Claro del bosque

Hace un buen día y me encuentro con ganas con lo que salgo al claro para ponerme a hacer algo de ejercicio. No puedo excederme porque todavía me duran algunas molestias del viaje, pero me apetece un poco de ejercicio relajado que me ayude a estirar los músculos sin el esfuerzo que requiere un combate.

También es un sitio tranquio donde no suele molestar nadie, lo cual está bien hasta que me desquite un poco. El médico dice que no me exceda con esfuerzos físicos, pero como no me canse un poco y se me de por cabrearme, voy a acabar arrancándole la cabeza a alguien.

Me saco la correa de la espada, la camisa y el cinto. Desde hace algún tiempo me resulta demasiado agobiante hacer ejercicio con ropa que me llegue al cuello. La sensación de presión en el cuerpo ha empeorado y parece que esté forrados de ropa ajustada hasta la frente.

Empiezo corriendo un poco alrededor del claro, con calma, controlando la respiración. Ahora necesito tenerla bien controlada para adaptarme a la tensión y no cansarme tan rápido. Después de trotar unos minutos y entrar en calor ya puedo dedicarme al ejercicio más específico.

Empiezo con algunas abdominales sin mucha complicación. Es hasta agradable notar el movimiento. Pero me duele un poco la espalda, así que no puedo disfrutarlo como me gustaría. Paro después de varias repeticiones y me paso a las flexiones. Esto estará bien para descargarme un poco.
Separo bien los brazos para cargar más el pecho que la espalda y empiezo con el ejercicio.

Después de un rato de flexiones me paso a estirar los músculos hasta que siento que tiran realmente, necesito desentumecerme bien, aunque acabe doliendo un poco. Practico el espagar con algo de trabajo, echándome hacia adelante para soltar bien los abdutores.

Al final, después de un repaso rápido, a lo que me dedico es a practicar con los puños, imaginando a un adversario rápido que me obligue a mover los pies y girarme rápidamente. En estos meses me ha resultado muy útil.

*entrena*

Llevaba ya bastante tiempo entrenando cómodamente y aunque estaba más fatigado de lo que debería, no me encontraba peor que antes, lo que me animaba bastante.

Resulta que es al poco, cuando ya estoy pensando en tomarme un respiro cuando escucho los pasos de alguien acercándose y me detengo finalmente.

La gente cree que las coincidencias son aleatorias, pero por mis experiencias podría jurar que las cosas pasan porque por h o po b se atraen entre sí y no ma habría girado con tanta calma de no haber notado que los pasos des extraño eran como para tomárselo con calma. Claro que ni siquiera soy consciente de todo esto hasta que me doy la vuelta para comprobarlo y mi vista se topa de frente -a unos metros en diagonal a mí- al flamma más bobo de todo Mithos. Reconozco que siento un escalofrío interesante que me hace no poder evitar una media sonrisa complacida. No sé si es por los acontecimientos que propicié en el pasado o por mi aspecto ahora mismo, pero me siento poderoso.

Me sacudo las manos con calma y acabo de girarme, poniendo una mano sobre la cadera.

—¡Rick Dehnel! Quién sino tú vendría a darme la bienvenida. Sé que mis estocadas son difíciles de olvidar —La sonrisa se me tensa con más satisfacción. Al fin es justo, ya no me importa que seas el bueno. Ya puedo ser el malo por completo.

A pesar de su cara de perro, se reprime, evitando responderme para luego marcharse y escurrir el bulto. Al menos el dolor lo habia vuelto algo más listo.

—¡Oh, el gran Rick Dehnel! Huyendo como siempre de todo lo que lo saca a resucir su inutilidad. ¡La nobleza dice! El nombre que los covardes le pusieron a escaparse de los que los acojonaban —Suelto una risotada, pasándome el nudillo por la nariz con jactancia.

—¿Qué pasa, Dehnel? ¿Me tienes miedo? Mejor llamamos a tu "dama" para que te defienda; a ella no me importa oírla gritar —Noto el pecho hinchado por la emoción. No era consciente de lo que esperaba este momento.

Se mantiene muy entero cuando le ataco a él, pero cuando la cosa para a la flamma entonces sí reacciona. Eres tan predecible, Dehnel.

—Así que aún sigue en la cuerda floja... No sé, digo yo, ¿por qué iba a molestarte entonces lo que yo hubiese hecho con ella si supieras que te ama con locura? —Comienzo a caminar tranquilamente, un poco hacia él, un poco hacia otro lado, rondando más que caminando.

—¿Qué pasa? ¿Aún no se decide con un hombretón como tú? No sé por qué, siendo un partido tan bueno, todavía podría tener dudas al respecto... Me preguntaba si Inger también tenía dudas... Aunque me las resolvió cuando vino a buscarme a la ducha —Entorno los ojos acentuando la media sonrisa. ¿Cuánta paciencia te han dado estos meses de calma?

Demasiado tiempo tranquilo. Parece que el ataque en la oscuridad lo ha dejado más tocado de lo esperado. El noble Dehnel no está acostumbrado a pelear de verdad, a los monstruos de la guerra.

—Cobarde —Esta vez se lo digo seco, más serio. Me acerco un poco más a él.

—Eres un cobarde, Dehnel. Eres estúpido porque estás tiritando de miedo. No te encaras cuando se ríen de ti por cobarde —Voy acortando cada vez más distancia con él, comiendo terreno y alzando ligeramente el tono —No me atacaste aquella noche por cobarde, Inger se deshizo de ti por cobarde y Lea se deshará de la misma forma porque no eres más que un maldito e inútil cobarde —A estas alturas lo encaro de cerca, pendiente de su reacción, pero sin miedo a su acometida. No es más que un pardillo acojonado

Me mantengo en mi sitio, ya muy cerca de él, esperando su reacción y no puede sino responder con una retahila de excusas que sólo dan más peso a mis acusaciones. Patético, claro, hasta el mejor de los hombres lo es cagándose encima cuando le puede la fiebre, el noble Rick no iba a hacer algo como eso. El cobarde de Rick no soportaría que lo juzgasen por una venganza como esa.

Le dedico un guiño y una última sonrisa mientras todavía pronuncia sus últimas palabras y vocalizo una vez más "cobarde" para que durante el camino se autoconvenzca a sí mismo de que no es cierto con miles de excusas a cada cual más elaborada. Espero que no te estalle la cabeza de la tensión, Rick Dehnel, sería una pena que lo hicieses por contenerte y no por estamparte contra una roca.

Ya no tengo mucho que hacer. Recojo las cosas y me marcho.

*se va*

En cuanto vi que nevaba no lo dudé. Había estado leyendo en la biblioteca y pensaba irme a entrenar pero cuando miré por la ventana y vi todo cubierto de una capa blanca no me pude resistir.
Me puse un abrigo que cortara el viento y salí a deambular por los terrenos.

No tardé en oír ruido de alguien en el claro del bosque y me acerqué a ver quién más se había aventurado a salir al frío. Se me dibujó una sonrisa al ver a Rick y no lo dudé un momento. Me escondí tras un árbol, cogí un montón de nieve de una rama baja, lo apreté firmemente y me preparé para comprobar si los entrenamientos de puntería me habían servido de algo.

Cuando se de la vuelta le doy en toda la nuca...

Asomé la cabeza y cuando se puso de espaldas a mí concentré todas mis energías en el tiro y lancé la bola, algo más grande que un puño.

Estaba escondido de nuevo detrás del árbol partiéndome de risa cuando se giró preguntando quién había sido. Me está vacilando, no puede no haberme visto. Aunque...Él se lo ha buscado.. Al momento un montoncito de nieve volvía a bailar en mis manos, algo enrojecidas por el frío. Si con la espada era él el que ganaba me tocaba a mí dar algunos golpes.

Hice dos bolas y, una en cada mano, salí de nuevo de mi escondite tras el árbol.

-¡En guardia! -Grité mientras lanzaba la primera bola. -¡Pies ligeros! ¡Reflejos rápidos! -Y con una carcajada lancé la otra, aunque ya desvié algo más el tiro. La puta derecha, no sé por qué lo hago tan mal...

Después del palabro una especia de barrera mágica parece frente a Rick y los dos proyectiles se estampan contra él.

-¡Eh, eso es trampa! -Cojo un montoncito de una rama cercana según me aproximo a él. -De qué me sirve esforzarme en dejarlas redondas y perfectas si no te van a dar. -Un poco más. -Supongo que lo importante es el factor ¡sorpresa! -Con la última palabra muevo el brazo de golpe frente a él en horizontal con un golpe fluido, soltando el montón de nieve en un arco.

Esa vez le había dado, pero no respondía de ninguna forma. Tras otra palabra la nieve se derritió, la verdad es que estaba bastante cortante.

-Esto...Sólo era una broma. Te vi tan concentrado... Hace mucho que no veía nevar, ¿sabes? En Ignis no suele pero en Ventus nevaba cada año. Lo echaba en falta... -Sonrío pero me quedo algo escamado. No creo que se haya enfadado por un poco de nieve, después de todo al parecer puede calentarse con decir esa cosa.... Me extraña su reacción, esperaba un contraataque pero responde bastante serio, aun así no le doy más importancia.

-Bueno, ¿y tú qué tal? ¿Alguna novedad? -Incliné la cabeza a un lado al fijarme en su ropa. -¿No hace mucho frío para dar puñetazos al aire en camiseta? Creía que los flamma soportaban peor el frío, ya sabes...El fuego se apaga con temperaturas bajas ¿no? -La verdad es que no lo tenía nada claro, no era como si hiciese fogatas en la nieve todos los días, pero me parecía lógico...A lo mejor son como una estufa gigante y se autocalientan...

Le veía lanzar un puñetazo tras otro. La verdad es que hay que tener ganas para entrenar con este tiempo...

Reí ante su comentario.

-Ya veo, yo tampoco soy friolero pero...Viéndote creo que se podría decir que sí. No creo que fuera capaz de entrenar así.

Estiré y encogí las manos para quitarme el frío de la nieve, ya empezaba a recuperar la temperatura. Un ruído me hizo girarme y vi al animal olisqueando. Abrí los ojos de par en par.

-Anda, ¿y eso? -Me quería sonar que me había comentado que tenía una mascota pero nunca la había visto.

Me quedé quito pero observando, era bastante grande pero no parecía peligroso.

-Pues no mucha novedad, la verdad...-Lea, es cierto. Pues sí que hace tiempo que no nos veíamos, ya ha pasado desde que la conocí. -Oh, es verdad. Lo cierto es que no hablamos demasiado pero sí que la conocí ya por fin. -Y a Gerald. Mejor me ahorraré esa parte por el momento. -Pero tendré que encontrarme alguna vez más con ella para conocerla mejor, con unos minutos de charla no es aprende mucho de una persona. -Y más si su perro te hipnotiza con su pelo brillante y suave.

El último comentario me dejó algo descolocado.

-¿Correr desnudo te parece algo normal que hacer como entrenamiento? También puedo moverme hasta los baños que también generan calor. -Solté una risa.

Acerqué la mano para intentar acariciar al animal en la cabeza. Tenía debilidad por los animales de no mil ojos. Aunque no es tan adorable como el perro de Lea...

-¿Por el agua? Parece muy pesada para nadar...qué curioso... -Aunque siempre me habían gustado los animales era un inútil con cualquier dato acerca de ellos.

-Eso sería genial. -Rechazar una invitación no era algo muy educado. O puede que pudiese llegar a serlo pero no me habían enseñado así. Cuando tu meta es subir en el ranking de importancia social no rechazas ningún ofrecimiento. No sé si en este caso es bueno o malo...Aunque viendo cómo flota Rick cuando habla de ella, puede que en directo sea un espectáculo digno de ver.

Me sobresalto ante su pregunta.

-P-pues sí. He conocido a unas cuantas personas más... A una sirvienta, Aloe, que me dio recuerdos para ti. -A tu Gerald...- Oh, y a una chica llamada Massen. Oh, bueno, y a un tío muy raro. Pero no sé su nombre...-Me revolví el pelo de la nuca quitándole importancia al asunto en general. Quiero conocer más a ese tal Gerald, pero si Rick se entera no sé cómo se lo tomará. No es como si no confiase en su palabra pero no puede ser tan horrible...Y eso que me robó mis patatas...Gilipollas...