Dormitorio de los chicos

Entreabrió los ojos al notar algo frío y parpadeó varias veces. Se pasó una mano por la mejilla (lugar donde había sentido el frío) y se irguió, apoyando la otra mano en el colchón. Iluminó ligeramente sus ojos (lo suficiente para que él pudiese ver) y clavó su vista en la palma de su mano, identificando un pequeño rastro de sangre. Frunció el ceño y observó la habitación.

Sus ojos se encontraron con la espalda de Alexander Price, probablemente el tipo más gilipollas de todo el Palacio. El chrysos torció una sonrisa y observó cómo el caeruleus volvía hacia su cama. Cuando este estuvo a un par de metros de ella, suspiró.

—Joder, Price, te tomaba por alguien con más gusto. ¡No me despiertes si te vas a meter en cama otra vez, por Mithos! Al menos dame un poco de conversación. — Esbozó una sonrisa sesgada —. ¡Aún por encima que me haces un corte en la cara! Qué poca educación...

FdR. cutre post is cutre :'3

Se despierta. Bien. Ya me estaba aburriendo.
-No se puede hablar contigo a no ser que sea sobre ratas, que es lo que eres. - digo sin darme la vuelta.- yo no te he echo nada, solo vengo del baño - digo dándome la vuelta y viéndolo en su cama.

Vuelvo sobre mis pasos y me quedo viéndole. - ¿que pasa, piojo? ¿quieres pelea?- digo agarrándole fuerte una muñeca y apretándola. Entonces veo que su mano está llena de cicatrices, al igual que la otra.- Je, veo que sigues el mismo camino que Kettleburn...- digo recordando la vez que atravesé sus manos con mis púas.- Sabe Mithos cuantas veces te han violado y mancillado para que te hayan dejado todas esas marcas. Eso o que eres tan mala rata que no eres digno ni de que te corten una mano completa. Pfff... vergonzoso.- digo viendo alrededor para no despertar a nadie.

Le aguanto la mirada. - andate con cuidado, Lyam... hoy ha sido un pinchacito... mañana quizás sea tu carótida.- digo casi escupiendo las palabras, con una mueca de asco en los labios.

Dejó escapar una carcajada irónica al escuchar el primer comentario del caeruleus. Iba a contestarle, pero Price continuó hablando. El chrysos ensanchó su sonrisa, torciéndola más, y clavó sus ojos en los del caeruleus, que se había acercado. Cuando este intentó agarrar su muñeca, el chrysos la apartó, con rapidez. Sin embargo, y pese a la rapidez con la que había apartado su muñeca, el caeruleus se fijó en los cortes que decoraban las manos del chico.

Apretó los puños y aguantó la mirada de Price, que seguía hablando. Si hubiesen estado fuera, no hubiese dudado en golpear al caeruleus (tenía muchas ganas de plantarle un puñetazo en su cara de niñato mimado), pero, como estaban dentro, se contuvo. Recordaba perfectamente el motivo por el que tenía nuevas cicatrices en la espalda, y recordaba también los días que había pasado con Price en las mazmorras. Y no quería que ninguno de los dos se repitiese. Por ello, se limitó a observar al caeruleus con una sonrisa pintarrajeada en la cara.

—Me gusta lo amenazador que suenas, en serio. ¡Te hace tan atractivamente perturbador! — Rió. Luego torció una sonrisa —. ¡Qué miedo! Price me está amenazando — Desorbitó ligeramente los ojos y ensanchó la sonrisa —. Creo que debería irme a dormir a otro sitio, no vaya a ser que un día no me despierte...

-Ya se que te gusto, zorra- le espeto en los morros.- Pero no creas que vas a conseguirme, aunque gracias por fijarte en mi atractivo. Si Soy guapo.- digo viendome las puntas de la coleta. Alexander Price solo oye lo que le conviene.- pues hazle un favor al mundo y lárgate- digo lanzándole a la cara un cojín.


-Duermete, rata... ya hablaremos tu y yo en otro lugar.- se que Darvenwish está custodiando los pasillos, como cada noche. por lo que no me arriesgo a ser descubierto de nuevo.

*Se duerme*

Escuchó las palabras del caeruleus sin borrar la sonrisa. A veces (en ocasiones muy contadas) le divertía ver lo completamente gilipollas que podía llegar a ser Price. Y aquella era una de esas veces. Mientras el caeruleus hablaba, el chrysos se preguntaba si Price sabría el significado de la palabra sarcasmo. Pensó que, probablemente, ese complicadísimo concepto escapaba del escaso entendimiento del muchacho y que, por ello, era incapaz de diferenciar cuando hablaba en serio y cuando no.

Se limitó, por ello, a esquivar el cojín que el caeruleus le lanzó. Si decía algo más, el pobre Price sufriría el ataque de eso que tanto le costaba entender: el sarcasmo. Y él no quería hacer que el pobre muchacho pasase por eso. No era tan mal chico. Si Price no sabía lo que era el sarcasmo, no se esforzaría en utilizarlo contra él. ¡Mejor no hablarle! Era más cómodo para ambos. Él no gastaba saliva y Price se ahorraba un conjunto de frases absurdas que demostraban que no sabía lo que era el sarcasmo.

Esperó a que Price se acostase para levantarse. Ahora que lo habían despertado, no sería capaz de dormir hasta, al menos, un par de horas, por lo que decidió ir a dar una vuelta por el interior de Palacio.

*se va*

FdR. Lyams que no hablan porque no son así '-'

Decidí ir al dormitorio de los chicos. Por fortuna la puerta estaba abierta y ya no quedaba nadie allí.

"Bueno... seguro que aquí lo acabará encontrando tarde o temprano", pensé.

Miré hacia mi derecha y hacia mi izquierda, pero por allí no rondaba nadie. Entonces me senté en el suelo del pasillo, abrí mi bolsa y saque un trocito de papel, un cordel, una pluma y un bote de tinta.

Dudé durante unos minutos sobre qué poner en él. Bufé frustrada, y finalmente solo escribí aquellas dos palabras.

Limpié la tinta restante de la punta de la pluma, y entonces la utilice para hacerle un pequeño agujerito al papel, con cuidado de no arrugarlo. Entonces pasé el cordel por dicho agujerito, y lo até al paquete. Lo miré durante unos segundos, esperando ver la perfección en dicho paquete.

Chasquée la lengua con irritación, y entonces comencé a guardar mis cosas. Después cogí el paquete, y miré el interior de la estancia, dudando si finalmente entrar.

"¡Jopé, ni que estuviese haciendo algo malo!", me dije a mi misma, así que finalmente entré, posé el paquete en una mesa cercana y salí de la habitación. Volví a mirar si había alguien por aquella zona, y entonces comencé a alejarme apresurada de allí. Ya estaba hecho. Jamás sabría que he sido yo, y mi conciencia estaría de nuevo tranquila... ... ... o no.


*se va*



FdR: en el papel pone "Para Silvanus", y dentro del paquete hay una flauta dulce de madera con el dibujo de un dragón grabado. La hizo meses atrás con sus propias manos.

Eso es todo.

>>

Si es que es tonta la chiquilla... -.-U

con el sueño ya apretando y las manos con restos de suciedad a pesar de habérmelas lavado, llego a los dormitorios con cautela y dejo sobre la cama de Silvanus su regalo junto a una nota.

Ahora que eres todo un adulto lucha por las cosas que quieres. Tienes una fuerza que desconoces.
Muchas felicidades.

Heylel

Se trata de un colgante redondo hecho con escamas de dragón y minerales que las imitan entre lazados con ellas sujeto por una tira de cuero flexible en lugar de una cadena. Lleva grabado en el centro un símbolo que significa "fuerza" en mi cultura y detrás, también grabado, lleva su nombre y su fecha de nacimiento. No es demasiado, pero espero que le guste.

Spoiler:

Lo dejo con cuidado y me meto en cama para dormir hasta que me despierten o hasta que, al menos recupere un poco.

*se duerme*

Llegó a los dormitorios con un pequeño paquete en las manos y con el pelo recogido en una coleta. Ayer había estado hablando con Kettleburn durante un largo tiempo y había decidido tener un pequeño gesto medianamente altruista con el piscis. No porque le cayese mejor que antes, o porque quisiese entablar una gran relación de amistad con él, sino porque, simplemente, estaba de un extraño buen humor. Además, el piscis le había invitado (Mithos sabía por qué) a su celebración, y no quería presentarse sin nada.

Nada más entrar en los dormitorios, colocó el paquete sobre su cama y buscó en su baúl ropa de abrigo. Cuando la encontró, cogió el paquete y le dedicó un rápido vistazo a la habitación. Se hubiese ido en ese momento sino hubiese reparado en que Heylel todavía estaba en cama. El chrysos frunció ligeramente el ceño y volvió a dejar el paquete en la cama. Había supuesto que el aether ya estaba con el piscis, por lo que verlo ahí el extrañó.

Dio un par de pasos y se acercó al aether. Cuando estuvo frente a su cama, suspiró y movió el hombro de este.

—Ey, Heylel, arriba.

FdR. está de buen humor, así que es majo.
pero poco le durará #ahahaha

Corro por la pradera escapando de Gabrielle en un juego divertido, estúpido y, sobre todo, parejil. Realmente no corro porque quiero que me pille mientras el viento me da en la cara y hay un brillo del sol anormal. Mientras me río repitiendo "cogemeeee" continúo corriendo hasta que, llegado un momento, veo hacia atrás y, en lugar de ver a Gabrielle siguiéndome, veo al líder parvus carcajeándose y diciendo que me regalará una manada de orkrich enfurecidos qe corren hacia a mí. ¡Van a aplastarme! ¡Deténgalos, líder parvus!

-Dihaes que jahren.... ah, ¿eh? ¡Ah, Lyam! Hola... -Entreabro los ojos con cierto trabajo y me desperezo mientras identifico al chysos. -¿Qué hora es? ¿Es muy tarde? - Miro la cama de Silvanus. Ni él ni los regalos están. -¿ME HE PERDIDO EL CUMPLEAÑOS?? -Pregunto, espabilado y asustado de pronto. Me levanto de un brinco y me cambio de camiseta para no oler tanto a bismonte embarrado. Los patalones tendrán que servir los de ayer, con los que he dormido.

-¿Y Silvanus? ¡Vámonos, vamos con él! -Apremio cerrando los puños frente a mi pecho con los codos flexionados.

Alzó ambas cejas y observó cómo el aether se levantaba. Permaneció en silencio mientras Heylel habló y, cuando preguntó si se había perdido el cumpleaños, negó con la cabeza.

—Creo que no... — murmuró.

Volvió sobre sus pasos y cogió el paquete que había depositado minutos antes sobre su cama. Miró al aether de reojo y, cuando este le dijo que se fueran, asintió. Esperó a que el aether llegase hasta su altura y, luego, comenzó a caminar un par de pasos detrás de este.

*se van*

FdR. Y esto es un post absurdo hecho porque tenía que llevármelos yo, sep.

Finalmente después de pedir indicaciones encontramos el dormitorio.

—Oh... qué decepción — dije apoyando el dorso de mi mano derecha en mi frente, con indignación. — Creí qué tendríamos habitaciones individuales... o dobles como mucho. ¿Dónde podré centrarme en mis asuntos ahora?

—Señor... lo siento, de verdad, pero esto pesa mucho. — dijo el joven.

—Vaaale, vaaaale, déjalo por allí... — le dije señalando hacia un rincón vacío. El mozo tras dejar mi baúl donde le mandé se acercó a mi y extendió su mano.

—Toma, granujilla. — le dije sonriente posando las monedas acordadas en su mano. Entonces este se despidió con un ligero toque de su gorra y se fue.

Me acerqué al baúl para coger a Milton en brazos, y con un enorme suspiro me tumbé en la cama más cercana a nosotros. Y allí me quedé.


*se duerme por el agotamiento*

No he salido de la habitación en todo el día. Tengo miedo de que Cyanara me esté buscando por lo de anoche. Solo quiero quedarme en cama, tapado con 7 mantas y que nadie me vea

*se queda*

Al estar tan calentito y en silencio el sueño me va pudiendo hasta que cierro del todo los ojos y me duermo.

*se duerme*

Por fin, después de mucho tiempo organizando todo, había conseguido crear mi propio espacio personal dentro de mi gran baúl.
Tuve que guardar un montón de cosas en otros baúles, y aun así tenía que andar un poco apretujado y encorvado, pero no importaba... aún así era un lugar muy util.
Solo me quedaba hacer algunos conductos de ventilación y ajustar la mirilla que le había puesto.

Cuando terminé salí del baúl y lo observé.

—Oh... míralo Milton. ¡Es perfecto! — le dije a mi amado gorrino, quien me respondió con uno de sus adorables ronquiditos.

Entonces cogí el candado que tenía preparado, lo coloqué en el baul y lo cerré. Cogí la llave y la miré unos segundos, pensando en la manera más segura de guardarla.

—¡Milton! ¡Abre la boca y traga! — le dije enseñándole la llave, pero me miró ladeando la cabeza.

—¡¡¡JAJAJAJAJA!!! Solo era una broma, tontorrón... — le dije mientras me apresuraba para cogerlo en brazos. Guardé la llave en el bolsillo de mi chaqueta, y nos fuimos de allí. Ahora que tenía todo listo para disfrutar de la mejor estancia por estos lugares, quería conocerlo todo mejor.


*se va*

Tanto entrenar de noche y salir con Inger, una caeruleus que veía de noche, había cambiado ligeramente mi horario. Yo antes me acostaba temprano, como buen guerrero, y despertaba al alba para comenzar con mis tareas, pero ahora, aunque seguía madrugando, no dormía lo suficiente, pues me acostaba bien pasada medianoche.

Llegué, pues, al dormitorio masculino a fin de arreglar esto con una siesta (una de las pocas que echaría en mi vida). Esperaba que después se me pasase ese dolor de cabeza que me asediaba y que ningún entrenamiento muscular podía arreglar.

*se duerme*

Tras un rato durmiendo me desperté y salí. Ya me sentía como nuevo, así que era momento de quemar mi nueva energía.

*se va*

Cuando entré en las habitaciones no me gustaron. Eran compartidas, sin intimidad y sin siquiera una separación entre las camas usando un biombo. Suspiré para mí y me dirigí a la cama más alejada que encuentré.

No tenía mucho que depositar más que un pequeño saco con un par de prendas de ropa. No dejaría allí mis cosas de valor.

Aproveché que la estancia estaba vacía para observar un poco. Caminé, prácticamente de puntillas, de forma que apenas se me escuchase mientras iba acercándome a las camas ajenas. Podría imaginar cómo eran las personas de este lugar viendo sus pertenencias.

En cuanto me cansé, volví a mi cama y me senté para luego tumbarme. Al momento me erguí de nuevo.

-Que incómoda... - Comenté para mí haciendo que mi voz sonase algo acartonada debajo de la máscara. Escuché entonces un sonido pegajoso y me levanté de inmediato sacando un kunai de la derecha, en guardia.

Clavé mi vista en la puerta y al momento vi pasar a una bola azul flotante. Me quedé algo aturdido un momento y luego recordé a aquellas criaturas, relajándome. Los boros solo limpiaban...

Al no tener nada más que hacer allí, decidí salir a ver el palacio. Tenía que comenzar a buscar escondites.

*se va*

Me dejo caer derrotado encima de la cama, boca abajo. Vengo de entrenar con algunos de palacio. La vida se a convertido en una monotonía. A veces algún que otro líder, nos reúne a un grupo de guerreros para enseñarnos trucos o darnos consejos, las clases de líder son realmente agotadoras no por que sean excesivamente duras, pero intentar demostrar tu valía y capacidad delante de ellos genera una tensión innecesaria.

La rutina ahora se ha apoderado de todo y bueno, la verdad es que he notado una gran mejoría en mi técnica y todo, pero, la verdad, la gente últimamente va a su royo...

Me revuelvo un poco en cama para conseguir meterme dentro... mmmm que bien.

Hoy el entrenamiento ha sido duro.

Dentro de poco seré un guerrero formidable. Estoy seguro.

*se duerme*

FdR: >.>U como esto está mas muerto que mi tía abuela Gladis, pues me he tomado la libertad de hacer este post, si no os gusta, os jorobáis xDDDDDDDDDDDDDDD

Me despierto estirando brazos y alas para desperezarme, ha sido un sueño muy reparador. Me quedo sentado en la cama apoyando los brazos sobre las sábanas y sonriendo para mí. Habíamos cumplido con la misión, a pesar de que, al final, había sido aquella mujer la que nos había sacado del aprieto.

Trago saliba. Ahora esa mujer está por el palacio y debemos convivir con ella al igual que con los líderes. Me pongo más serio y miro a mi alrededor como si alguien pudiese escuchar mis pensamientos. Espero que su comportamiento sea como el de los líderes y no nos presten demasiada atención. No quiero encontrarme demasiado con ella.

Saco las piernas de la cama, sentándome en el borde de ésta y respiro hondo cerando los ojos. Debo escribirle una carta a Gabrielle diciéndole algo más que lo que le puse al última vez: una escueta explicación de que habíamos vuelto y estaba bastante fatigado. Aunque debo reconocer que es la primera vez que me incomoda escribirle cartas, no por ella, claro. Ella es lo mejor de este mundo, sino por mí. Me pongo en pie en la habitación y comienzo a quitarme el pijama hasta quedarme solo en ropa interior.

¡Pero debo ser optimista! Todos hemos vuelto sanos y salvos y hemos hecho nuestro trabajo para ayudar en el problema que se trata en Brontë así que no debo sentirme mal. Sonrío para mí con ánimos. Me visto, me froto el pelo para que no se me quede aplastado y me dispongo a salir de las habitaciones con las tonfas en el cinturón.

Hoy tiene que ser un buen día.

*se va*

Kettleburn, voy a dormir un poco. Estoy cansado del viaje y debo recuperarme de mi herida. Engalánate con tus mejores prendas y no dejes ningún cabo suelto. No quiero erroes esta noche. Luego, vete por todos los lugares del palacio y coge todas las cosas de valor que encuentres. Serán necesarias si no quieres que te parta los dientes contra la pared. *carita sonriente* Venga, date prisa, méte todo lo que puedas en tu mochila marrón y no hables con nadie. Si te ven, disimula. Tranquilo, no vas a robar nada. Es una transacción necesaria que me han encargado. Una especie de cena de negocios. Tu no ten preocupes de nada y obedece.

Frimado: Alexander Price.

*Esta nota yace en el cajón de Kettleburn, por lo que no está a la vista de nadie*

Hacía más frío que el día anterior, por lo que Zacharyas pasó por la habitación para hacerse con una capa más -la tercera- y, además, cogió una bufanda deshilachada que se enroscó alrededor del cuello. Fantaseó momentáneamente con que no era una bufanda, sino una soga que lo ajusticiaría ahorcándolo hasta que su rostro fuese violeta y su cuerpo oscilase sin vida.

Finalmente el Caeruleus decidió dejarse de juegos. Se peinó un poco con la mano, aunque su espeso cabello no percibió el cambio, y salió por donde había entrado. Se preguntaba qué le depararía ese día que se parecía tanto a todos los demás.

*se va*

Ya en mi habitación con el libro Aquareum en la mano, me dirigí hacia la mesilla con la pata rota y probé a ver si el libro quedaba perfecto, pero no, por desgracia la solapa del libro era demasiado fina y necesitaba algo más grande, no había tenido mucha suerte.

Con curiosidad, agarré el libro y lo ojeé, no tenía demasiados dibujos, pero sí algunos con unos piscis desnudos a lo que pensé:

"No se diferencia mucho del Kamasutra..." Seguí ojeando el libro y explicaba toda la evolución de los piscis y todo tipo de cosas y habilidades relacionadas con ellos... Madre mía, este libro a mí no me servia para nada, era un flamma, todo lo contrario a un piscis... Aburrido ya de ojear el libro, me senté en la cama y lo apoyé en la mesilla, pero cayó, debido a la pata rota.

-Mierda. Dije para mí mismo con un tono bastante bajo mientras me golpeaba la frente con mi mano derecha.

Cansado, me desplome con los brazos abiertos en la cama, tenía planeado dormir un rato y después de la siesta, saldría a tomar el aire.

*se va*

No me cuesta mucho llegar a los dormitorios. Entro y echo una ojeada viendo como las camas se disponen en hileras unas frente a otras. Por lo que he visto en la puerta y los avisos parece que se dividen en dormitorios de hombres y dormitorios de mujeres, los cuales estarán debida y desafortunadamente lejanos, seguramente. Bueno, al menos en esto sí parece una residencia de un ejército. Lo cierto es que me está divirtiendo la visita.

Nada por aquí, nada por allá. La habitación está vacía, por lo que deduzco que es temprano para los guerreros que ya residen aquí. Me fijo en las camas ocupadas y en su organización y propiedades. Miedo me da encontrarme con mis futuros compañeros de celda.

Me aproximo a la cama más alejada, cerca de una ventana y meto mi bolsa bajo la cama de forma que parezca que la cama no se ha tocado. Si nadie se va a dormir todavía debería ir a conocer a los niños grandes.

Con la espada en la espalda, abandono el dormitorio en pos de una inspección nocturna.

*Se va*

Entré en la habitación en busca de algo más grueso que ponerme. Para no variar, el tiempo volvía a empeorar, y con él mi estado. Al menos, si la lluvia no acompañara a aquel frío helador (o viceversa) podría soportarlo mejor, pero la unión de lluvia y humedad podía conmigo.

Me quité la capa que llevaba y la guardé en el baúl. A continuación, tomé otra mucho más gruesa, de piel de bismonte forrada; caliente e impermeable. Pesaba un poco más, pero eso era totalmente secundario si podía conseguir quitarme aquel frío de los huesos.

Cerré el baúl, y me iba ya cuando vi una pequeña nota sobre la cama que se me había pasado por alto. Enarqué una ceja. La tomé y la leí, y un resoplido que podría interpretarse como una risa salió entre mis labios. No esperaba aquello, pero amainaba un poco mi mal humor.

Guardé la nota en un bolsillo y salí de nuevo.

*Se va*

FdR: ta'fadau porque lo marginan -)3(- XDDDD