Dormitorio de los chicos

-Si, si... tu di lo que quieras. Ya verás lo contento que se va a poner Kettleburn cuando se entere que andas besando a "su líder favorito" te partirá la cara en dos y yo saldré impune. Ja! ya no me creo tus mentiras, guapo.

Entonces acerco mi cara a la suya.

- Ya no me trago nada de los que dices. Eres más falso que un mecña con pelo... por supuesto que voy a creer a una chica que acabo de conocer que no tiene nada contra mí que a ti. Eso no lo dudes: ella no tenía motivos para mentirme, en cambio tu...


Entonces Heylel se interpone entre nosotros y hace algo bastante inesperado de lo cual ya me había olvidado.
Me tira del pelo. Nadie, en 18 años me ha tirado del pelo y ha salido impune.

Entorno los ojos y descarguo mi ira contra los ojos de Lyam, que asco le tengo a los dos. QUE ASCO.

Dejo que Heylel se marche: soy orgulloso pero no tonto, en un 2 contra 1 no tengo nada que hacer.

-Ya verás, ya...

El líder caeruleus apareció en el pasillo de las habitaciones alertado por los ruidos y escuchó el jaleo para después ver salir al aether desposado dedicándole una sonrisa suspizad. Sabía escapar de los problemas.

Darvenwish desapareció del pasillo y apareció a la espalda del joven caeruleus y frente al joven chrysos que sujetaba una caja en sus manos.

-Sería una pena armar tanto escándalo por un mero roce. Siempre puedes pedir tal favor si quieres, Alexander Price -. Indicó el caeruleus ampliando su sonrisa y manteniento un tono zalamero.

Dio un par de pasos hacia su izquierda y observó a ambos muchachos.

- Estáis haciendo un escándalo importante y las horas en las que nos encontramos, si bien para nuestra raza son tempranas, para el resto de palacio son intempestivas y se amparan por una serie de normas. Eso que tanto os gusta ignorar -. Comentó con calma y un tono casi musical mientras comenzaba a caminar en círculos entre los chicos. Apretó el cuero para enfatizar su desagrado, haciéndolo resonar casi como un crujido.

- Ya he añadido en más de una ocación -y odio repetirme- que las rellertas en el interior del palacio están prohibidas y rellerta, para aquel al que le resulte complicado, recopila un enfrenteamiento violento desde gritos molestos hasta peleas callejeras-. Indicó colocándose a una altura a la que ambos muchachos lo vieran perfectamente. Puso su atención en la caja.

- Si eso es el causante del problema, quiero que se me reporte ahora mismo -. Indicó mirando a Lyam con fijeza para luego pasar al gesto de Alexander.

Bajó la cabeza nada más ver al líder caeruleus aparecerse detrás de Alexander. Tragó saliva. Maldijo (o, mejor dicho, se maldijo) por lo bajo. Las heridas de su espalda todavía no habían cicatrizado y, evidentemente, el dolor aún era patente. Demasiado patente para su gusto. También el recuerdo de su último encuentro con el líder permanecía grabado en su cabeza. Lo recordaba perfectamente.

Permaneció en silencio, con la vista clavada en el suelo, mientras el líder hablaba. Cuando le pidió el paquete, se lo tendió.

- Lo siento, señor... - balbuceó.

No sabía qué podía decirle. Así que se limitó a disculparse.

Mi líder de raza aparece y nos sermonea.

Chulo.

-No creo que sea necesario ese favor señor. No me gustan ese tipo de cosas. Gracias.- digo con la cabeza altiva para parecer firme y respetable. " Para eso ya tienes al del pelo verde y el desorejado, asaltacunas de mierda" El causante de todo es este muchacho, señor. Cuando llegué a la habitación el aether Heylel y él estaban rebuscando entre mis cosas y me sustrajeron ese paquete. Le rogaría que me lo devolviese, puesto que es de gran valor y, sobre todo: privado.

Ja! se iba a enterar este niñato de lo que pasa cuando rebuscas en las cosas ajenas.

El líder caeruleus, agradado por la respuesta del chrysos, agarró la caja y la abrió para sí. Alzó un ceja, cerró la caja. Fuera para lo que fuera aquello siempre era entretenido comprobar que clase de pirados llegaban a Brontë y, la verdad, no le sorprendía mucho. Los nobles tendían a vicios muy extraños.

Mientras observaba el artilujio escuchó al joven caeruleus y, rematada su primer comentario, la sonrisa del líder se había congelado en una amplitud poco prudente. Dejó la caja sobre el baúl de Alexander sin dejarse ver demasiado el gesto.

- Bien, chrysos -. Comentó dirigiendo una rápida mirada a Lyam. El chico aprendía rápido.

Volvió su atención a Alexander, acercándose con paso lento y sinuoso, como acostumbraba acentuar cuando quería hablar de cerca. Se echó sobre joven caeruleus dejándolo contra el adorno del pie de una de las camas y apoyando cada una de sus manos en los extraños ornamentados de este de forma que su espalda formaba cierta curbatura.

- Tus palabras denotan totalmente lo contrario -. Indicó mirándolo a los ojos -con los suyos entornados- de cerca con una sonrisa resuelta. - Aleexander...- Pronunció casi en un susurro, marcando la sonoridad de la x, antes de pasar su lengua bífida por los labios del muchacho.
El líder miró al chrysos de reojo, torciendo su sonrisa, y se hirguió ligeramente para agarrar la quijada del joven de su raza.

- Pequeño Alexander...- Rodeó la cintura del muchacho y lo aproximó a él de forma algo brusca. Se tomó unos segundos y trató de olfatear el olor que desprendía el muchacho. Luego lo miró de nuevo a los ojos con intensidad y apoyó sus labios en los de él, saboreándolo. Una vez se separó, añadió: - ¿Qué clase de voz es la tuya? -Comentó con un hilo de voz que acabó unas décimas más agudas.

Amplió su sonrisa volviéndola casi descabellada y se separó del muchacho con calma para luego revisar si su chaqueta o camisa habían acabado con algún tipo de residuo o arruga.

- Bueno, seré benevolente por una vez. Me seguiréis sin rechistar y todo acabará bien -. Indicó volviendo a su sonrisa habitual.

FdR: Ese comentario de Alexander ha sido un "Challenge Aceptted" para Aren XDDDD

Sólo alzó la vista del suelo cuando el líder se dirigió a él. No dijo nada, ni tan siquiera cambió su expresión, y volvió a clavar los ojos en el suelo. El líder se dedicó a hablar (¿amenazar? ¿intimidar?) a Alexander. Como no le dio ninguna orden, permaneció quieto en su posición, sin moverse, sin cambiar la expresión y sin hablar. Pensaba que, a lo mejor, el líder se olvidaba de él (aunque, en el fondo, sabía que eso era más que improbable).

Cuando el líder de Caligo terminó de hablar con Alexander, alzó la cabeza y lo miró. Tragó saliva y escuchó la orden del líder. Asintió.

- Sí, señor - murmuró.

Clavó sus ojos en el líder y esperó a que dijese a dónde se dirigían. O, mejor dicho, esperó a que comenzase a andar.

Cuando Aren abre la caja, me llevo una mano a la frente. "Joder, espero que no piense mal" entonces reacciono cuando se acerca a mí.


Aprieto mucho los puños cuando Aren me presiona contra el adorno de la cama, dejando mi espalda un poco curvada de forma poco natural.
"Que ni se te ocurra, vamos..."
Siento la lengua del lider en mis labios. Es algo que me sorprende, porque aunque tengo los labios apretados, puedo sentir dos ápices en vez de uno solo, como en las lenguas normales.

-Señor: No.- musito. Me viene a los pocos segundos el característico olor ácido de la saliva seca a mi nariz. Es incómodo: no me gusta ser el que "es intimidado" sino el que "intimida" por lo que esta situación produce un choque de preferencias entre nosotros.


Entonces me rodea con sus brazos y me besa en los labios. No sin antes pronunciar mi nombre de una manera un tanto... peculiar.
Cierro los ojos con fuerza: La madre que lo parió, que ostia le daba así... pero por supuesto me retengo: no le voy a dar un puñetazo. Si hubiese sido Kettleburn lo habría abierto de arriba abajo y le habría echado las tripas en una canastro.(FdR: si, me gusta mucho josé mota)


Me seco los labios con la manga de la camisa cuando termina y me quedo con la mezcla de salivas en la boca, sin atreverme a tragarla. Al final trago la mezcla con un poco de asco.

-Usted dirá- digo rojo como un pimiento. de verguenza e ira. Mas que nada porque hace escasos segundo le estaba recriminando a Lyam lo que Aren me acababa de hacer a mi. Que bochorno, por favor. Que vergüenza...




Pero había algo que más que el beso, hacía que me ardiesen las tripas: ese "bien, chrysos" me había sentado como si Aren me hubiese dado un millón de besos a traición. Lo había felicitado... una felicitación que yo llevaba buscando desde que lo vi por primera vez. ¿Como se conseguía eso? Joder: que mala suerte.
Seguí al lider no sin antes revisarme la coleta. estaba arrugada en las puntas y al terminar de repasarla, un par de pelos se quedaron en mi mano.

Casi lloro.

"Dios, Heylel... dioooooos esta me la vas a pagar MUY CARA!"

Cumplidos sus fines propuestos en el lugar, el líder caeruleus dio una seña con un gesto de su cabeza y echó a caminar fuera de las habitaciones, dejando el lugar tranquilo de alborotos por el resto de la noche.

*Se van*

FdR: Allá me los llevo a todos.

Me desperté y dí media vuelta en la cama. Ñañañañaña...(~.~) que pereza...

Al rato me levanté y me reincorporé en la cama.
Era muy extraño que Alexander no me hubiese despertado ya. Un momento... era extraño que Alexander no esté en la estancia... UN MOMENTO! ERA MAS EXTRAÑO AÚN QUE SU CAMA ESTUVIESE PERFECTAMENTE HECHA DESDE AYER.

Abrí mucho los ojos y se me empequeñecieron las pupilas, mientras me puse una mano en la boca rápidamente.
Me quedé así unos segundos
-Oh, dios mio...

Entonces me encojo de hombros y me suenan las tripas, rompiendo completamente el clímax de suspense- Me voy a desayunar.

*se va*

FdR: (momento pascal en enredados cuando la otra se está poniendo la diadema y no sabe en que parte del cuerpo ponerla)

Estaba en los dormitorios, dando vueltas en la cama como un energúmeno. No había dormido nada en toda la noche. Tenía esa imagen grabada en la córnea y no se quería ir, pero tenía algo peor guardado en el cerebro: ese sonido... ese sonido a algo roto que rebumbó en mis oídos como si de una gotita en medio de una enorme cueva se tratara.
No podía parar de pensar en ello: Heylel no había venido a dormir a los dormitorios y yo no me atrevía a salir en su busca, después de ver lo que vi... lo mejor sería salir corriendo... solo esperaba que Aren no me hubiese visto... con lo escrupuloso que es Heylel con sus alas... ¿como se ha atrevido? ¿y Hewina? ¿es tonta? ¿porqué no habló con él e hizo algo? de verdad... es tonta perdida. Si Aren es un cielo: solo tienes que hablar claro las cosas con el...

Pensaba en todo esto sin atreverme a salir de cama ¿y si me lo encontraba por los pasillos? ese hombre era como un fantasma que custodiaba las noches en este palacio día sí y día también, pudiendo aparecer en cualquier lugar y darte un susto de muerte... mejor será quedarme donde estoy.

Pffffff... ¿que le habrá pasado a Lyam? ese tontolaba tambiés se ha ido de Brontë? ¿y Alexander? PORQUÉ NO HABÍA VISTO A NINGUNO?

Comencé a rezar a todos los dioses que conocía - y algunos inventados- con las manos muy juntitas y los ojos muy cerrados, esperando que lo de Aren hubiese sido una broma pesada y al final todo hubiese quedado en un susto, y que al final le arreglara el ala con su magia...

-Venga Arencito porfa: no seas malo...- musité antes de darme media vuelta y morder la sábana sin poder conciliar el sueño. La verdad es que pudiendo ver todo lo que podía hacer, me sentía muy privilegiado, lo que me arrancó una sonrisa de mis labios: la última vez que lo vi fu en las termas y me cogió en el regazo muy cariñosamente y yo no le hice casi caso... soy un mal ¿amante? ¿que soy para Aren? bueno... vamos a dejarlo en amante... pudo haberme estrujado la cabeza como a una aceituna y hacerse un llavero con mis dedos, pero me trata bien: me quiere... bueno, también me lo he ganado ¿no? pensé encogiéndome de hombros.


*se queda*

...


...


...


Una nube oscura lo rodeaba todo. No podía diferenciar nada. Estaba yo solo, caminando en el vacío negro.
Estuve caminando mucho rato y conforme avazaba, la niebla iba tomando formas diferentes. No reconocía nada y estaba muy cansado.

De repente, unas llamaradas de fuego me acosaron y yo salí corriendo hacia ninguna parte y, cuando no pude más, estas desaparecieron. Después de un rato, no podría decir cuanto tiempo fue exactamente, apareció una silla delante mía, una silla rodeada de bruma que caía desde la nada y rodeada de una aura extraña. Me daba igual: estaba demasiado cansado.

Me senté y tomé aire, apoyando mi frente en mi mano y mi brazo en una de mis piernas. Me quedé sentado en medio de la oscuridad durante muchísimo tiempo.
Conforme los deshiguales minutos pasaban, la negra y misteriosa bruma se iba transformado en objetos: cuadros, puertas, ventanas, pasillos, techos, bóvedas, antorchas, alfombras, incluso algún cúmulo de bruma se había transformado en un par de sersonas con los ojos opacos.

Era Brontë, sin lugar a dudas.

Ahora había luz, una luz fría, una luz que emanaban unas antorchas irreales pero cuyo calor era tan real como que Silvanus Kettleburn estaba metido en su cama soñando como un poseso.

Reconocí mi primer día en Brontë. Ese no lo olvidaría tan facilmente. Estaba contento porque sabía lo que venía ahora: la aparición de Aren.

Esperé.

Esperé.

Seguí esperando.

Nadie aparecía y yo me estaba poniendo nervioso.

AL rato ví una figura a lo lejos. Era el sin lugar a dudas. Sonreí esperando sus palabras.
Pero entonces su figura se vió atacada por otra figura más baja y de pelo estrambótico: Lyam.
Este apuñaló por sorpresa a Aren justo cuando este se iba a poner delante de mí.
Entonces pronuncié mis primeras palabras en mucho rato. Estas sonaban distorsionadas y perdidas.
-¿Que has hecho?- pregunté.
-Nada, ayudarte a encontrar las hadas que tanto buscas.- dijo Lyam.
-¿Y para que voy a querer hadas si acabas de apuñalar a la persona a quien hiban a ser dirigidas?- le chillé.
Lyam dibujó una sonrisa en su cara.

Aren agonizaba en el suelo, sin poder hacer nada: aquella daga, al parecer, tenía veneno o alg por el estilo, porque Aren se debilitaba muy rápido.

-No te mueras...- dije pasando mi mano por su cara, sin poder contener las lágrimas.
-Silvanus... yo te enseñaré donde hay hadas.- dijo empuñando de nuevo su puñal y acercándose al casi inerte cuerpo de Aren.

Las figuras que antes eran bruma y ahora objetos, se comenzaron a volver bruma de buevo, dejando la estancia casi a oscuras de nuevo, y lo peor: sin suelo y sin casi luz.

Entonces Lyam se acercó a Aren y lo apuñaló a la altura del estómago y rajó de arriba a abajo ante el desesperado grito de Aren.
Yo intenté golpearle, pero una nube de colores (predominantemente rosa) salió a chorro del interior de Aren, golpeándome. Eran hasdas, muchíiiisimas hadas.

Yo grité, y Lyam desapareció, junto con el cadaver de Aren.

-AAAAAAAAAAAAAAAAAhhhhhhh...- dije hirguiéndome de la cama y poniendome una mano en la cabeza.- ¿que demonios ha sido eso?... menudos sueños, por Mithos.

Bostecé y salí de la cama: tenía que ponerme con las cosas de Alexander.

-Será mejor que me olvide de este sueño... ha sido horible.- dije mientras salía hacia el cuarto de baño.


*se va*

FdR: si, tuve este sueño y logicamente, se lo tuve que poner a Silvito. Jajaja

Después de un duro día y de conseguir un buen moratón en mis costillas por parte de Alexander y nuestro entrenamiento, estaba realmente cansado, por lo que me quité la ropa y me quedé en calzoncillos mientras rebuscaba en mi baúl mi pijama, que estaba al lado de la jaula dorada completamente destartalada que guardaba también en mi baúl.
Entonces me acordé de que ayer había llevado mi pijama a lavar porque estaba sucio y ahora no tenia ninguno más de invierno ya que ese estaba mojado aún... me hacía falta otro.

*se queda rebuscando algo con lo que dormir*

Llego a los dormitorios para cambiarme los zapatos ya que tengo los pies helados de estar todo el día paseando con esta humedad.

Al entrar me encuentro con Silvanus rebuscando por sus cosas en ropa interior.

- Hombre, qué caluroso. ¿Qué se te ha perdido? -Pregunto poniéndome a la altura de mi cama.

Heylel entró y me asustó un poco.
-Ay! carainas. que susto.- dije sobreponiéndome.- No tengo calor, dije con sorna, de echo me estoy helando, pero no tengo pijama... solo tengo uno y lo eché a lavar, que buena falta le hacía... ahora solo tengo uno de verano- dije mientras me ponía un pantaloncito corto tan largo como mis calzones y una camiseta de manga corta.

-Jolin... menuda noche me espera. dije mientras ponía una manta encima de la cama- espero que sea suficiente.

Una vez echo, me senté en la cama de Heylel y me abracé a su almohada.
-Olle, Heyl, ¿me haces un favor muy muy muy muy grande?- dije con ojitos de cordero degollado.

Al escuchar que se ha quedado sin pijama de invierno busco en mis cosas y saco, sin rebuscar demasiado -mis cosas están ordenadas- un pijama de invierno que tengo de sobra.

-Toma -.Le digo lanzándoselo a la cama. -Te queda un poco grande, pero es mejor que pasar frío -. Comento sentándome en la cama. Entonces lo miro curioso cuando me pide el favor.

-Supongo que sí, di-. Comento expectante.

Heylel me tira a la cara un pijama de los suyos- ¿Me lo prestas? ¿de verdad? ¿en serio? ¿no te importa? - me desvestí mi pijama de verano rápidamente y me puse el de Heylel. Era muy calentito y suave.
-Oh, venga... no me puedo creer que estés haciendo esto... gracias.


Entonces Heylel accedió a cumplir mi proposición. Se me pasaron un montón de cochinadas por la cabeza, pero al final salí de mi mundo de ilusión pornográfica y le pedí lo que le tenía que pedir.
-¿Sabes arreglar jaulas?- dije levantándome y yendo a mi baúl sacando la jaula destartalada por completo, con la puerta colgando de un hilo de metal y un poco roñosa.- Si me la arreglas te daré 5 monedas de oro, ¿te parece bien el precio?- pregunté volviendo a su cama y a abrazar su almohada.

Me rio cuando no se cree que le dejaré el pijama y comienzo a desvestirme para ponerme el mio.

-Claro, tengo dos de sobra. Puedes usarlo el tiempo qe quieras -.Le digo mientras me acomodo.

Entonces escucho su petición y sonrio.

-Claro, no tiene ninguna ciencia -.Cojo la jaula y la examino. -Pero no tienes que pagarme nada por ella. Me divierte poder trabajar un poco en lo mio para olvidarme un poco de los problemas de Brontë -Le indico mientras me ensimismo en la jaula con una sonrisa. Luego la apoyo al lado de mi cama.

-Déjamela cerca y estos días me encargaré de ella -.Digo sentándome en la cama.

Ante sus palabras no pude evitar morderme el labio inferior y se me humedecieron los ojos.
-Heyl... que bueno eres.- dije sin poder evitar morder su almohada.- en serio, no se como te lo voy a agradecer.

Lo vi de reojo y sonreí mientras me encogí de hombros y me metí en su cama.

-¿Me dejas?- pregunté bastante rojo mientras me hundía entre sus sábanas.- Tranquilo, no te voy a comer un trozo.

Miro a Silvanus durante un momento y me encojo de hombros ante sus cumplidos. Aunque los agradezco no los tomo muy en serio, siempre dice bobadas.

Entonces insinúa que quiere dormir en mi cama.

-¿Vas a enviarme a dormir a la tuya? Pero si son iguales...- Le digo algo extrañado. Entonces caigo en lo que me dice y me sorprendo un poco. -¡Ah! Espera, ¿pretendes dormir conmigo? ¿Por qué? Si vamos a estar muy incómodos -.comento calculando de un vistazo el ancho de la cama.

Sonrío enormemente.

-Claro que sugiero que durmamos juntos- aparto un poco las sábanas para que se meta- ¿me tienes miedo? ¿acaso crees que voy a enseñar lo que Aren me ha enseñado? Jajajaja no seas tonto, Heyl, eres mi amigo, no mi amante

Suspiro.

-Venga, no seas tonto. Dormiremos abrazaditos ¿vale? así cogeremos perfectamente. Venga, Heyl.

No me hace mucha gracia lo que dice, pero procuro no tomarlo muy enserio tampoco.

-Anda, anda, deja de decir bobadas -.Comento quitándole importancia.

Entonces suspiro y acepto metiéndome en mi cama.

-Bueno, solo por esta vez. Pero nada de cosas raras, ¿eh? Y deja espacio para mis alas -.Le digo haciéndome un hueco en MI cama.

Sonrío y me hundo aún más en SU cama (FdR: jajaja) - bueno... es cierto... procuraré no aplastarte un ala.


Entonces nos acomodamos.

-¿Ves? tampoco se está tan mal y no pasaremos frío - digo enseñando mis blancos dientes.

Apagué la luz y me quedé viendo al rostro dormido de Heyl bañado por la tenue luz de la luna. Me gustaba verlo dormir, Así que me quedé viéndolo hasta que el sueño me cerró los ojos.

*se duermen*

Después de dar toda la noche vueltas en la cama, estaba cansado, nervioso y desprendía un sudor frío no muy recomendable. Dormir al lado de un chico guapo y apuesto sin poder hacerle nada, no era muy agradable.
Bufé y volvi a verlo a la cara. Heylel dormía profundamente, tomé aire y me levante de la cama muy despacio para evitar despertarlo de su profundo y seguramente dulce sueño.

Me daba rabia, pero yo no podía aguantarme más.


*se va*

Entré de nuevo en las habitaciones y me metí en el "cálido nido" que Heylel y yo habíamos echo equella noche. La verdad es que las sábanas estaban muy calientes y sus pies hirviendo en comparación con los mío, que venían de darse una ducha y de la baldosa fría.

Sonreí al verle tan cerquita mía de nnuevo.
Metí mis piernas entre las suyas y lo rodee con mis brazos, escuchando los latidos de su corazón que manaban de su pecho, Un corazón atado y cmprometido con Gabrielle que nunca me correspondería. La verdad es que siempre me voy a fijar en los casados o los que se van a casar, de verdad Sil: menudo ojo tienes,

Al final, después de que mi cuaerpo igualara la temperatura con la de Heyl, alcé la cabeza y ví su cuello. Me mordí el labio inferior y ví nervioso para ambos lados... quizás era llegar demasiadoo lejos.

Apoyé mis labios en su cuello y le dí un suave besito en su yugular, además posé la punta de mi lengua sobre dicha arteria, pero entonces abrí los ojos y reaccioné parándome en seco.

Quería quedarme mas tiempo succionando su cuello, pero algo me detuvo... quizás su cara al día siguiente al verse en el espejo. Y, como ya dice el dicho: mas vale pájaro en maño que cien volando, por lo que por hoy había sido suficiente. Tampoco quería abusar de su dormido cuerpo.

Mpi pelo húmedo se quedó debajo de la barbilla del aether y me quedé incrustado en su pecho, abrazadito y quedándome dormido junto al mejor amigo del mundo.

Volví a pensar en Aren de nuevo.Siempre lo hacía antes de dormirme.

-Buenas noches, Ar... buenas noches Heyl.... le dediqué un saludo de buenas noches al amor de mi vida y a mi otro amor. Eran amores diferentes: uno pasional y el otro de amistad, pero había veces como esta noche que la línea que los separaba casi se borraba. Menos mal que ocurría poco...


¿Que mas podría pedir aquella noche? Estaba abrazado a la persona mas buena del mundo y tenía la suerte de que fuera su mejor amigo... y bueno... sin haberme lavado las manos.



*se duerme*

FdR: ò.ó estuve como 4 minutos pensando en si te moteaba o no... ò.ó pero como ves, soy una persona buena y razonable que ha echo que su personajillo se controle... aunque ni venganza no ha echo mñas que comenzar...
Muajajaja

Me despierto algo sudado con un mapache agarrado a mí. Entreabro los ojos algo somnoliento y veo que no es un mapache, sino Silvanus. Había soñado con un mapache que me daba un abrazo asfixiante y que olía raro... Jope.

Noto la almohada y su pelo algo húmedos. ¿En serio suda tanto este tipo? Me separo un poco de él y me siento en la cama rascándome un ojo y estirando un poco las alas. Lo cierto es que me duele un poco el cuello y la espalda de dormir apretujado. No volveré a dormir así en una de estas camas...

Me pongo en pie y cojo la ropa para ir ducharme y vestirme todavía sin despertarme del todo.

*se va*

FdR: ¡¡TAAAAAAAAAAAAAAAAAH!! ¡Me violan! ;________; Asquito, asquito me das è__e *le envia una carta al genio maligno púrpura* te va a pesaaaaar despravadooo è___e