Dormitorio de los chicos

Aparecí de repente tumbado en mi cama. Era tarde. Muy tarde. Y no sabía como había caído en mi lecho sin darme cuenta. Bueno, sí que lo sabía: Aren me habría echo aparecer aquí con solo triscar los dedos.

Me recosté en la cama, apoyé la espalda en el cabecero, encogí las piernas y las rodeé con mis brazos, para luego apoyar mi cara en mis rodillas y quedarme pensando en lo ocurrido.

Hagamos memoria:
Todo comenzó muy bien la noche del observatorio. Yo no podía estar más feliz en aquellos momentos, al verle aparecer y comportarse tan bien conmigo, dándome caricias en las mejillas y besos calientes.

Sonreí con amargura, porque lo que me tocaba recordar no me gustaba.

Luego las cosas se torcieron porque me estaba haciendo daño. Fui franco: se lo dije. Pero creo que nunca jamas de los jamases lo volveré a hacer aunque se me salgan las tripas por la boca del dolor.

Nada es equiparable al daño que sus palabras me produjeron, de hecho, no tengo ningún recuerdo de lo ocurrido desde que le oí hablar por última vez hasta que me desperté a la mañana siguiente en su infinita cama, tapado con una manta roja de terciopelo y con sábanas de cachemir.

Me acuerdo que Aren estaba a mi lado, viéndome. Me dijo que tenía mala cara y que no había parado de dar vueltas toda la noche. Yo me disculpé y bueno... hablamos sobre lo ocurrido. Volví a suplicarle mi perdón y todas esas cosas. Me acuerdo que me dolían los ojos de llorar, pero bueno, al final Aren me dijo, como la noche anterior, que tenía una última oportunidad para ser su favorito.
Eso me dio ánimos y pude sonreír un poco de nuevo.


Volvimos a hacer el amor en su cama. Esa vez fue una de las mejores. Teníamos un lugar en el que poder relajarnos y dar rienda suelta a nuestros deseos, por supuesto no me dolió (bueno, sí un poco, pero lo normal) nada en comparación con la noche del telescopio. En aquella ocasión, fue la postura lo que nos chafó la noche.

Después de hacerlo, Barthemius apareció y acicaló al líder como, seguramente, era su rutina. Yo veía expectante desde el medio de aquella cama, como Barthemius actuaba, para aprender yo también un poco de un profesional. No dije ninguna palabra mientras el cláritas trabajaba.

Entonces, ambos hombres desaparecieron con magia y me quedé solo como unos quince o veinte minutos. En silencio, con la luz del día entrando a raudales por el ventanal.

Justo cuando iba a levantarme, Barthemius apareció con mi desayuno. Le dije que no se molestara, pero me plantó la bandeja delante de mí, para que comiese.

Lo hice y cuando terminé, vino y me la quitó.

Le dije que no hacía falta que me tratase tan bien... al fin y al cabo yo también era un esclavo, de otro amo, pero un esclavo al fin y al cabo.

Intenté entablar conversación con él mientras recogía las ropas del líder, pero su boca no se abrió ni un segundo. De echo, me dio la impresión de que llevaba mucho, pero que mucho tiempo sin abrirla.

Al cabo de media hora, Barthemius desapareció, dejándome solo y en silencio en la habitación.

Me levanté. Tenía puesto un pijamón enorme de sabe dios quién, pero me daba igual. Me dirigí a la puerta para irme, pero estaba cerrada con ¿magia? si, debía ser magia o un candado del tamaño de Rick Dehel.

Me pase todo el día encerrado en la habitación. Quería bañarme, asomarme por la ventana o simplemente pasear y analizar cada una de las cosas que Aren guardaba en su "vivienda temporal", pero en lugar de hacer todas esas cosas, me volví a meter en cama. En el centro de aquella monstruosidad acolchada, escuchando el silencio, y viendo como el Sol iba iluminando zonas diferentes de la habitación con forme el tiempo iba pasando.

Sólo tendría una oportunidad más para ser su favorito y no iba a estropearla por nada del mundo, por lo que preferí no moverme en todo el día de mi posición, excepto para ir a hacer pis en dos ocasiones.

Al llegar la noche, Aren volvió a aparecer y me vio en la misma posición en la que me había dejado y me preguntó que qué había hecho en todo el día, a lo que yo contesté que me había quedado ahí sentado todo el día esperando su llegada.

El líder sonrió un poco, pero no dijo nada... como si se guardase el comentario para el.

Al final, se volvió a meter en cama conmigo y dormimos, pero, a mitad de la noche, Aren se despertó y me despertó a mí. Por el pasillo se oían pasos de mujer... me atrevería a decir que era Cynara, pero jamás lo sabré con certeza. Entonces Aren chasqueó los dedos y.. desaparecí, cayendo en mi cama, donde estoy ahora, rememorando todo lo ocurrido.


Después de poner en orden mis ideas, me metí en mi cama (que en comparación con la de Darvenwish era un trozo de madera con mantas) y me dormí profundamente, pensando en que Aren ahora mismo, tendría compañía nocturna, que le había echo una visita de muy a la madrugada.


*se duerme*


FdR: TENGO PERMISO PARA HACER ESTO