Claro del bosque

Tras pasarme un par de días en el dormitorio, decidí salir e ir al claro del bosque. No quería encontrarme con Heylel... a pesar de estar preocupada por su ala, y mucho menos con Silvanus. Pero bueno... no podía pasarme la vida allí encerrada.

Me senté junto al árbol de siempre, sobre una capa de hojas secas que habían caído de este.

Hoju dormía en mi bolsa, y en realidad no tenía ganas de nada en concreto... así que me quedé allí sentada, mientras miraba al cielo y me hundía en mi propia amargura.


*se queda*

Decido ir a un lugar alejado con las cartas de mi cumpleaños. No quería abrirlas, pero decido que ya es demasiado tiempo dándole vueltas a un tema que seguramente sea una tontería, así que me retiro a un lugar solitario para echarles un ojo.

Llevo las dos en las manos, decidiendo cual de las dos leeré primero, cuando llego al claro. Entonces me encuentro con una figura familiar en el lugar y me apresuro a guardarlas en el zurrón. No quiero que nadie curioseé sobre mi vida en estos momentos.

Estoy a punto de irme, pero supongo que la chica me ha visto, pues no he sido especialmente silenciosa, así que avanzo un paso y saludo.

- Buenas tardes. ¿Interrumpo algo?

Si me dice que sí y me deja irme me hará inmensamente feliz.

Escucho el sonido de las hojas secas crujiendo con las pisadas de alguien, y dirijo la vista al lugar del que provenía el sonido. Ese alguien resultó ser aquella chica chrysos que había visto en un par de ocasiones, y que por lo visto era buena amiga de Silvanus.

Entonces ella me saluda formalmente, y pregunta si interrumpió algo.

"No... tranquila, no te preocupes", le respondí.

No tenía gana alguna de sonreír... sin embargo lo intenté, y tras aquel amago de sonrisa le dije: "Eras Alehyss... ¿no? Hacía tiempo que no te veía"

Asiento ante su pregunta. Parece que no tiene pensado echarme. No directamente, al menos.

- Alehyss Lester, sí. Y, si mal no recuerdo, tu nombre es Hewina.

Vacilo unos segundos. No sé qué preguntarle, no sé de qué hablar con ella, pero mi misión es conseguir información y últimamente la he descuidado bastante, así que decido intentarlo por una vía sutil.

- ¿Qué tal ha ido el día? Últimamente todo parece apagado.

Me odio a mí misma por la pregunta. Incluso hablar del tiempo hubiera sido casi más entretenido. Estoy poco inspirada, desde luego...

"Sí", le respondo, pero ya que ella me ha dicho su apellido recalco también: "Hewina Astaldë"

Lo cierto es que a mi me gusta más llamar a la gente simplemente por su nombre, pero bueno... hay que ser educado, ya que no a todo el mundo le parece bien.

Entonces ella me pregunta por mi día, y comenta que últimamente todo parece apagado.

"Ah, vaya. Pues mi día... supongo que bastante apagado, también...", le dije.

"No sabes cuanto...", pensé.

Le dediqué otro de mis amagos de sonrisa, y entonces le pregunté: ¿y el tuyo?



Fdr: diálogo de besugos XDDD

perdón si tardo bastante en postear, me surgieron un montón de cosas que atender de repente x.x

- No demasiado animado tampoco -respondo sin más, encogiéndome de hombros-. Más de lo mismo de siempre.

La observo por unos segundos y, finalmente, me atrevo a hablar.

- Sin embargo, si me permites hacer el comentario, pareces mucho más afectada por tu día que yo. Tal vez te ha pasado algo malo y estoy siendo una molestia. Si es así, dímelo...

La verdad es que encontrarme con alguien que parece más apagado que yo puede subir mi moral, pero también resultar muy frustrante.

FdR- Tranquila XD Yo también ando de un lado para otro XD

"Bien... si sobrevivo, después de ser guerrera quiero hacer teatro. Porque jope... ¿tanto se me nota? Si apenas me conoce...", pensé.

La verdad es que no era muy consciente de las pintas que tenía... y además eso, la actuación no era lo mío.

Suspiro levemente, y entonces digo: "No, descuida. No eres molestia"

Todavía tengo muy presente lo de que no es conveniente contarle a gente que apenas me conoce toooodas mis preocupaciones, asi que simplemente digo "Y bueno... no es que haya tenido un día malo... solo son... problemas de... otros días"

"Problemas de otros días. Pf, que bien me explico... perfecto...", pensé nada más decir esa burrada.

Me acerco un poco a ella. Si no me voy a marchar por el momento, al menos añadir algo de cercanía al encuentro, y no ser solo dos colegas que se encuentran en el bosque y ya.

- Problemas de otros días... -repito-. No haré preguntas.

Suspiro y la miro. Tendremos que hablar de algo, supongo, así que lo intento por otro lugar.

- ¿Viniste a Brontë para luchar? ¿O solo porque fuiste llamada?-. Hago una breve pausa-. Responde solo si quieres. Pregunto esto por hablar de algo.

Ella repite la burrada que dije, pero entonces dice que no hará preguntas. En parte lo agradezco... pero no me agradaba mucho haber quedado como una tonta.

Entonces me dice aquello para cambiar de tema.

"Oh, bueno... pues... ambas cosas más o menos. Lo cierto es que no me había planteado ser parte de un ejército hasta lo de la llamada... y sin embargo formo parte de un clan de hechiceros que participó en muchas guerras.", le comento.

"Y no me agrada luchar, pero si hay un gran peligro que atenta contra nuestro mundo no voy a quedarme de brazos cruzados.", dije a seguir.

En realidad tampoco me gustaba mucho hablar sobre el clan, pero mi abuelo siempre insiste en que no caiga en el olvido, así que...

- Comprendo... -. Asiento lentamente-. Esta bien ver que por aquí hay alguien que respeta los principios de la llamada. Hay gente, sin embargo, que se dedica simplemente a utilizar Brontë como si fuera un hotel.

Me callo. Me estoy alterando. Me fuerzo a mí misma a calmarme y la miro.

- No es asunto mío, de todas formas.

Suspiro.

- Mi abuela era claritas. Ella era muy diestra con la magia, pero... La destreza se marchó con ella. Yo apenas la uso cuando hace falta.

Tras mi respuesta Alehyss me comenta aquello, y por lo visto con cierta molestia. No conocía a todos los que habían venido a formar parte de esto, pero lo cierto es que con los que había hablado del tema todos venían por la llamada.

Entonces ella cambia de tema, y me comenta aquello.

"Ah, vaya. La verdad es que yo no se hacer magia. Se que suena absurdo, después de haberte contado que soy de un clan de hechiceros y... teniendo un báculo como arma., le dije, alzando mi báculo unos segundos cuando lo menciono.

"Por algún motivo soy incapaz... a pesar de que mi familia ha tratado de enseñarme. En parte ese es otro de los motivos por los que vine aquí, ya que ellos ahora mismo no podían ocuparse mucho de mi entrenamiento.", le comenté.

- Venir a un lugar así a aprender... Es un buen motivo-. Asiento, conforme.

Alzo la vista al cielo. Está empezando a oscurecer. El otoño hace su presencia más notoria. Es buena excusa para marcharme. Regreso mis ojos opacos hacia ella y hago un leve gesto de cabeza.

- Espero que no te importe que me vaya ahora. Tengo un asunto pendiente por zanjar que me gustaría dejar hecho antes de que anochezca por completo.

Hago una pequeña seña de despedida con la mano y esbozo una sonrisa. Ser agradable es tan complicado...

- Que todo te vaya mejor a partir de ahora - digo, antes de volverme-. Buenas noches, Hewina.

Y con estas palabras, comienzo a caminar hacia la espesura hasta perderme entre los árboles.

*se va*

FdR- Lo siento, pero tengo que irme un par de horas u.u Volveré luego, por si alguien está interesado *rulz*

Buenas tardes : 3

"Ah, vale. Ha sido un placer hablar contigo", le digo más sonriente. Entonces ella se despide.

"Gracias. Adiós Alehyss, hasta otra", le dije mientras se iba.

"Parece muy seria... sin embargo es alguien con quien se puede hablar.", pensé.

"En fin...", murmuré.

Me quedé allí un rato más, pero Hoju se despertó hambriento, y ya hacía bastante frío... así que decidí volver al palacio.


*se va*

Anduvo dando vueltas por el palacio y llegó al claro. Quería conocer todo cuanto antes, pues odiaba el desconocimiento.

Llegó al claro y le dio una patada a un conejo que andaba por allí.
-¡Joder! ¡esto es un Cristo!- la mujer estaba bastante confusa, pues estaba acostumbrada a los barcos, lugares relativamente pequeños donde todo estaba apiñado, y ahora la joven se veía en una tesitura de amplitud en la que aún no se sentía cómoda- aquí tienes que recorrerte medio continente para ir a mear.- entonces escupió.

*se queda*

El líder Darvenwish escuchó unos berridos por el claro cuando se dirigía de camino al palacio. Si hubiese tardado tres segundos más en escucharlo se habría desaparecido de allí sin enterarse. Era siempre tan oportuno. Todo aquello que decidía era una jugada perfecta.

Se acercó al lugar de donde procedían y se topó con una mujer vestida de marinera con formas rudas y aspecto despreocupado. Una sinvergüenza, una bucanera, una sucia limpiacubiertas a fin de cuentas. Y pensar que había quien creía que era de mal fario llevar una mujer a bordo. En opinión del líder resultaba un gran negocio: Hacía compañía, servía de entretenimiento, era habitualmente más ducha en la cocina y podía servir como trueque para babosos. Claro que solo una y no más.

Se acercó a la mujer caminando de forma ajctanciosa demostrando que toda la finura y elegancia que a ella le faltaba la tenía él. Se dejó ver entre los árboles con la cabeza alta y se frenó a varios metros de ella. No quería que le escupiese mientras gritaba.

- Buenas tardes, señora, ¿podria decirme por qué tanto alarme en medio del claro? -Preguntó con total cortesía aunque, ciertamente, ¿para qué? Sabía que la respuesta de la mujer sería ruda y desagradable. Pero ya habria tiempo a reírse de eso.

Una voz la sorprende y rápidamente desenfunda su florete, buscando a la persona que ha producido las palabras.

Ella lo ve y lo analiza sin decir nada para luego levantar el labio en señal de asco.

Se acercó a el sin abrir la boca y con las manos en jarra comenzó a dar una vuelta alrededor del susodicho elemento. Caminaba con las piernas un poco abiertas, como siempre, mientras lo analizaba. No le tenía miedo.

-¿Señora?- le escupió- ¿a quien llamas tu señora? ¿acaso no me conoces, moscardón purpura? me presentaré pues: Soy la capitana Bocanegra. Encantada- dijo escupiendo en su mano recubierta por su guante de cuero y ofreciéndosela a aquel hombre.

El líder observó los movimientos y la altanería de la mujer y no movió un solo músculo sino que la siguió con la mirada. A la presentación y la falta de educación de esta tampoco respondió de inmediato y, en cuanto escupió sobre su mano y la tendió alzó una ceja con desagrado y alternó su vista entre el mugriento guante y la cara de la mujer. Por un momento esperaba que el guante se fuese corrollendo lentamente.

- Por suerte no suelo tener entre las personalidades conocidas a bellacos enclenques ni ratas de agua dulce. Por otra parte, he de decir que el sobrenombre os viene al pelo -. Indicó manteniendo su habitual sonrisa maleficente. Conocía lo que indignaba a los marineros ser tomados por grumetes que poco sabían del mal.

- Espero que no penseis, oh señorita "bocanegra", que voy a bajar tanto mi estatus como para ponerme a la bajura de vuestro comportamiento. Dese pues por saludada y agradezca que continue inmóvil ante semejante repugnancia -.Indicó con voz queda y mirando fijamente a la mujer. No se afectó por sus palabras, pues esperaba una respuesta similar a la obtenida, sin embargo, quería saber a qué había venido pues ya eran demasiados desconocidos juntos en el bosque.

- Pero dejando a un lado su falta de amor paternal -pues veo que no se han dignado a darle un educación- me gustaría saber por qué ronda estas tierras que lejos quedan de los mares o lagunas a los que parece pertenecer -. Inquirió permaneciento inmóvil con el brazo izquierdo recojido en su espalda. Observó por unos segundos el florte y añadió.

- Y baje ese juguete antes de hacerse daño -.


FdR: Por favor, no creas que todos los integrantes de Brontë son tan desagradables XDU

-Baja Modesto, que sube el chulo del barrio este.- dijo la piscis cruzándose de brazos.- Como veo que tu cultura marítima está por debajo de la media, te lo voy a poner muy fácil: yo soy la que ha tenido en jaque a la guardia marítima de Aqua durante los últimos 7 años, pero por motivos que no te conciernen, he tenido que venir a refugiarme a este lugar.- la mujer dio otra vuelta alrededor del hombre- veo que las vestimentas son de buena calidad, y veo también que las primeras impresiones te afectan mucho. Pero debes saber que tengo una cantidad insondable de dinero y tesoros y una educación impoluta que no he necesitado desde que me hice pirata y que por supuesto no voy a dejarla aflorar a no ser que la situación me lo pida.

La chica se limpió el escupitajo a su pantalón y, descaradamente le vio el paquete al hombre.

-Buena herramienta- dijo guardando su florete ante su comentario.- espero anotarte pronto en mi lista- entonces se dio media vuelta para irse del lugar, mientras se sacudía el pelo.


-No quieras saber quien fue mi padre ni como me ha educado. Que no deje aflorar mi educación no quiere decir que no, la tenga.- entonces se puso su sombrero de capitana- Me largo. Tú deberías hacer lo mismo, no vaya a ser que se te congele... dijo mientras escupía de nuevo al suelo y pasaba por encima del cadáver del conejo que había tenido la mala fortuna de cruzarse en el camino de la joven mujer.


*se va*

El líder escuchó las palabras de la mujer anotando su desparpajo y bravuconería. entornó un poco los ojos ante tal reto para su paciencia. Al parecer había topado con una ratera que creía poder dominar el mundo desde los bajos mares. Se rió para sí. Nadie desafiaba de tal forma a Aren Darvenwish.

- Espero que tu estancia sea agradable, pues la próxima vez que nos encontremos no tendrás tal suerte, grumetilla -. Indicó con calma mientras la joven todavía podía escucharle.

Se quedó observando su partida con la sonrisa torcida y la mente en activo. Aquel encuentro había reanimado su ansia.

*Desaparece*

Llegué al claro del bosque con Hoju en brazos. Caminaba lentamente con la mirada perdida en el suelo... y entonces vi el cadáver de aquella pequeña criatura.

Frené en seco con los ojos desorbitados, y me lleve una mano a la boca mientras se me llenaban los ojos de lágrimas.

"Pobrecillo...", murmuré.

Hoju comenzó a hacer ruiditos apenado, mientras se acurrucaba más en mis brazos.

No podía dejar aquel cuerpo sin vida allí, así que cuando logré tranquilizarme metí a Hoju en mi bolsa y cogí el cadáver en brazos. Después me fui de allí.


*se va*

Fui al claro del bosque a sentarme junto al árbol de siempre. Como tenía el brazo izquierdo inmovilizado y apoyado en un cabestrillo, estos días no solía hacer gran cosa... aunque realmente tampoco es que tuviese ganas de hacer muchas cosas. Me conformaba con relajarme y meditar en cualquier parte, como solía hacer tras situaciones de mucho estrés, como la de esta primera misión.

Entonces me dispuse a ello.

Tiempo después comencé a pensar en cosas que, sin embargo, debería hacer en un futuro no muy lejano. Entre esas cosas surgió la idea de escribir a mi familia. Ya había pasado bastante tiempo desde la última carta... y además ya había terminado los dibujos que mi madre me había pedido.

Finalmente me animé a hacer esa tarea pendiente en ese mismo momento. Abrí mi bolsa, y tras sacar al dormilón de Hoju comencé a coger todo lo precisaba para la carta. Después, empecé a escribir.



*se queda*

Le gustaba pasear por el bosque por la noche porque su buena visión nocturna le permitía relajarse sintiéndose amparado por aquella agradable penunmbra.

Arrastrando los pies, caminando por el espeso bosque que rodeaba el castillo, pronto se encontró con que existía un claro en el que se internó. Cambiar de paisaje de vez en cuando le resultaba grato. Y se alegró más aún al ver una figura humana pocos metros por delante. Se detuvo y dibujó una sonrisa que parecía una mueca.

- Buenas noches -saludo con su voz seca.

Llevaba ya varias horas en el claro, escribiendo la dichosa carta. Dudaba en si contarles lo de que Silvanus y yo ya no eramos pareja... y no me daba decidido, por lo que la noche ya me había pillado, y tuve que encender una clair ëm yäk que mantuve pegada a mi pecho, ya que para poder seguir escribiendo tuve que generarla en la mano izquierda.

Entonces me percaté de la presencia de alguien. Alguien que no conocía.

"Oh, buenas noches", dije devolviendole el saludo. Dejé lo que estaba haciendo y me levanté. Entonces me fijé en que era un caeruleus.

No me gustaba generalizar, pero sin embargo no pude evitar pensar: "Espero que no sea otro Aren, o otro Alexander..."

"Creo que no nos conocemos. ¿Has venido hace poco? Yo soy Hewina Astaldë.", le dije sonriente.

El joven supuso que el buen recibimiento de la muchacha era suficiente para que se acercase. Si bien él veía perfectamente, ella no debía de hacer lo mismo, por lo que, a mayor cercanía, mayor facilidad le daría para reconocer sus rasgos.

Dió varios pasos hacia ella, algo encorvado, como solía caminar y sin borrar la mueca de sonrisa de su rostro. Al llegar a unos escasos dos metros extendió su alargado brazo, cubierto por la manga de su túnica hasta la mano, que remangó con la otra, hacia ella.

- Soy Zacharyas -saludó-. He llegado hace unos días.

El extendió su mano hacia mi mientras se presentaba, por lo que se la agarré levemente y le dije: "Encantada"

Por el momento mi impresión sobre él no era mala... aun que todavía era demasiado pronto como para fijar una. Alexander también parecía muy amable al principio, y al final...

No obstante no es que me diese muy malas vibraciones.

"¿Y qué tal por aquí? ¿Estás a gusto? ¿Conoces a mucha gente ya?", le pregunté sonriente, frenando el mini-interrogatorio en la tercera pregunta.