Jardines (2)

No puedo evitar una carcajada. Vale, vale. De acuerdo. Tocada. Pero no hundida.

-¿Tías? Creí que era especial... -murmuro entre dientes, con una sonrisa burlona-. Qué decepción. Ahora en serio... ¿Alguna vez te lo has montado con otra tía? En plan lo que sea. De cero a cien, ya sabes.

Aquí los cotilleos van en serio. Que mucho insinúa pero nunca dice, joder. Es el momento de tirar un poco de la lengua, ya que la situación es propicia.

Cuando arremeto, enseguida veo cómo se prepara. Yo misma respondo lanzando también, esquivando algunas y cubriéndome de otras. Y bueno... Alguna me da en el hombro o así. Pero es nieve, qué coño, no flechas venenosas.

Lo doy todo en la carrera. La alcanzaré y se la aplastaré en la cabeza, directamente.

Ben rió, divertida.

-¿Qué pasa, quieres probar tú? -preguntó, burlona. Pero pese a todo, entre lanzamiento y lanzamiento, asintió con firmeza-. Alguna y más de alguna. La vida da esas vueltas. Pero no me va mucho la cosa.

El sexo había acabado por aburrirla. En su situación, había acabado por concluir que lo más seguro era mantener las distancias. Quizás las cosas pudieran cambiar en Brontë, donde no tenía que preocuparse por sus necesidades más básicas, pero por el momento no estaba interesada.

Lanzar bolas de nieve era mucho más interesante y novedoso.

Solo río a su pregunta, burlona, pero alzo las cejas con cierta sorpresa cuando sigue hablando. Joder... No sé si se lo inventa por fardar, porque lo dice tan segura... Y ni que a mí me fuese a fardar así.

-Joder... ¿Y si no te va, por qué...? ¿Tú tampoco triunfabas mucho y decidiste ver si en la otra acera te iba mejor? -inquiero, con una mueca entretenida.

Eso es, Fifi. Tú en evidencia. Así se hace, hostia.

Al cabo de un rato de carrera me he quedado sin bolas, por lo que me agacho sin dejar de correr para tomar un montón de nieve sobre la marcha. Aunque los resollos comienzan a evidenciar algo: pronto tendré que parar.
Al final me rindo y, entre risas, dejo de correr.

-Joder...-. Jadeo, apoyándome sobre las rodillas sin dejar la sonrisa-. Sí que rasca ahora... Y eso que estoy en caliente.

Ben rió, divertida, y negó con la cabeza.

-Se me da bien, ¿sabes? Y me era útil. Una tiene necesidades que atender -explicó, encogiéndose de hombros.

Aún siguió presentando batalla un rato más, pero se detuvo cuando Frikka pareció dar por terminada la guerra. Entonces lanzó la nieve que aún tenía en los brazos por encima de su cabeza, y dejó que cayera sobre ella sin darle mayor importancia, por una vez en su vida.

Sacudió la cabeza, quitándose la nieve de encima.

-Podemos ir dentro. Mira, planazo: manta y chimenea. Bueno, y chocolate, por qué no.

Que se le da bien... ¿Se le da bien qué? ¿Se le da bien ser lesbiana aunque no lo sea? ¿Follar? ¿Comer coños? Se le da bien... ¿qué?
¿Útil? Joder... Suena turbio de cojones. O de coños. O lo que sea... No tengo claro querer hacer más preguntas. Porque parece evasiva, quiero decir. Como que dice y no.

Al final queda todo en un juego. Otro día más. Creo que por hoy ha sido suficiente.
O no, porque su propuesta suena bien. Como que dan ganas de hacerlo también. Aunque antes quiero pasar a cambiarme, pero sí.

-Me apunto -acepto, frotándome la nariz con el puño para secar el moquillo que gotea.

Ambas volvemos dentro, entonces.
Si lo que mola de la nieve es esto, joder.

*se van*

La verdad es que a esta hora se está mal, todo hay que decirlo. Con el frío de los huevos. Porque la luz es la ideal, pero... Menos mal que hoy llevo algo por debajo que suavice las escarpias, que joder...
Por eso me he abrigado un poco más. Una no puede estar encerrada por el frío. Eso solo lo hacía de pequeña si íbamos a Aqua y nevaba. Pero nada más.

Me ha llegado una carta de mamá preguntando qué tal todo. Ya le he respondido. La verdad es que al principio me agobiaba, pero voy acostumbrándome al rollo ese de estar lejos. Y supongo que ella también, aunque no descarto recibir un capón cuando me vea...
Qué va...

Siguen los preparativos de la boda. Al final, entre unas cosas y otras, estaré allí antes de darme cuenta.

*pasea*

La tregua continuaba, pero no confiaba en que durase mucho. Por el momento, me había decidido a aprovecharla. De una manera un tanto particular, desde luego, pero aprovecharla a fin de cuentas. Me había preparado para el frío con una buena capa, ropa de lana y unos guantes gruesos, además de una bufanda y unas buenas botas. Me podía permitir salir, en definitiva.

Y el autómata me acompañaba. El señor Brumm ya me había dado datos sobre él, pero quería comprobar si respondía a estímulos. Le había ordenado, por el momento, dar un paseo. Me preguntaba si el concepto le resultaría comprensible. Por el momento, caminaba a mi lado con total silencio, concentrado en el hecho de caminar. Era una criatura curiosa, desde luego. Una extraña compañía.

Distinguí una figura en la distancia, y la luz procedente del palacio me permitió reconocer a Frikka. Quién lo iba a decir, teniendo en cuenta sus constantes quejas sobre las inclemencias del tiempo. Le dediqué un amago de reverencia cuando estuve cerca.

-Buenas noches -saludé, sin más.

Me vuelvo hacia Cierzo cuando escucho pasos. Alzo las cejas, entonces. Porque, en resumen, hostia puta. ¿Eh?

Me acerco a él. O a ellos. O a él y eso. Los rodeo un poco. echando un vistazo al cacharro persona cosa, con una sonrisa entretenida. Me llevo entonces la mano a la nuca, tranquila, dirigiéndome finalmente hacia Cierzo.

-Muy buenas no son, pero comparando con las últimas esto es verano-. Ladeo un poco la cabeza, divertida-. ¿Y esta chatarra que traes? ¿Es tu guardaespaldas? ¿Sabe que estamos hablando de él? Que aún me va a meter...

Como suponía, su primer comentario se refirió al frío. ¿Y qué hacía una niña idiota y friolera a la intemperie? ¿Pillar una pulmonía? Aunque no iba mal abrigada, y quejarse, ya sabía que le gustaba quejarse por todo, así que no hice mucho hincapié en lo contradictorio de sus palabras y acciones. En su lugar, asentí.

-Sí, parece que conviene aprovecharla, a pesar del frío -comenté, aunque fuera evidente.

Asentí a su pregunta. Podía considerarse así, desde luego. Un guardaespaldas un poco limitado, pero evidentemente útil. Había entendido el concepto pasear como algo demasiado literal, por lo visto. Las órdenes debían ser más precisas. Pero en lugar de obligarlo a detenerse, continué caminando a su altura, haciendo un gesto a Frikka para que nos acompañara, si así lo quería.

-Podría decirse así. Yo diría más bien un mercenario que no cobra, pero no dejan de ser nimiedades -respondí con toda naturalidad-. ¿Qué te parece? Un elemento útil en batalla, opino yo. No entiende más que mis órdenes, por lo que he podido comprobar, así que no te contengas. Aunque, por supuesto, te partirá en dos si yo lo demando.

Cuando me hace un gesto enseguida los sigo, y pronto me encuentro al lado de Cierzo, mirando al pedazo de chatarra con curiosidad. La verdad es que mola un rato, no se lo voy a negar.
Silbo, impresionada. ¿Qué decir?

-Diría que quiero uno como este. ¿Dónde los venden? -inquiero, con cierta burla. No creo ni que sean baratos. A lo mejor él, que es noble...

Hace ese comentario de partirme en dos que me arranca un resoplido divertido. Por eso ya no voy a pasar así como así. ¿Por quién me toma?

-Ya puede intentarlo, que le partiría el culo en nada. Aunque claro, incluso siento un pedazo de chatarra, en un dos contra uno no me veo con mucha ventaja yo -admito.

Me encogí de hombros. Si estaba dispuesta, no resultaba una opción despreciable. Aunque no conocía muy bien sus habilidades, y no estaría de más tenerlas en cuenta. De todas formas, con su actitud habitual, era probable que fuera bastante peleona.

-Este en concreto lo conseguí en Lumen -expliqué, como quien habla de un paseo por el mercado-. Sí, son caros, desde luego. Me costó un ojo de cara ajena, una puñalada que casi cuesta una vida y un par de cortes nada desdeñables. No te aseguraría que vale su precio, pero la transacción quedó hecha. Estoy en busca de más, si tanto te interesa. No creo que me sobre la compañía la próxima vez que vaya a recolectar alguno.

Aunque eso tendrá que hablarse con el señor Brumm, por supuesto. Me ha ofrecido un puesto especial en la tarea, pero considero que él mejor que yo sabrá qué acompañantes me convienen. Que él decida si Frikka es válida.

-Descuida -la tranquilicé, con cierto sarcasmo en la voz-. Como señor de Ignis y Ventus, estoy más acostumbrado a dar órdenes a mis sirvientes que a ayudarlos en sus tareas. Tendrías la oportunidad de un uno contra uno. Además, uno no debe olvidar la importancia de la nobleza y la justicia.

Lo que dice suena un poco escalofriante. Borro la sonrisa mientras habla, porque sería imposible no hacerlo en una situación como esta. Un ojo, una puñalada... Hace que los cortes casi parezcan una bendición, o algo así. Supongo que mi viaje a Humus no fue de los peores...
Tendría que hacer algo más, eh...

-Bueno, no te digo que eso suene bien, porque suena de pena. Pero la verdad es que sería interesante cubrirte las espaldas. Por mi parte, cuenta conmigo -me ofrezco enseguida, asintiendo-. Si me necesitas, dame un toque y listo.

Lo rodeo para ponerme del lado del cacharro, y llego a dar un par de golpes en su cuerpo, solido y frío. Pues vaya cosas...
Dirijo una mirada burlona a Cierzo, entonces.

-Oh, disculpe, señor de Ignis y Ventus. Quizás, más que mercenario, deberías decir mejor mayordomo. ¿Sabe hacer los canapés que a ti te gustan también?

Compuse una mueca, entornando los ojos y encogiéndome de hombros. No, no sería yo quien decidiera si era apta o no para aquello. Ni mucho menos.

-No te preocupes por mis espaldas -repuse-. La última vez se encargo de ellas un karnikarsh, y desde entonces me encargo personalmente y en detalle de tenerlas bien cubiertas. Aunque, por supuesto, te lo haré saber si cumples con el perfil. Dudo que la próxima vez me convenga ir solo.

Por supuesto, el autómata la ignora. No, no parece responder a más estímulos que los que se le señalan. No sé si eso lo hace más útil o más inútil. Supongo que todo tiene su equilibrio.

Fingí pensarme un momento la respuesta.

-Es un multiservicio -expliqué, acabando así con las sugerencias de títulos. A mi mayordomo lo dejé en Ventus cuando me alisté en Brontë, pero no por ello iba a permitir que un montón de metal portátil lo sustituyera-. No lo he comprobado, pero estoy seguro de que se esforzará en ello si se lo pido -. Me dirijo al autómata-. ¿Dónde están tus modales? Besa la mano a la joven dama.

Por probar, que no quedase. Me preguntaba si podría tener alguna clase de aprendizaje. Eso lo haría bastante más útil.

¿Si cumplo el perfil? Lo siento, hombre. Ya me retiro. Vale, vale. No hace falta ser borde.

-Bueno, si estás interesado me llamas. Que aquí una tiene que empezar a moverse un poco, también. Pero si no es eso, pues será otra cosa. Ya se verá.

Aham. Un multiservicio. Desde luego, si patea culos ya es útil. No digo que vaya a confiar yo mi vida a un trozo de chatarra, pero uno se siente más seguro si sabe que no está solo. Y a lo mejor hasta la rebotan las flechas. No importa tanto que tu colega se lance delante si es de metal.
Tuerzo la sonrisa cuando Cierzo dice lo último y pongo la mano, con una sonrisa desafiante. No obstante, no pasa nada.

-Creo que no soy lo suficientemente dama para él -comento, desviando la vista hacia él-. Me alegro. No es mucho mi tipo, ¿sabes?

Asentí. Sí, me había quedado claro. No dejaba de ser un asunto en manos de superiores. No iba a decidir por nadie.

-Quizá deberíamos ver cómo trabajas -propuse-. No estoy muy acostumbrado a trabajar en grupo, si te digo la verdad. Me muevo mejor por mi cuenta. Supongo que siempre es mejor contar con alguien con quien se tenga un mínimo de confianza cuando hace falta moverse en equipo.

Eso la haría más apta, desde luego.

El autómata no hizo menor gesto de haber entendido mi orden. Era más limitado de lo que había pensado. Mejor estudiarlo en frío, desde luego.

Dirigí a Frikka una mirada entretenida. Después, lo intenté de nuevo.

-Desde luego, menuda infamia. Esto no puede quedar así. Ofrece ahora mismo una flor a la dama, a modo de disculpa -. Aquello se acercaba un poco más a lo que se le pedía habitualmente, que yo supiera. ¿Sería lo suficiente?

Arrugo un poco el ceño.

-¿"Deberíamos"? ¿El chatarra y tú?-. Roto un poco un hombro, hacia atrás-. Yo os demuestro lo que queráis y cuando queráis. ¿Sabes, Cierzo?Llevamos mucho tiempo conociéndonos, y tal, pero nunca nos hemos enfrentado tú y yo. Está muy feo eso, ¿no crees? -comento, con las manos en la nuca, con una sonrisa tranquila.

Entretenida, espero a ver qué pasa. Una flor, eh. Muy acertado, desde luego.
Aunque con esta nieve dudo que quede alguna. Y así debe de ser para él, porque hace amago de mirar pero ni se mueve.

-Bueno, empieza a ser mi tipo. Sabe que no me van las mariconadas-. Miro a Cierzo de reojo, con una sonrisa de lado-. Quizás debas hacerlo tú mismo. Se ve que lo deseas.

Ladeé la cabeza. Pues qué falta de autoestima.

-No. Tú y yo -corregí, sencillamente-. Si tan enamorada estás de mi pequeño, te dejaré que juegues un poco con él, pero suele ser más entretenido interactuar con las personas -. Puse los ojos en blanco a su propuesta-. Es que lo de jugar con espaditas no me va mucho. Para eso ya tienes a Gerald. Y puedes ahorrarte los comentarios incisivos, por cierto. No tengo interés en enfrentarme a ti, sinceramente. Tengo más interés en tenerte en mi equipo. Quizá podamos probar con esa caja de la que tanto se habla y mi metálico sirviente. Creo que sería bastante más interesante.

Dediqué a Frikka una mirada escéptica, sin poder evitarlo. Tampoco es que me esforzara mucho en ello, de todas formas.

-No te ofendas, pero en cambio tú no eres mucho mi tipo. No creo que ninguno de los dos pierda mucho con eso. Te dejo que lleves a mi amigo a cenar. Te aseguro que no te interrumpirá digas lo que digas. Y la cena te saldrá barata, desde luego.

Suena bien. No es lo habitual. Estoy muy acostumbrada a los enfrentamientos, pero eso de colaborar llevo tanto sin hacerlo que ni me lo plateo. Y al pensar en ello, de verdad que lo echo en falta, eh...

-Pues lo dejamos aprobado -acepto, asintiendo-. El día que más te venga en gana en la sala de entrenamiento.

No soy su tipo. Vaya una pena. Creo que no pegaré ojo en toda la noche pensando en eso.
Bueno, no es que yo duerma mucho por las noches.

Al rato la caminata empieza a cansar.

-Hablando de cenas -menciono-, no sé si lo has hecho tú, pero yo no he ni comido.

No nos quedamos mucho más. Para él es tarde, el clima no es bueno y todas esas mierdas. Supongo que ha sido suficiente.

*se van*

Siempre me habían gustado los días de nieve. Me recordaban a Aqua, y cualquier cosa que me recordase a Aqua y me alejase de este sitio era una cosa buena, así que hoy decidí tomarme un pequeño descanso para salir a los blancos jardines.

Avancé durante un par de metros, con las manos en los bolsillos de una capa no demasiado gruesa, y luego me senté en uno de los bancos, con los labios ligeramente curvados. La nieve me ponía de buen humor. El frío, realmente, era el frío.

La semana que viene ya no habría prisioneros en las mazmorras. Cumpliendo mi promesa con Massen, había comunicado a los encargados de la prisión donde pensaba enviarlos que no fuesen duros con la claritas. También había compartido con Svend la propuesta que la pequeña me había hecho, y esperaba poder hacerlo pronto con el resto de los líderes.
Polka se recuperaba sin problemas en Aqua. Cuando todo terminase, tal vez podría ir, aunque fuese unos días, de visita.

*se queda*

Corro cargando tres enormes libros bajo el brazo mientras (FDR: voy a utilizar otro verbo porque no me sé el presente de roer) muerdo un pedazo de pan el cual sólo sujeto con la boca (algo bastante característico en mi forma de comer bocadillos) cuando la veo al fondo.

Libero una mano para sacarme el pan de la boca y saludarle.- Hasta pronto, señorita Blues.- Le guiño un ojo y le sonrío. Siempre hemos tenido una relación bastante tirante pero bueno, creo que el tiempo y la distancia todo lo cura. Al menos su Aquaerum ha curado en cuanto a mi actidud con ella se refiere.

No tengo tiempo para quedarme. ¡Urgen los documentos! Así que paso de largo despidiéndome de nuevo con una sonrisa pícara. -¡'Tamaña!- Le digo a lo lejos.

*sa ba. Why not XD*

Lo noté caminar antes de que llegase a decir nada, pero no hice gesto alguno y permanecí en silencio, observando el manto nevado que había ante mí, sin molestarme por el inminente encuentro con el piscis que, con un poco de suerte, se resumiría en un hola y adiós lo más cordial posible. Pero para mi sorpresa y agrado, el piscis pasó de largo, un simple saludo y ya.

No me molesté en responder, y en su lugar solo asentí secamente, cerrando un instante los ojos. Luego, abriéndolos de nuevo, suspiré, y después me desvanecí.

*se desvanece*

Aquello no era el glaciar Nevus, pero no le faltaba tanto, desde luego. Aquel año, Brontë se estaba superando con creces. Lo cual no quería decir que yo no me viera en condiciones de dar un pase por la nieve. Eso sí, bien abrigada; ya había aprendido a tragarme el orgullo.

En mitad de mi paseo me encontré con que no era la única que había decidido que la nieve no era motivo para quedarse dentro. Sonreí a Anna, saludándola con un gesto. No parecía una persona muy dada a salir a aquel tiempo. Aunque sí era cierto que parecía un poco cansada ya, porque se había puesto más o menos a cubierto.

-¿Paseando? -pregunté, cuando estuve cerca-. El día no da muchas ganas, ¿verdad? ¿Qué tal todo?

Me encogí de hombros. No quería quitarle la razón, pero tampoco me parecía que la idea fuera sufrir el frío. Aunque, en el fondo, la decisión era suya.

-Bueno, ha otras formas de tomar el aire sin exponerse tanto al frío -comenté con una sonrisa-. Pero te entiendo. Un buen pase nunca sobra, y hay que saber hacer frente al tiempo. Al final, compensa.

Afiancé la sonrisa cuando dijo que se estaba preparando para una misión. En Aqua, nada menos. Esperaba que no fuera como la mía. Dudaba que Anna estuviera preparada para aquello. Pero, después de lo que habíamos hablado, tenía la sensación de que le vendría bien, aunque lo dijera con aquella resignación.

-Ya lo creo que te vienen bien -confirme, divertida-. Yo he estado allí hace poco. Está siendo un invierno duro en todas partes, por lo que parece. Conciénciate bien. ¿Ya te ves más preparada?