y se divirtió con la "tierna" escena. Ya tenía algo divertido que hacer sin que nadie pudiese reprocharle haberse sobrepasado con su discipplina. Aunque si era rebuscado... ¿Podían los guerreros escapar del palacio, dejando su entrenamiento y obligaciones, para hacer aquellas cosas? De entrada su respuesta era un sí, pero, si quería ser retorcido, tendría muchos argumentos para un no...

Pero no era él un hombre que pusiera tales impedimentos, el era más... conciso. Aunque ya estaba cansado de aquella situación, ciertamente. El pececito llegaba a aburrirle, con lo que después de romper un par de corazones -y quien sabe si algo más- daría por finalizada su tarea y se buscaría a otra zorrita. Estaba bastante harto ya de eunucos.

Sacó su reloj y miró la hora. Tenía cosas que hacer y no le apetecía seguir perdiendo el tiempo. Si eran atacados por una bestia ya se despertarían, o no... En tal caso no era su problema, sino el de Jillian.

*Desaparece*

Me desperté, y cuando abrí los ojos muy despacio pude ver que estaba en el bosque.

Sentí como alguien me abrazaba... y entonces recordé todo. Entonces abrí mucho los ojos y me giré despacio para ver a Silvanus, que todavía dormía.

"Madre mía...", pensé alucinada y sonrojada mientras recordaba todo y nos veía a los dos, así... completamente desnudos.

Entonces me quedé mirando su cara, mientras me tapaba la nariz y la boca con las manos, por vergüenza.

"Que lindo... así dormidito...", pensé sonriente mientras lo observaba, y después de un rato me acerqué y lo besé suavemente en los labios para que no se despertase.

Era un sensación extraña recorría mi cuerpo. No quería moverme de aquella postura.
Entonces noté como algo caliente y suave rozaba mis labios. Tardé unos segundos en comenzar a abrir los ojos. Era ella: Hewina me había besado... era la primera vez que ella me besaba sin que yo diese el primer paso.
Sonreí timidamente y me ruboricé...
-Hola...- dije dandole un beso y también en los labios- ¿estas bien?- ¿que demonios se le dice a una persona después de hacerlo?... jo... parecía tonto...
Via que estabamos completamente desnudos...
-Será mejor que nos vistamos... ¿no crees? dije mientras me ponía un calcetín.

Entonces me froté los ojos... tenia legañas.
-Aunque bien pensado... podríamos ir a darnos un baño, ¿no?