Claro del bosque

Observó en silencio cómo Kettleburn abría los paquetes mientras le daba vueltas a la manzana que el piscis le había dado. El primero que abrió fue el de Heylel, luego abrió el del desconocido y luego el suyo. El chrysos frunció ligeramente el ceño cuando el piscis lo abrazó, pero no lo apartó (aunque tampoco le devolvió el gesto). Simplemente esperó a que Kettleburn lo soltase y, cuando lo hizo, miró al aether y rió.

—Gracias. Realmente espero que no fallezcais comiendo el pastel. Ya sabéis, para algo que sé hacer... No me gustaría descubrir que soy un asesino, aunque eso tal vez explique la repentina muerte de... — Esbozó una sonrisa jocosa y negó con la cabeza —. Es broma, es broma...

Observó la flauta. Y, tras unos segundos en silencio (en los que aprovechó para cavilar un par de cosas), respondió a la pregunta que el piscis había hecho antes.

—Sinceramente, dudo que el líder caeruleus te hubiese regalado algo. Aunque es cierto que le gusta la sala de baile y, por ende, deduzco que todo lo relacionado con la música, dudo que hubiese tenido un detalle contigo — Volvió a girar la manzana (que aún no había probado) y siguió hablando —. No te lo tomes a mal, pero él no deja de ser un líder y tú no dejas de ser un alumno. Además, ¿sabe que hoy es tu cumpleaños? — inquirió. Le dio otra vuelta a la manzana —. Por otro lado... Dudo que Price te hubise comprado algo, así que podemos descartarle. Nos quedan... — Frunció ligeramente el ceño — ¿A cuánta gente conoces? Y de esa gente, ¿cuánta tiene interés en la música? Creo que conoces a Alehyss (en el combate de las bestias te lanzaste a abrazarla), pero... — Sonrió. No se imaginaba a la chrysos teniendo ese gesto con el piscis — No sé si ella es de la clase de chicas que van regalando instrumentos musicales. Yo, más bien, me la imagino... — Ensanchó la sonrisa y volvió a darle una vuelta a la manzana —. Regalando libros. Le pega más, creo... Y, además, volvemos a lo mismo de antes. ¿Sabe Alehyss cuándo es tu cumpleaños? Pero bueno, a lo mejor fue ella. Podría ser. Si sois tan amigos como parecía aquel día, ¿por qué no?

>> Por otro lado, Heylel y yo quedamos descartados. Por lo que dijiste el otro día, creo que conoces a Rick, pero, sinceramente, lo veo demasiado... Digamos bobalicón como para ir regalando instrumentos musicales. Aunque también es cierto que hablé con él solo una vez. Igual estoy confundido y, en el fondo, es un lumbreras amante de la música. Pero lo dudo. Además, ayer dijiste que no lo ibas a invitar y, si no lo has invitado, dudo que se hubiese molestado en regalarte (por no hablar de que volvermos a la cuestión de si sabe o no cuándo es tu aniversario).

>> Después está Adela, la chrysos. Personalmente, no la veo. Si tenemos en cuenta que peleando es una mujer que tira por la fuerza bruta, no la veo regalando algo tan delicado como la flauta — Clavó sus ojos en el instrumento y sonrío —. Además, volvemos a la mismo, ¿sabe cuándo es tu cumpleaños? ¿Se lo has dicho? ¿Sí? ¿No? — Se encogió de hombros —. Que, oye, siempre puede ser (en caso de que supiese que era tu cumpleaños), pero yo no apostaría por ella.

Chasqueó la lengua y suspiró. Luego continúo hablando.

—Siguiendo con la gente que sé que conoces al menos de vista: Summer. — Miró a Kettleburn y giró la manzana —. No sé si has hablado mucho con ella desde la batalla contra las bestias en el lago. Es una flamma alta, de pelo castaño. — Con la mano que tenía libre, señaló sus hombros —. Más o menos le llega por ahí. Tiene los ojos azules y, pesonalmente, creo que es un poco... — Frunció ligeramente el ceño —. ¿Peculiar...? Algo así. No parece mala chica, así que a lo mejor te lo ha regalado ella. Aunque no sé qué clase de relación tienes o dejas de tener con ella... Tampoco sé si sabía que era tu aniversario o no... Pero bueno. Podría ser. Quién sabe.

>> Y finalmente, sé que conoces a Hewina. — Clavó sus ojos en el piscis y ensanchó su sonrisa. Recordaba su último encuentro con la claritas, y la preocupación de esta por Silvanus. También recordaba que había sido ella la que le había dicho que hablase con él para que volviesen a llevarse "bien" —. Es buena chica, y creo recordar que me dijo que era bastante creativa... Además, es artesana, ¿no? — Miró a Heylel y luego desvió su vista para clavarla en la flauta —. Podría habertela regalado ella... O no. Si tú no quieres saber nada de ella, no sé hasta qué punto te regalaría algo. Yo no lo haría, desde luego. Pero quién sabe...

Suspiró y volvió a darle una vuelta a la manzana. Luego rió.

—Vamos, que no tengo ni idea. Aunque diría que fue una chica. Una de esas tres. — Se rascó la mejilla —. A lo mejor deberías preguntarselo a alguien. Yo qué sé... A Alehyss, a Rick, a Adela... A alguien. O, si no, piensa en la gente que sabe cuándo es tu cumpleaños y luego piensa en la gente a la que le importas. Seguro que así sabes quién te lo ha regalado.

FdR. sé que estáis pensando en esto
Y no, no ha probado bocado xD
Y todo eso para llegar a la conclusión de que no tiene ni zorra... e_e

Me quedo con la boca abierta y un trozo de torta en la mano, atento a sus deducciones. Pasa tanto tiempo que la otrta se me cae en los pantalones y ni cuenta me doy, acto que Tristán aprovecha para comenzar a comer de mi ropa los trozos caídos.

-Lyam... me me has asustado- digo tragando saliva y arrimándome más a Heylel hasta abrazarle uno de los brazos del aether.- ¿como eres capaz de pensar tanto? - digo con la voz bajita y tímida.

Vuelvo a ver el regalo. Es bonito... -No me apetece divagar sobre quien es. No ahora. Quiero estar de fiesta con vosotros, no inventando hipótesis- comento gracioso. - ¿verdad Heyl? ¿o tu quieres probar suerte de a ver quien me lo ha regalado?

La verdad es que las suposiciones de Lyam me han dejado bastante anonadado, pero ahora quiero olvidarlo.

-Tranquilo, si me entero, tu serás el primero en saberlo- le auguro victorioso.- Puedes comer, ¿eh? - le animo a que lo haga, pues su manzana se va a achicharrar en el fuego azul.

-¿Teneis sed? Yo he traido unas bebidas variadas. Iba a traer agua, pero como es un día espeial... pues he traido... "otras cosas"- digo sonriente.- ¿queréis? - les digo bebiendo de una de las botellas a morro.

Miro a Lyam bastante atónito mientras empieza a divagar y me mantengo en silencio sepulcral. En cuando acaba continúo unos segundos en silencio con cara de póker. ... No sabía que se tomase tan enserio la búsqueda de posibles sospechosos de regalar un instrumento por el cumpleaños. La manzana se me escurre por el palo hasta la mano porque está casi totalmente comida y, cuando noto el aguilla de la fruta, reacciono, muevo el palo y la devulevo al centro para comerme lo que queda.

-Wow, sí que te lo tomas a pecho... Yo habría dicho que a lo mejor ha sido Alexander o Hewina porque son los que más le conocen, pero de ahí a repasar cada movimiento de las personas que le conocen y elaborar suposiciones argumentadas con cada uno...No quiero jugar contigo al ajedrez -. Acabo por bromear sonríendo a pesar de que me ha dejado un poco a cuadros su explicación. Qué cosas...

Entonces Silvanus saca las botellas que, al parecer, contienen bebidas alcoholicas -o eso parece querer decir cuando explica por qué las ha cogido-.

-Bueeeno, es una fiesta y un relax así no hará mal a nadie -. Comento cogiendo uno de los vasos para que me sirva de la botella que ha abierto.

Al ver las reacciones de sus compañeros, alzó ligeramente las cejas y parpadeó varias veces. Por lo que decían, parecía que se habían sorprendido. El chrysos esbozó una torpe sonrisa y dejó escapar una suave risa. Miró de reojo al aether.

—No es que me tome a pecho todo... Pero es que me ha despertado curiosidad — Clavó sus ojos en la flauta y sonrió —. ¡Sólo miradla! Es un regalo genial. — Ensanchó la sonrisa —. Quién sea que la haya hecho se merece, al menos, un gracias. — Miró a Kettleburn y rió —. Y tampoco es que piense tanto, por favor. Y no necesito saber quién es si no quieres.

Haciendo caso al comentario del piscis, probó la manzana que tenía sujetaba con una mano. Después miró al piscis, que había sacado las botellas y que, en esos momentos, bebía de una de ellas. El chrysos frunció ligeramente el ceño y, al igual que el aether, cogió un vaso. Él era más refinado que el piscis.

—Opino lo mismo que él — dijo, y señaló a Heylel con la cabeza. Luego añadió —: Y, por cierto, no sé jugar al ajedrez, así que tú ganarías sin duda, Heylel.

-Jajaja es cierto, la persona que lo hizo se merece que le dé un abrazo bien gordo- concluyo rascándole la cabeza a Tristán.

Veo que mis compañeros beben, pero lo hacen por un baso. Alzo una ceja y sonrío.- Anda mira, si son finos y todo- digo señalándolos con el pulgar y hablándole a Tristán como si me entendiera.

-Lyam, ¿puedo tomar un poco de tarta?- digo acercándome a 4 patas hacia ella. -tiene una pinta estupenda.- digo pasando mi dedo por su superficie para luego chuparlo. -RIQUÍSIMO- grito contento llevándole a Heylel la tarta para que meta el dedo el también mientras cojo una fresa y me la meto en la boca de un golpe.

-Por Mithos, Lyam, que bien la has hecho. -Digo ofreciéndole a el también con la boca llena.

Lyam parece algo sorprendido de nuestra reación y trata de restarle importancia. Mientras lleno mi vaso con el licor escucho como dice que no sabe jugar al ajedrez. Lleno su vaso también.

-Bueno, yo apenas sé los movimientos de las fichas, así que sería una partida reñida -Bromeo riéndome un poco por el comentario. Luego le doy un trago al vaso. No está mal la bebida.

Me río al ver como Silvanus se acerca a la tarta con deseo y la prueba con un dedo para luego traerla hacia nosotros asegurando que está muy buena.

-Habrá que probarla entonces... -digo con falsa resignación, ayudándome de las cosas que hay a mi disposición en el picnic para cortar un trozo manchándome lo menos posible. Al fin la pruebo. Está buena.

-Huuum, muy buena, sí, sí. ¿Y cómo dices que la has hecho? y, sobre todo ¿quién demonios te ha enseñado? Nunca me hubiera imaginado esto de un tipo como tú -comento, animado, mientras me tomo mi trozo.

Asintió ante la pregunta del piscis y, al ver su reacción, dejó escapar una suave carcajada. Dio un trago al vaso, que el aether le había llenado, y luego clavó sus ojos en él.

—Gracias — dijo, señalando con la cabeza el vaso. Luego sonrió y añadió —: Y, bueno, en ese caso, igual podría hasta llegar a empatar contigo en la partida. Más no, de eso estoy seguro.

Observó cómo Kettleburn le acercaba la tarta a Heylel y ensanchó la sonrisa. Bebió un trago y escuchó lo que ambos decían. Parecía que a ambos le había gustado. Cuando el piscis le acercó la tarta, el chrysos negó suavemente con la cabeza.

—No me gusta la nata — dijo.

Mordió la manzana. Luego miró al aether, que le había preguntado cómo la había hecho. Tras una breve explicación, volvió a beber un trago. Y cuando Heylel le preguntó quién le había enseñado, dejó escapar una suave risa.

—¿Qué quieres decir con un tipo como yo? — inquirió, con un regusto jocoso en su tono de voz. Luego negó suavemente con la cabeza y suspiró. No le gustaba hablar de su vida privada, pero podía hacer una excepción con él. Aquello ni tan siquiera tenía que ver con su trabajo y, además, el aether le caía bien —. A ver... Si tanto te interesa, cocino desde hace bastante. Como mi madre trabajaba, yo me dedicaba a las tareas domésticas, entre las que se incluye la cocina. Aprendí a cocinar porque una amiga de mi madre me enseñó. En cuanto a los pasteles, aprendí a hacerlos porque a una amiga le gustaban. Eso es todo.

Volvió a morder la manzana. Sonrió.

—Aunque, si soy sincero, hacía bastante que no me ponía a cocinar nada... Me pregunto si habré perdido la práctica...

-¿Co-co-co-como no te puede gustar la nata? pregunto incrédulo con la boca abierta. No no no no eso está muy mal- digo asintiéndo con la cabeza en un movimiendo final para hacer mas visible mi indignación.

Bebo y continúo.

El fuego crepita y nos calienta.

Escucho mientras saboreo con mis dedos la nata el relato de Lyam. Sé lo que es su madre, pero por respeto, no voy a decir nada porque no quiero estropear el ambiente. No tuvo que haber sido fácil para él. Bah, la vida es dura, a mi también me han pasado cosas malas y no se las voy restregando a nadie, vale que Lyam tampoco lo ha hecho, pero cada familia tiene sus problemas y ninguna está exenta, por lo que simplemente escucho aumentando la información sobre su pasado.

-Jo, yo también quiero aprender a hacer estas cosas tan ricas- digo relamiéndome.

-Heyl, come más.

Entonces me acuerdo.

-EY EY ¿sabeis algo del torneo? ¿ no estáis nerviosos? yo cada vez que lo pienso... ME PONGO EUFÓRICO- digo dándole otro sorbo a la botella.

Creo que estoy bebiendo muy rápido.

Río de nuevo con la respuesta de Lyam.

-Bueno, quizá las fichas deciden largarse por nuestra falta de capacidad -Bromeo dando un nuevo trago a la copa. Luego Lyam anuncia que no le gusta la nata y que por eso no probará la tarta. Es una pena. Cuando silvanus me ofrece otro trozo lo cojo encantandoi y me lo tomo.

-No sé, un tipo como tú que no parece porestar atención a ese tipo de cosas, supongo -Comento mis impresiones encogiéndome de hombros y después escucho su relato.

-Vaya, eso es muy interesante. Una pena que tu madre tuviese que trabajar tanto como para eso, pero ha valido la pena - Comento, divertido, haciendo un gesto para sañalar la tarta, resultado de su aprendizaje. -Bueno, puedo decirte que si tenías más práctica que esta, entonces ve a ser pastelero comarcal o algo así -. Digo bebiendo de nuevo.

Silvanus pregunta por el torneo y me quedo pensativo. La verdad es que no pensaba en ello.

-Lo cierto es que, ahora que lo dices, sí que es como para ponerse nervioso, pero sinceramente no suelo pensar en ello. Cuando llegue llegará. Entreno con regularidad así que no me preocupa - Comento para luego beber otro trago.

Hablamos durante un rato sobre el tema y vuelvo a rellenar los vasos.

-Bueno, chicos, nada de presiones. Hagamos un brindis -. alzo mi copa. -Por silvanus y sus 19 y por que no se meta en más lios -.digo, riéndome, para llevar a cabo el brindis.

Se encogió de hombros y miró al piscis.

—No me gusta la nata porque es excesivamente dulce — Giró la cabeza y clavó sus ojos en el aether. Sonrió — Las fichas harán un motín y ocuparán nuestro lugar. Nosotros seremos las fichas de esa hipotética partida.

Bebió un nuevo trago y escuchó las palabras del aether y del piscis. Sonrió al escuchar el primer comentario del aether, pero el gesto no duró demasiado en su rostro. El siguiente comentario de Heylel le borró la sonrisa. Bajó la cabeza y dio un par de vueltas al vaso. Tras observarlo en silencio durante unos segundos, bebió un nuevo trago, este más largo que los demás. Luego esbozó una lacónica sonrisa y miró al aether de reojo.

—Bueno, a decir verdad, me hubiese gustado que... ¡No sé! — Se encogió de hombros y soltó una ligera carcajada, irónica — No llegase por la madrugada, que... Hiciésemos algo juntos... O algo así. Lo normal, vamos... — Suspiró —. Pero bueno, teniendo en cuenta su profesión, no le puedo pedir más... Supongo. — Bebió un nuevo trago. —Pero bueno, tanto da.

Escuchó en silencio las palabras que sus compañeros dedicaban al torneo. Había oído hablar de él, evidentemente, pero no se había apuntado. Aún así, planeaba acercarse a ver cómo se desenvolvía (si es que eso era posible). Cuando ambos terminaron de hablar, sonrió, bebió un nuevo trago y habló:

—Yo no estoy nervioso porque no me he anotado, pero, si estuviese en vuestra situación, supongo que lo estaría...

El aether rellenó los vasos y, justo después de hacerlo, proclamó un brindis. Alzó su copa, gesto que el chrysos imitió, y sonrió al escuchar las palabras del aether.

—Por Silvanus, sus diecinueve y porque no se meta en líos... — repitió.

FdR. ala, ala, ala, tú, que te vas de la lengua siempre que habláis de eso ò.o

Heylel habla de su madre. No Heylel, no te metas por ahí, que lo vas a fastidiar. Pero yo no puedo ni quiero decir nada, por lo que me que callado observando su conversación. Doy un mordisco a mi comida y me levanto para echar un poco más de leña al fuego.

Cuando vuelvo, Heylel propone un brindis y yo sonrío mientras me siento a su lado y alzo mi botella. Un poco sonrojado. Ya no solo por la situación y por lo que ambos dicen sino porque el efecto de estas bebidas comienza a dar resultados.

-Gracias chicos.-agradezco mientras mi botella choca contra sus vasos.

Vuelvo a beber fuertemente y me fijo que ya voy por la mitad. Quizás debería controlarme un poco... o no.

Vuelvo a pasar un dedo por un borde de la tarta para volver a probarla y degustarme con ella.

-Bueno bueno. -digo frotándome las manos divertido.- Vamos a jugar a algo, ¿no? Venga, un día es un día. ¿Jugamos al "verdad o atrevimiento"? os adelanto que una vez jugué a eso con Thamerlein, una chica aether que no se si conocéis y nos quedamos desnudos los dos, pero esta vez no tenemos que ser tan extremos. Río.- Venga, empiezo yo. Esta va para Heylel. -carraspeo- Señorito Tulvid- le digo gracioso- Cuéntenos, cuéntenos... a ver, alguna vez has estado con otra mujer que no fuera Gabrielle?- pregunto dándole un codazo amistoso y divertido al final rompo a reír en una carcajada.

-No tenemos porqué jugar si no queréis, pero a mi me apetece mucho meterme con Heylel, a ti no ¿Lyam?-digo rodeando a Heylel con mis brazos para darle un bonito abrazo.

Borro la sonrisa cuando Lyam habla de su madre ya que sus comentarios no resultan demasiado exactos. Si no fuese porque es el cumpleaños de Silvanus le preguntaría para disculparme, pero no quiero estropear la velada.

-Hujum... Bueno, ¿un juego dices? No sé, siendo tú no sé si fiarme -Comento cambiando de tema y recuperando la sonrisa. Silvanus habla de verdad o atrevimiento y lo miro algo curioso. ¿Desnudo con una aether? ... No sé hasta que punto resultará divertido jugar a esto hoy...

-¿Siempre tienes que hacer cosas tan raras? -Pregunto cuando se propone a empezar. Pero como la pregunta la dirijo a mí me callo y escucho. ante sus palabras, frunzo el ceño y me aparto cuando me dedica el codazo. -¡No! ¡Claro que no! Por favor... Gabrielle es la única mujer de mi vida y así será por muchos años -Digo, resuelto, hinchando el pecho y levantando la cabeza. Luego noto como Silvanus viene a agarrarme y pregunta a Lyam si no le apetece jorobarme.

-No sé si me está gustando este juego... -Comento con cierto fastidio, pero me hace gracia. -¿Y por qué no te preguntamos a ti, eh? Di, Silvanus Kettleburn, ¿Cuántas veces has tratado de llamar la atención al líder caeruleus? -Pregunto, bromeando. Sé que ese puede ser un tema complicado por eso mi tono es amistoso y deja ver que, en el fondo, no quiero busco una respuesta sino un simple pique.

Tomó un trago después del brindis y escuchó en silencio cómo Silvanus relataba el resultado de un juego con el que había jugado con una aether que él, el chrysos, desconocía. Aparte de Heylel, no se había topado con ningún otro aether durante su estancia en Brontë. Pero, ahora que gracias a Kettleburn conocía su existencia, se dijo para sí que tendría que encontrarse con ella. Se suponía que tenía que conocer a los miembros de Palacio, y así lo haría.

Cuando Kettleburn terminó su relato, se dirigió a Heylel, haciendo que este formase parte del juego que, aparentemente, acababa de comenzar. El piscis le dio un codazo al aether y , con un tono divertido en la voz, le preguntó si en su vida hubo alguna mujer aparte de su actual esposa. El chrysos alzó ligeramente las cejas, sorprendido no por la pregunta del muchacho, sino por la respuesta del interrogado.

—¿No has estado con otra mujer que no fuese tu actual esposa? — preguntó, con una mezcla de sorpresa e incredulidad en la voz y las cejas alzadas. Frunció el ceño y desvió su vista de Heylel — Espera... ... ¿Entonces te has casado sin...? — Negó con la cabeza —. Perdón, perdón, perdón... Es sólo que la respuesta me ha... Sorprendido. — Sonrió y miró al aether —. Ignórame.

Al terminar la frase, volvió a beber un trago y miró a Kettleburn, que acababa de preguntarle si quería molestar al aether, de reojo. Alzó ambas cejas.

—¿Qué si me apetece fastidiar a Heylel? Pueees... La verdad, no veo el motivo... — Dejó la frase en el aire durante unos segundos y escuchó cómo el aether le preguntaba al piscis cuántas veces había intentado ganar la atención del líder caeruleus. Cuando Heylel terminó de hablar, continuó —: Pero como queráis. A mí me es indiferente.

Tomó un nuevo trago. Participar en el juego podría ser interesante para conocer más detalles sobre ambos, así que tal vez sería buena idea formar parte. Total, todas sus respuestas serían falsas...

-Jajajajaja HEYLEL ES MONOGAMO HEYLEL ES MONÓGAMO- digo riéndome de él y señalándole con el dedo índice enseñando todos los dientes para picarlo. -Mirale que orgulloso está, Lyam- digo volviendo a abrazar a mi emplumado amigo.- ¿no es para achucharlo? míralo que buen marido es.

Vuelvo a beber. Los mofletes ya los tengo rojos, ya que el azucar del pastel ha intensificado los efectos alcohólicos de las bebidas.

Me tambaleo un poco y me separo al oir la pregunta de Heylel.

-Oye... esa pregunta me ofende- digo hinchando yo el pecho ahora.- que sepas que yo nunca he tratado de llamar la atención de Aren... ha sido mi encanto natural lo que le ha hecho caer en mis redes.- digo caraspeando y haciendo una pausa para encenderme un pitillo.

Hecho el humo.

-48- digo rojo como un tomate.


-Ale, ahora te toca a ti Lyam. veamos... ¿tienes novia?- pregunto acercándome a cuatro patas desde el lado de Heylel al suyo para sentarme a su lado y atender mejor a su respuesta.

-Venga, di.

Escuchó en silencio la respuesta que el aether dio a sus palabras y rió al ver cómo reaccionó ante el griterío del piscis. Bebió un nuevo trago mientras ellos gritaban y, cuando terminaron, centró su atención en el piscis. Kettleburn había hinchado su pecho y respondía a la pregunta del aether. Cuando terminó de hablar (manifestando que él nunca había buscado la atención del líder caeruleus), encendió un cigarrillo y, tras soltar el humo, dio la verdadera respuesta a la pregunta. Había buscado la atención del caerulues un total de cuarenta y ocho veces. El chrysos rió.

—Creo que eso roza el acoso... — comentó, jocoso.

Se pasó una mano por el pelo, echándose el flequillo hacia atrás, y miró de reojo cómo el piscis se acercaba a él. Alzó la ceja derecha y, al escuchar su pregunta, dejó escapar una leve carcajada. Observó al aether, que también lo miraba, y, tras unos segundos en silencio, negó con un movimiento de la cabeza.

—No, no tengo.

Y aquella respuesta era cierta. No había motivo para mentir en algo tan trivial.

Ambos se burlan de mi y yo me río, hundiendo la cabeza en mis hombros, llevándome una mano a la nuca y echando ligeramente la lengua.- Dejadme- digo riendo.

Me he bebido ya toda la botella yo solo. Por lo que me llevo una mano a la cabeza.

Escucho la respuesta de Lyam, pero es una aguafiestas y no continúa con el juego.


Mierda, al hablar de Aren se me ha metido en la cabeza. Ahora solo pienso qué estará haciendo y esas cosas... debería haber venido a mi cumple... nah, no se lo habría pasado bien.

Me quedo un poco callado y meditabundo, mientras pienso en él, le doy vueltas a los pulgares entre ellos, con la cabeza gacha y suspiro.
Se me ha quitado el hambre y el estado de embriaguez no es bueno para cuando tienes problemas... los acentúa.

Necesito animarme de nuevo.

Mierdacutrepost xDDDDDD

Finalmente Lyam rompe la espectación diciendo que no tiene pareja. Lo soponía, pero quien sabe de la gente que viene a este lugar. Es una pena, o no. Depende de cada uno.

-Bueno, ya vendrá. Si eso acaba viniendo.Y sino se va a buscar -Comento, divertido. Parece que el alcohol ya ha empezado a quitarme un poco la vergüenza al hablar y me hace hacer chistes bastante malos o reírme de mis propios comentarios.

Entonces veo como Silvanus se queda callado y mustio con lo que le doy una patada suave para que espabile. Es su cumpleaños.

-¡Eh, tú! ¿Te vas a quedar dormido? Es tu cumpleaños, venga ahí ese ánimo -Comento para darle entusiasmo. Lyam no parece seguir el juego ya que no hace ninguna opregunta con lo que no sé muy bien qué hacer. -Bueno, creo que voy a ponerme a tocar la flauta para animarnos como sigamos así - Bromeo.

Bebió un nuevo trago y miró al aether de reojo. Sonrió.

—Tampoco es que me importe demasiado — dijo —. De momento, no tengo interés...

Bostezó. Se había despertado temprano aquel día para poder hacer el maldito pastel. Observó al piscis, que se había quedado callado y que estaba cabizbajo. Ladeó la cabeza hacia la derecha, preguntándose el por qué de su cambio de humor. Pero no dijo nada en voz alta. En su lugar, se encogió de hombros y clavó sus ojos en el aether, que en esos momentos estaba hablando. Lo escuchó en silencio, y, cuando terminó, rió.

—Me gustaría ver cómo alguno de nosotros toca la flauta después de haber bebido todo lo que hemos bebido — comentó, jocoso.

Al final me animo con los comentarios de mis compañeros y las cosas que dice Heylel. Nos pasamos casi toda la noche riendo y contanto cosas sin importancia. Cuando la comida se terminó, yo estoy tan perjudicado que Heylel me ayuda a caminar para llegar al Palacio. Ha sido un cumpleaños maravilloso.

Yo por lo menos me jo he pasado bien en el transcurso de toda la noche. Espero que estas veladas se repitan más amenudo y no solo una vez al año.

*se van*

FdR: me los llevo a los tres para terminar de una vez con esto.

Llegué al claro del bosque y me senté junto al árbol de siempre. Debido al frío ya no venía todos los días, pero procuraba venir frecuentemente. Hoy por suerte no hacía demasiado mal tiempo, por lo que allí se estaba bastante bien... pero no obstante decidí coger una manta de mi bolsa.

"Vaya... está llena de pelos. Bichín... que esta no es tu manta...", le dije haciendo como que lloraba, pero permaneció calentito dentro de la bolsa con su manta, pasando de mis falsos lloriqueos.

Finalmente la sacudí un poco y me tapé con ella de todos modos, y cuando logré calentar las manos un poco decidí tocar un rato mi ocarina.



*se queda*

De vez en cuadno me gustaba dar alguna vuelta por el palacio e ir al bosque, ya que era algo bastante extraño para mí y me llamaba la atención por el echo de haber vivido casi toda mi vida bajo tierra con los demás parvus.

La brisa era agradable y la hierba mullidita, las hojas de los arboles se movian con el mecer del viento, algo me impulsó a mirar hacia arriba y ver como se movian los arboles, parecia que estuviesen vivos como si se moviesen por que ellos querian y no por culpa del viento. Era algo maravilloso de ver.

Derrepente escuché en la lejania una música que provenia del interior del claro y mi espiritu aventurero e impulsivo no pudo evitar adentrarse más en el bosque.

LLeno de valentia y seguridad me adentraba cada vez más y la música cada vez sonaba más fuerte... Era una melodia preciosa, y me hacia sentir mucha nostalgia aun que sabia que nunca la habia escuchado en toda mi vida... o sí... no lo sé bien.

Finalmente me acerqué lo más que pude y allí la vi, una chica de orejas puntiagudas de piel morena con el pelo largo y castaño estaba tocando una ocarina... me quedé observandola desde detrás de un arbol, no queria molestar esa melodia que me envolvia y me hacia sentir algo especial.

FdR- Sí, el pobre es tonto no se entera ni de que los arboles están vivos xDDDD

Tras varios minutos tocando me pareció sentir una presencia fuera de lo habitual por allí... como si me estuviesen observando. Sin embargo decidí no darle importancia. Mientras tanto intentaba pensar en cosas tranquilizadoras, dejándome llevar por la canción que estaba tocando.

Poco después Hoju decidió salir por fin de la bolsa. Lo miré mientras le sonreía y seguía tocando, y él decidió acurrucarse en mi regazo. Estos días de frío estaba hecho un vaguete.

Me senté en el pie del arbol en el que estaba escondido disfrutando de la melodia... pero después la curiosidad me estaba matando y miré a la chica de reojo nuevamente...

¡Algo la estaba atacando! ¡ERA UN TIDNLE! ¡UAAAAAHHHHHG! ¡Mi mayor pesadilla! ¡Y estaba atacando a esa pobre chica inocente! Ay... me daba mucho miedo ir a salvarla, pero tenia que hacerlo.

Salí de detrás del arbol y fui corriendo con valentia hacia la chica para apartarla de Tidnle y sacar mi pico para defenderme con él y proteger a la chica

-¡No te acerques bestia! Le grité al Tidnle mientras me temblaban las piernas del miedo que les tenia a los bichos estos.

De repente noté como alguien me agarraba y me apartaba hacia un lado, por lo que Hoju cayó al suelo rodando desde mi regazo. Impactada, vi que quien me había apartado era un chico alto de pelo naranja rojizo que nunca había visto antes.

"¡¡¡EHHHH!!! ¡¡¡¿PERO QUÉ-", le grité, pero me interrumpió alzando su pico hacia Hoju. Entonces gritó aquello.

"¡¿BESTIA!? ¡ÉL NO ES UNA BESTIA, ES UNA CRIATURITA INDEFENSA!", grité alterada. No entendía por qué estaba haciendo esto, y el corazón me iba a mil por hora.

Hoju comenzó a gruñir enfadado en el suelo, mientras se ponía en pose para atacar. Se le erizaba el pelo de una forma que nunca había visto antes. Entonces cuando menos me lo esperaba salió volando velozmente hacia la cabeza de aquel chico, mientras lo golpeaba con sus patas y le mordisqueaba.